Capítulo 44: "El encuentro"

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Estaban todos los presentes viendo atentamente a Anabel, esperaban su afirmativa respuesta, algunos conmovidos, otros alegres, los más pequeños esperan impacientes a que termine para ir a jugar y los más sentimentales lloran tapándose la boca con un pañuelo, Angélica era la única que esperaba algo diferente como si estuviera prediciendo la reacción de su amiga.

Anabel balbucea sin decir nada claro, Jeth se mantenía sonriente pero por dentro se estaba impacientando hasta que decide interrumpirla diciéndole al orador —Hehehe... está muy nerviosa, está muy claro que lo que trata de decir es...— es interrumpido por ella, escuchando — ¡No!— Jeth voltea muy confundido como sorprendido, inquiriendo — ¿No?— Anabel niega lentamente con la cabeza baja, mordiéndose los labios y luego dice —No acepto— todos los presentes vociferan impresionados e impactados, algunos murmuraban, la mamá de Anabel se desmaya por la insólita respuesta de su hija y Angélica acude a recogerla. Anabel añade con lágrimas en los ojos— Lo lamento Jeth... ¡Lo lamento!... amo a otro— sale corriendo por toda la alfombra roja y lanza el ramo de flores a su izquierda, cae en la cara de un señor calvo que no esperaba a que le cayera, si quita el velo y sale disparada hacia el exterior con el enorme y esplendoroso vestido de novia.

Todos los presentes voltean a verla hasta perderla en la distancia y luego giran a ver a Jeth, estaba que no lo podía digerir, con los ojos abiertos, mudo y tieso como un muñeco, el señor que los iba a casar le consuela diciendo —Tranquilo chico, lo lamento— él baja la cabeza con un gesto derrotado pero no sede a las lágrimas, más bien era algo diferente, piensa en lo último que le dijo "Amo a otro" cierra sus puños y tensa su mandíbula.

Mientras tanto Anabel corre por toda la calle, era la única mujer vestida de blanco entre la multitud pero no cualquier vestido si no de boda, todas las personas voltean a verla extrañados, otros sorprendidos y algunos la ignoran, mientras corría pensaba en las palabras que leyó en esa carta

"Anabel sé que estas a punto de convertirte en la mujer de un solo hombre, sé que tu vida va a cambiar y sé que no podré formar parte de ella y tal vez nunca nos volvamos a ver pero no importa donde estés o con quien estés quisieras que supieras que todos estos años que te conocí has irradiado mi vida.

Desde que me hablaste por primera vez en el patio de recreo me iniciaste en sentir una cálida compañía, me hiciste creer que no era una maldición para los demás, tú fuiste la primera persona en creer en mí el día en que jugué por primera vez quiquimbol, fuiste la primera que confió en mi para solucionar tus problemas en la vez que arregle el florero, fuiste la primera que me defendió por el maltrato en el colegio, dé hacerles saber a los demás que no soy un fenómeno, fuiste la única a parte de mi madre que recostó su rostro en mi para desahogar su angustia y tú fuiste la única que logro despertar mis emociones.

No sé si te acordaras el día en que te dije eso pero ahora me hiciste comprender que tú eres parte de mis emociones, eres la persona que le da alegría, tristeza y amor a mi vida, eres la luz que derritió el congelamiento de mi alma y siempre serás la bailarina celestial de mi cielo, no importa donde estés te doy las gracias por enseñarme a que puedo amar como los demás y yo nunca te voy a olvidar porque te amo"

Anabel corría con más fuerza, la luz de la puesta del sol cada vez se iba alejando pero su vestido irradiaba con más vigor por su luz como si fuera un hada, estaba a punto de llegar. Entra y los vigilantes se queda extrañados por ver a una chica vestida de boda corriendo a la entrada del interior, uno de ellos la trata de llamar pero el otro, uno más viejo le detiene, negándole con el dedo.

Ella camina rápido por todo el medio del pasillo, no había nadie, se escuchaba el taconeo de sus pisadas hasta llegar a la sala de la audiencia, se sube un poco la falda y baja la rampa escalonada, sube las escaleras hasta llegar a la plataforma, agitada y sudorosa grita perdiendo el aliento —ARRMIIIIIIIIIIN...— respira recuperando el aire, el eco del grito se esparcía por toda la sala y se repetía dos veces, esperando alguna respuesta pero no se escucha nada.

Sin EmocionesWhere stories live. Discover now