Pinocho Capítulo: 6

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Narra: Adrien
Francia,

Desperté de mi largo y dulce sueño, ya era de día, debía ir a ver a Manon y a la señora Ca, me levante como he podido del banco del parque, me dolía la espalda, el dormir en un área plana y dura, con un fuerte golpe recibido en la espalda era obvio que dolería como mil demonios, suspire y trate de estirarme un poco evitando ser brusco, maldeci al sentir como tronaba mi espalda, mire hacía el cielo y sonreí, hoy era jueves, debo ir a ver al señor desconocido para saludarle, habíamos acordado que iría a verle los jueves y domingos para así charlar, debo decirle lo que ha sucedido el día de ayer, se que se alegrará, respire hondo y camine en dirección a la tienda de televisores, saque de mi bolsillo la bufanda que aún tenía el dulce olor del perfume de mi lady, sonreí como un tonto enamorado al recordar su dulce voz, su hermoso rostro y sus hermosos labios sobre mi mejilla, si que me tenía como un idiota, no debía negarlo.
Reí y seguí caminando mirando q mi alrededor pude notar que no había mucha gente en las calles, seguramente era muy temprano, pude ver a lo lejos una pareja de enamorados, por un momento me imagine a Mari y a mi caminando así, de la mano, abrazados, ella riendo por mis bromas y yo amando verle reír por mi, aunque sabía bien que era tiempo de romper la burbuja y darme cuenta de que ella no me correspondería tan fácilmente, solo me conoció ayer, y, con las pintas que tengo he de parecer un pordiosero o alguien de malas intenciones, era obvio que ella no podría amarme como yo a ella, pero, no me rendiría, se que, si me esfuerzo lo suficiente podre hacer que me ame, y, sino lo logró me conformare con ser su amigo y ver por su bien como le prometí al señor, se que él espera ansioso por que cumpla mi promesa y no le fallare...
Gire mi vista hacía enfrente y note que estaba a pocos metros de llegar a la tienda de televisores, tome una gran bocanada de aire y seguí caminando, me dirigí a la entrada y entre sin más, pude notar al viejo señor D, que era así como le llamaba con termino de "desconocido", sólo que él no lo sabía, ya encontraría la forma de decirle ese apodo adecuado a él.
-. ¡Señor! Ya he venido a verle-. Dije sonriendo, note que el anciano giro su vista hacía mi y note que, una pequeña sonrisa se formaba en su boca.
-. Oh, hola pequeño Pinocho, así que, es el día ¿he?-. Asentí y camine hacía él, mis manos comenzaron a sudar al pensar en las noticias que le diría, tenía que tomar valor y decirle sin más.
-. Tengo que contarle muchas cosas señor-. Dije casi en un susurro, baje la mirada.
-. Entiendo chico, venga, dime que ha sucedido estos días-. Respire hondo y comencé a hablar.
-. Bueno, ¿recuerda a Mari?-. Seguía con la mirada baja, no sabía como reaccionar.
-. ¡Claro!, ¿como podría olvidarle?-. Respondió casi indignado ante mi pregunta que, obviamente era tonta.
-. Pues, bueno, ayer hubo un desfile y... La vi de cerca, estaba con Manon y ella se le acercó, pero un guardia casi le golpea pensando que Manon le haría daño a Mari, corrí hacía ella y evite que le golpearan, a lo cual caí al suelo, pero Mari fue amable conmigo y... Y... Bueno, me dio, esto-. Dije rápidamente, los nervios de terror y felicidad causaban eso cuando hablaba, respire nuevamente hondo y saque de mi bolsillo la bufanda que Marinette me dio el día de ayer tan amablemente.
-. ¡Wow chico!, despacio, entonces, por fin viste a mi linda Marinette, ya es tiempo de que cumplas con tu promesa-. Dijo el señor con seriedad, este tema era algo que no podía tomar a la ligera.
-. Parece que si, ella fue muy dulce conmigo, no creí que su bondad fuese así de enorme, pero, el problema es que, ya esta comprometida, y, no creo tener oportunidad de estar cerca de ella si esta ese tipo tan desagradable-. Dije entre dientes al recordar al patán que casi le hace daño a mi pequeña Manon.
-. ¿Que, "tipo desagradable"?-. Pregunto el señor, con cierto coraje en mi boca, respondí.
-. Su... Prometido señor, mi linda Mari esta comprometida con un bastardo-. Cerré los ojos con fuerza mientras apretaba los puños, se que la ira y los celos eran unos sentimientos que debía evitar pero, no podía evitarlo, no al saber que él tiene la dichosa suerte de estar cerca de la chica que amo...
-. ¿Como era ese chico del que hablas?-. Preguntó nuevamente el señor D.
-. Era casi de mi altura, cabello corto, rizado y castaño casi oscuro, de tes morena y ojos verde-. Dije abriendo los ojos y girando mi mirada hacía un punto vacío.
-. Oh, ya se de quien hablas muchacho... Así que, ¿al final lo hicieron he?-. Abrí mis ojos como platos y los mismos fueron directo al rostro del señor D, ¿a que se refería?.
-. ¿De que habla?-. Dije sorprendido.
-. Creo que es tiempo de tener una charla muy larga Pinocho, pero, necesito que analices todo con detenimiento, no quiero que te dejes llevar por tus impulsos, voy a necesitar que seas muy maduró e inteligente en la misión que te pediré, ya estoy viejo y...-. El señor D se tambaleó y comenzó a toser con fuerza, lo tome en brazos preocupado y asustado.
-. ¡¿Que le sucede señor?!-. Grite aterrado, su imagen no daba señales de que su tos fuese algo leve.
-. N-nada...-. El señor D parecía casi desvanecerse, trate de calmarme para que el señor D no entrase en pánico como yo.
-. Señor, llamare a una ambulancia-. Dije haciéndole caminar a una silla cercana.
-. N-no...-. Resople y le mire casi molesto.
-. No parece que va a mejorar, llamare a emergencias, usted repose-. Dije y camine hacía un teléfono que yacía en el despacho del señor D, marque al (inserte número de emergencias que sea de Francia ó de donde sean ustedes :v). Fue entonces cuando escuche un golpe fuerte, solté el teléfono y mire al señor D en el suelo, entre en pánico y corrí hacía él, lo tome en brazos y revise que respirase, lo hacía, pero, con dificultad...

Continuará :v
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