Capitulo 2

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Después de unas largas vacaciones, regresaría al colegió. Tendría que regresar a mi rutina de siempre y a la realidad. Lo triste de este comienzo, es que ya no veré tan seguido a Fernanda, ni a Michel. Cada una quedo en distintos bachilleratos: Fernanda en Humanidades, Michel en Ciencias y yo, en Bellas Artes.

   Me quiero dedicar a la pintura, pues es algo que se me daba muy bien. Mi mamá logro que me compraran varias de mis pinturas, entonces quiero aprender más de ello.

   Se supone que me había levantado más temprano de lo que suelo levantarme, pero no funciono, ya eran 8:15 am y ya debería estar en el salón. Saque mi nueva tira de horario, y busque el salón donde tomaría mi primera clase: Historia Universal. 8:00 am. Salón: J-4

   Espero que la profesora, o profesor, no sean tan exigentes con eso de la puntualidad. Abrí la puerta con sumo cuidado y pedí permiso para pasar:

—¿Puedo pasar?— dije nerviosa.

   El profesor asintió y me dejo pasar. Busque un pupitre vacío, que estaba en la ultima fila; saque mi cuaderno y una pluma para tomar apunte de lo que mi nuevo profesor diría. Iba a comenzar a escribir, hasta que lo reconocí. Era Ahian mi nuevo profesor de historia.

   Me quede helada al verlo, tal vez no me recordaba para nada, pues no me prestó atención ese día de los papeles. "Qué tonta eres, un profesor jamás te haría casó" dije en mente. Bueno, ¿qué más daba?

   Observe a mi nuevo grupo esta vez y eramos muy pocos los que escogíamos este bachillerato. Mínimo somos unos 30 alumnos, en otras áreas, los grupos son de 50.

—Se que historia no es una de sus materias preferidas, pues hay muchos profesores que no ensañaron la materia como se debe. Mi clase es muy didáctica y con la intención de que de verdad aprendan.

   Aunque suene raro también quisiera ser historiadora, pues me encanta mucho la historia, es tan sorprendente todo lo que evolucionó el ser humano. Todo acontecimiento, se vuelve parte de la historia. De la historia se aprende, para no cometer los errores que el ser humano algún día cometió. Puede sonar algo tonto, porque cada día empeora la sociedad buscando la guerra o haciendo cosas mucho peores, buscando nuestra propia extinción.
 
   Regrese a la realidad cuando pidió que nos presentáramos delante de todo el grupo.

—Vosotros se presentaran para que los vaya ubicando. Empezamos por esta fila.

   Empezó la presentación con un chico. No preste tanta atención, pues estaba nerviosa. Intente tranquilizarme pero fue imposible, no tengo idea de porque me puse así. Cuando me doy cuenta ya es mi turno...

—Mi nombre es Mariam Verost. Tengo 16 años. Me encanta la pintura y deseo dedicarme a ello — intente sonar lo más segura posible, pero sí que estaba temblando de los nervios.

   Entonces intente alzar un poco mi vista, y vi como sus ojos se encontraban con los míos por unos cuantos segundos. Tuve que  apartar la mirada de inmediato.
Me senté y escuche un poco más tranquila, a mi compañera.

  Mientras pasaban los pocos que quedaban, intentaba no mirarlo, pero tenia tanta curiosidad de saber sobre mi nuevo profesor.

   En cuanto acabaron de presentarse, Ahian se paro de su escritorio y se dirigió de nuevo al grupo:

—Bueno, en estos 30 minutos que restan, pueden hacer lo que queráis.

   ¿Qué podíamos hacer? Bueno, solo me quedaba conocer a más personas. Pero aún tengo un año para conocerlos a todos, así que saque un libro que leo en el camión, de camino al colegió. "La Llave de Sarah" el tema se podría decir que es sobre la segunda guerra mundial. Para evitar distracciones, decidí colocarme mis audífonos y puse musica instrumental.

   Así estuve todo lo que restaba de la clase, algunos hicieron lo mismo que yo, otros se empezaron a conocer. Entonces Ahian se alejo de la mesa en la que estaba hablando, y fue al escritorio.

—Ya se pueden retirar, nos vemos mañana — comenzó a guardar algunas cosas en su portafolio.

   Creo que la mayoría ya tenía su mochila en mano, porque todos salieron rápido. Al ver que me quedaba sola, empecé a guardar mis cosas de golpe, pero eso empeoró todo. Mis plumas se cayeron al piso y también mi libro. ¿Qué me pasaba? Deje la mochila en la mesa y me puse a recoger mis plumas. Cuando me di cuenta, él levantó mi libro...

—La Llave de Sarah — leyó la portada y después me lo extendió —. Un gran libro sobre la segunda guerra mundial.

—¿Usted ya lo leyó? — le dije sorprendida. Agarre el libro y lo metí a mi mochila.

—Es uno de mis favoritos sobre ese tema. No es muy común que los alumnos lo lean, pues aseguró, que no saben de su existencia.

   Y estaba en lo correcto; hay una película sobre este libro, pero muchos no saben que se baso del libro. Los nervios se me fueron de repente ya que estaba hablando con él.

—¿Cómo te llamas? — me preguntó después de unos segundos.

—Me llamo Mariam Verost — intente sonreír.

—Te me haces familiar...

   Fijo sus ojos en los míos y sentí una carga de electricidad, recorrerme por todo el cuerpo. Aunque Ahian aparto la vista primero.

—Sigue leyendo, casi ya no se encuentran alumnas como tú.

   Se acerco al escritorio y yo a la puerta, asentí en cuanto dijo eso y salí del salón. Sentía que las mejillas me ardían, que no pude despedirme de él. No entiendo porque me siento así...

   
  

Mi ProfesorWhere stories live. Discover now