Capítulo 1

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Sophie

De Inglaterra a Japón, un gran cambio. ¿Era mejor quedarme allí donde las historias se susurraban por cada calle, donde Nick, Violet y Annie cuidaban de mi o intentar tener una verdadera familia por primera vez, dónde sentiría más amor del que recibía en otra cultura?

Agradecía plenamente a Mr. Sakamaki por haberme adoptado, pero realmente Japón estaba demasiado lejos, lejos de las personas que amaba. Mis noches en Blue House –Orfanato en el que me crié– me la pasaba pensando en el día de mi adopción, cerca de Blue House, donde pudiera visitar a Violet, Nick y Annie, también los chicos que cuidaba -Cuando eres mayor de doce años, cuidas a los menores- eran muy agradables, todos en Blue House eran fenomenales, pero ahora no era así, tendría que irme pronto.

— ¿Estas lista Sophie? —Preguntó la hermana Helen en cuanto abrió la puerta de mi habitacion.

Sonreí, estaba sentada sobre mi cama con todo listo, esperando ansiosamente el que abrieran la puerta para llevarme, no podía comprender si era felicidad o tristeza el irme.

— Oh Dios, te ves preciosa —Habló con melancolía, luego desvió la mirada a mis maletas y reparó la triste habitacion.

— No es para tanto hermana Helen, todos los días hay niños que se van de este humilde hogar y usted lo sabe.

En mi vestidura mantenía un vestido azul celeste, una chaqueta roja –un tanto elegante– zapatos carmesí y mi cabello adornado con un lazo rojo, no había mucho para hacer en mi corto cabello el cual resaltaba con mi atuendo.

Puse sobre mi regazo una linda chalina azul que había brindado Nick para mi cumpleaños número dieciséis.

La hermana se acercó para luego sentarse a mi lado y abrazarme, la hermana Helen fue siempre buena y servicial, sus abrazos cálidos me resguardaban a menudo, es realmente reconfortante tenerla en mi vida y en mis recuerdos.

— Ya no será lo mismo Blue House sin ti —Susurró aguardando las lágrimas.

Me sentí destrozada— Prometo volver, hermana. ¿De acuerdo? Estará bien —Le aseguré— Ahorraré y los visitaré.

Se separo de mi mientras yo sonreirá con ternura, limpió sus lágrimas y esbozo una sonrisa de verdadera felicidad.

— No te esfuerces mucho para ese ahorro.

— No me esforzaré ni para comer, hermana Helen.

— Tampoco te trepes en los arboles buscando peligros, señorita.

— Eso no lo puedo prometer —Reí.

Bajé sin mis maletas a la sala principal, todos estaban allí deseándome felicidad en mi nueva vida, Nick bajó luego con mis maletas, sonrió cuando me vio con su chalina azul.

— Linda chalina — me habló mientras colocaba las maletas a mi lado —¿Donde la compraste?

Le dediqué una sonrisa.
Se me había acercado para darme palmaditas en la cabeza, como a una niña.

— Nos visitas luego, niña, cuídate mucho y no olvides mandar cartas.

— Lo haré.

Se hizo a un lado y mientras tanto me despedí de todos los niños. La hermana Adelaine corrió a abrazarme después de salir de su oficina

— ¡Oh pequeña! te extrañaremos mucho —su abrazo podría entrar en las técnicas para ahogar a una persona— Nada de trepar arboles y de ser una imprudente, nada de asustar a la gente, nada de manipulación, nada de travesuras y bromas, nada de nada, por favor, por nosotros, se feliz, yo lo seré, no cambies tu buena y amable personalidad, se como siempre la niña feliz que eres.

Dejo de abrazarme para organizar mi cabello, las despedidas no me iban bien, eran aveces muy incómodas.

— Oye soph —Violet llamó a mis espaldas— nos tienes que informar de todo, quiero un traje lindo y una botella de sake. —Ordenó.

— No te dejaré ser alcohólica, te aviso.

— Pero si es el propósito de mi vida, debe ser genial ser alcohólica e ir a un grupo de apoyo

— Intenta ir algún día, a lo mejor y no es tan divertido como crees.

— Señorita, la esperan.

Annie se encontraba asustada, quizás más por que me subiría a un avión que porque tendría que irme.

Largo, muy largo el vuelo, no dormí nada, siempre tengo la costumbre de dormir mas de doce horas al día pero la taquicardia no me lo permitía hoy. Luego de aterrizar subí a una limusina, no me lo creía, aun no conocía a Mr. Sakamaki pero quien fuera era un hombre millonario, o hasta Multimillonario.

Algo que llamaba bastante la atención apenas tuve que subirme en el auto para ir desde el aeropuerto hasta mi nuevo hogar fue que a medida que nos alejábamos de la ciudad, se encontraban variedades de cosas inquietantes, como un castillo aparentemente abandonado, tumbas, más un cementerio, desde el asiento se sentía el aliento a muerte y la noche caía sobre la casa a la que llamaría mi maldición.

El nuevo hogar, una mansión gigante, con una dulce familia esperándome, eso quería creer ante el pesado ambiente que exhalaba las puertas principales pintadas con sangre de oro.

Entré temblando.

Caminé con mis maletas tratando de encontrar a alguien en la sala principal, el silencio martillaba y solo podía escuchar las pulsaciones de mi cuerpo pasando por mis venas.

Entre nervios tropecé y caí torpemente, golpeándome en la cabeza.

— Vete.

Junté mis piernas, había tropezado con otra persona, más exactamente un joven alto de cabellos rubios.

— Debe de ser que el chofer se equivocó de lugar, discúlpeme usted, acabo de llegar de Inglaterra, me acabaron de dar firma para adopción.

El joven suspiró, aburrido y con los ojos zafiros incrustados en mi alma. No había respondido, me estaba quedando atónita y asustada, incluso frustrada e impotente.

Se había ido. Miré a mi alrededor, en mi mejilla sentía húmedo y frío, escalofríos era todo lo que pasó por mis huesos, hubiera pensado que era un fantasma o un muerto, pero quien pasaba su lengua por mi rostro estaba vivo.

Grité sudando frío, asustada y con el silencio aún martillándome los oídos, otro chico, este con una fedora sonreía como un zorro apunto de cazar a su presa favorita.

Soltó una pequeña carcajada algo picara— Oye, pequeña perra, si quieres sobrevivir más te vale que me dejes comerte entera.

No dije absolutamente nada, no podía mover ningún músculo de mi cuerpo, solo temblaba ante las relamidas y las palabras como piedra de la persona a mi lado.

— ¿Quién es ella, Raito? —Una voz profunda interrumpió mi martirio, me sentía más segura, habían más personas.

— No lo sé ¿Una mascota, mi nueva perra, un pedazo de carne más? Da igual ¿Qué haces tú aquí? —Sentía que quien me sostenía entre hilos ya no estaba sonriendo.

— No la toques aún, me informaron que llegaría la nueva novia.

— ¿Eh? Qué aburrido, justo cuando empezaba a divertirme —Ya no sentía su presencia, me giré con nerviosismo, estaba sentado en el sofá, podía verlo y memorizarlo.— Más tarde jugaré contigo, ni te creas que te escapas —Me apuñaló con la mirada.

No debía estar en el lugar correcto.

BloodMoon |Diabolik Lovers|Where stories live. Discover now