Capítulo 20

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Llegaron al campamento de las cazadoras, y ellas decidieron que era mejor hablar al día siguiente, ya que era tarde. Cenaron rápidamente, con las bromas de Thalia de fondo.

No había tiendas suficientes, así que Nico y Will tuvieron que compartir la suya. Reyna iba a dormir con Thalia, y Solace la vió algo nerviosa, pero decidió no indagar más en el asunto.

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Nico despertó. Era de noche y sentía la respiración de Will en su nuca, cálida, dulce.

Will siempre era dulce.

Estaban muy cerca, en una tienda de campaña que no era pequeña, precisamente. Se encontraban así porque querían. Pero Nico nunca había querido así a Will. Nunca había querido así a nadie. No de esa forma, no hacerle tantas cosas .

Sintió la mano del rubio en la cintura, y tragó saliva. No se movió, pero sabía que Will estaba completamente despierto. Sentía su mirada, penetrante. Azul cobalto.

Will metió la mano por debajo de la camiseta negra de Nico, y le presionó el estómago, suavemente. Sintió como Nico temblaba, pero el hijo de Apolo no paró ahí. Se acercó a él aún más, y pegó su pecho a la espalda del menor, mientras subía la mano hacia su pecho.

Le besó el cuello, y Nico cerró los ojos. Solace le mordió el lóbulo de la oreja.

—¿Quieres que me detenga? —susurró, con suavidad.

Dulce y suave, pensó Nico. Quería saber cómo de suave era Will... entero. Volvió a tragar saliva.

El mayor repitió la pregunta, mientras la mano llegaba a uno de los pezones de Nico. Este ahogó un gemido, y se retorció en manos del hijo del dios del sol, hasta verle la cara. En la penumbra, ante la luz de la luna que se filtraba en la tienda, Will era dorado.

—No. - susurró. —No te detengas. — Will apenas dejó ver una sonrisa, y lo besó. Tan, tan dulce...

Tan bello.

Nico enredó sus manos en el suave cabello de Will, y estiró un poco hacia abajo, sacándole un gemido, seguido por una sonrisa. Sacó la mano que tenía en el pecho del otro, y le quitó la camiseta por la cabeza.

Lo miraba. Will lo miraba, y Nico no sabía que hacer. Solace puso una mano es su pecho, y fue bajándola poco a poco, mirándole, anonadado.

—Eres... —Nico sintió miedo. Miedo, deseo... esperanza. —Eres maravilloso.

Cuando Will dijo aquello, el mundo se paró. Y luego todo perdió sentido. Nico se volvió loco.

Se besaron mientras Will le acariciaba la espalda con suavidad, mientras que Nico se sentía morir lentamente. Se separaron, pero Solace no se detuvo. Bajó por el cuello de Di Angelo, dando pequeños mordiscos, besando cada rincón de Nico.

Conocía perfectamente el cuerpo humano. Sabía cómo dar placer.

Nico gemía suavemente su nombre, y Will sintió lo excitado que estaba. Sonrió para si, con picardía, y se quitó la camiseta que llevaba puesta, abrazando al joven, que le mordió el hombro con suavidad.

Ver a Nico así lo volvía loco. Verlo sin control por él. Sólo por él.

Volvió a recorrer su cuerpo, viendo interrumpido su camino por unos vaqueros. Sonrió traviesamente, y miró hacia arriba.

Nico estaba sonrojado, con el pelo hecho un desastre y gesto de placer. Cuando sintió la mano de Will bajo sus boxers, un delicioso escalofrío recorrió su cuerpo.

Mientras tanto, el rubio le había quitado los pantalones sin mucha dificultad, y se encontraba besando su boxer por encima, sintiendo como el miembro de Nico se endurecía.

Nico jadeó. Solace sonrió, y le quito los boxer de una vez por todas.

Nico Di Angelo estaba completamente desnudo... Y Will estuvo a punto de tener un orgasmo sólo con aquello.

Lamió toda la longitud de Nico de arriba a abajo, haciéndolo gemir una y otra vez, llevándolo al borde del éxtasis y luego, bajando el ritmo. Nico estaba nublado por el placer, y ya era imposible contener los jadeos. Tampoco era lo que a Will más le importaba en aquel momento.

Paró, y miró a Nico. Este jadeaba, y Will nunca había visto nada más bello. Se quitó lo que le quedaba de ropa, y hizo que Nico se diese la espalda, besándole el cuello.

Puso la pelvis pegada a Nico, y este, desesperado como estaba, trató de acercarse aún más a Will. Pero Will era médico, no idiota. Bajó contra la espalda baja de Nico, y lamió.

Nico sitió como el mundo se paraba, y comenzaba a dar vueltas al ritmo de los latidos de su corazón. Suave, cálido, cuidadoso.  Un dedo, luego otro. Placer y vicio, pero en aquello no había nada sucio, no había nada malo.

Nico jadeó.

–Will...

No hizo falta nada más.

Will entró en Nico suavemente, mirándolo a los ojos, y este se acostumbró pronto a la presencia de Solace, así que el hijo de Apolo subió el ritmo, haciendo que Nico gritara de puro placer.

Los jadeos de ambos se juntaban, y sus miradas se encontraron.

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—Bueno Di Angelo ¿qué te ha parecido? 

Will sonreía con arrogancia. Nico nunca lo había visto así, pero seguía estando guapísimo. Aún así, le dio la espalda. Creído.

—No, en serio. ¿Qué te ha parecido? —Ahora parecía preocupado.

—No ha sido para tanto.

Will volvió a sonreír con suficiencia.

—Soy genial.

—Will, ahora mismo pareces tu padre. —Nico fingió aburrimiento, ocultando una sonrisa.

—Cállate Di Angelo.

Shut Up, SolaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora