Pinocho Capítulo: 7

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Narra: Adrien (aclaración, Adrien narrará toda la historia owo)

Francia 1989

Decidí entrar en acción y tome al señor D para acomodarle en mi espalda, con toda mi fuerza camine hasta la habitación donde el suele dormir, podía sentir como el señor D estaba perdiendo la consciencia no quería perderle, no ahora, llegue a la habitación y le recoste en la cama más cercana, corrí con todo lo que pude hacía el teléfono y nuevamente marque al número, tardaron unos segundos en responder. Hasta que, la voz de una mujer contestó, a mis adentros agradecía que no me mandasen al caño, como suelen hacer.
-. ¿Hola?, número de emergencias, ¿que necesita?-. Tome aire y comencé a hablar con algo de rapidez.
-. Hola... ¡Necesito una ambulancia!, hay un hombre algo mayor de edad, esta comenzando a respirar con dificultad y no tengo medio de transporte para llevarle al hospital, ¡por favor, mande a un medico o lo que sea!-.
-. Wow, tranquilo chico, dame la dirección en donde estas, haremos lo posible por llegar-. Eso último no le reconfortaba, nuevamente respire hondo y le di la dirección exacta de la tienda del señor D.
-. Muy bien, entonces, vamos en camino, haga lo que pueda para que el hombre no pierda tan rápido la consciencia-. Dijo la mujer, solo pude susurrar un "si", y la llamada fue cortada, deje el teléfono en su lugar y corrí hacía el señor D, tome su temperatura como me había enseñado la señora Ca, tenía mucha temperatura, su respiración era aún más entrecortada que hace unos minutos, trate de calmarme, pero, el hecho de pensar en perder al señor D que, era como el padre que nunca tuve, era algo horrible para mi...
-. ¿Señor?, la ambulancia ya viene, por favor, quedese conmigo, no me deje, no ahora-. Dije entre sollozos, no podía evitar llorar, él significaba mucho para mi.
-. T-tranquilo Pino...cho... Estaré, bi...-. Fue entonces cuando su tos comenzó más fuerte, le abrace y trate de pensar en una manera para calmarle pero, ¡no había ninguna medicina aquí!, si fuese a comprar algún medicamento no tendría el dinero suficiente para ello, no podía dejar al señor D, esperaba que la ambulancia llegase rápido... Pero, no había señales, tome la mano del señor D, no sabía que hacer, no sabía...
-. No se vaya, no aún señor... Le necesito, no me falle-. Dije bajando la mirada, sabía que no habría respuesta del señor D, hice lo que podía por mantenerle despierto, pero, pasaban los interminables minutos y no había señal de que llegase la dichosa ambulancia, mínimo habían pasado 20 minutos desde mi llamada... Comencé a perder los estribos y decidí llamar una vez más al hospital, pero, la línea estaba ocupada, fue entonces cuando personas extrañas entraron a la tienda, al juzgar por su ropa de color blanco era evidente que la "ayuda" había llegado, uno de los chicos que habían entrando. Uno de ellos se dirigió a mi y dijo.
-. ¿Tu pediste la ambulancia?-. Apreté los puños y asenti, hice una señal rápida para que me siguieran a la siguiente habitación, donde yacía un pobre hombre agonizando desde ya mínimo 30 minutos...
-. Colega, trae la camilla, ¡rápido!, no parece ser que este pobre hombre resista más-. Esas palabras eran como cuchillos... Me estaban desgarrando el alma. Pude ver como el otro sujeto salía de la tienda, esto era tardado, no soportaría ver que se demoraran tanto, tome al señor D para colocarlo una vez más en mi espalda y camine como podía a la entrada, pude notar como es que, el otro sujeto me observaba atónito en lugar de ayudarme un poco...
Una vez salí, el segundo "enfermero", ya tenía lista la camilla, así que, con mucho cuidado acomode al señor D, ambos extraños metieron al pobre hombre en la ambulancia y yo entre después, mi paciencia había llegado al límite y apreté los puños...
-. ¿Podrían darse prisa?, ¡hay un hombre agonizando aquí mismo!-. Grite sin más, ambas personas extrañas entendieron mi mensaje, uno de ellos entro conmigo a la ambulancia a revisar al señor D y el otro cerro las puertas de la ambulancia, para después encender la ambulancia, me acerque al señor que consideraba mi padre, las lágrimas salían de apoco, la ambulancia arrancó con algo de brusquedad y comenzó el trayecto al hospital, tome la mano del señor D, mientras miraba como le ponían algo llamado suero, y le conectaban una máquina para que respirara, no sabía mucho acerca de esto, pero, esperaba que toda esta pesadilla cesase de una vez...
Después de unos minutos de recorrido la ambulancia paro, y, las puertas de la misma fueron abiertas, el chico que estaba conmigo tomó la camilla con cuidado y salió del vehículo, yo salí detrás, entonces entramos con algo de rapidez, el desconocido llevo al señor D a una sala extraña, solo que, no me dejaron pasar, estaba atónito, no sabía que pasaría o que podría hacer ahora, debería esperar a saber más del pobre hombre, note una silla disponible al lado de otras personas y tone asiento, cada segundo que pasaba era una eternidad para mi, no parada de mirar el reloj que estaba colgado en la pared, podía sentir unas miradas de asco, eran profundas, solo por como vestía todos en el hospital me miraban como si fuese una cosa horrible, me mordía la lengua con tal de contener palabras que serían muy inapropiadas para la situación en la que me encontraba, estaba cansandome de no recibir noticias, el tiempo pasaba y ya habían transcurrido 30 minutos. No lograba quitar mis ojos del reloj, me levante de mi asiento y comencé a caminar de un lado a otro, cada mirada que iba dirigida a mi, cada susurro y risa que también eran para mi, eran lo que menos me importaba ahora, yo quería saber la salud del señor D, no la opinión de los insensatos que solo saben mirar pero no escuchar, que saben juzgar pero no apoyar, que... Son despreciables... Suspire y saque de mi bolsillo nuevamente la bufanda que mi linda Mari me dio, pensar en ella me tranquilizaba, suspire aún más deprimido, por lo que tenía entendido ella podría tener una relación afectiva con el señor D, y, probablemente si ella se enteraba de esto podría lastimarla, pero, merecía saberlo, no podía sacar conclusiones deliberadas sin conocer la historia detrás del señor D y Marinette, ahora no era tiempo de pensar en eso... El señor D estaba grave y necesitaba de mi apoyo, detrás de mi, escuche como una puerta de abría y unos pasos rápidos se acercaban, me di la vuelta y vi a un doctor, con un rostro que no parecía tener buenas noticias.
-. ¿Familiares del señor que acaba de ser internado?-. Sino había nombre alguno, era obvio que era el señor D.
-. Yo, yo soy un familiar-. Dije, era una mentira pero, que importaba, camine hacía el doctor esperando una buena respuesta.
-. Bueno, él esta...-.

Chan chan chan!!!!! Que seguirá? Quien sabe owo
Continuará

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