56. "Una Salida"

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—Es que eso ya no importa, Janet... ¿No lo entiendes?—le solté, interrumpiéndola. Mirándola de una sola vez—. No me tiene que interesar que ella comience a salir con otras personas, no me tiene que importar el hecho de que me es imposible poderla olvidar. Lo único que debe tenerme con cuidado es que va ya una semana desde que no he mirado a mi esposa y que... no tengo ni una maldita idea de dónde pueda estar.

Niego entonces, con las palabras entumecidas. Mi ego, mi orgullo colapsándose mientras la sensación de vacío y penumbras ya me atestaban de nuevo. Me obligaban a estremecer, a sentir que aquella pesadilla que rogué jamás volvería a vivir, bien podría aparecer de la noche a la mañana, bien sería mi culpa nada más, como todas las veces.

—...Eso—mi voz renació, pero la debilidad era palpable en el tono—, y que no... No he podido dormir ni una sola noche... pensando en que quizá, ya todo lo arruiné... de nuevo.

—No, Michael, vamos...—entre quejidos, y cuerpo removiéndose sobre el colchón, quiso llamar mi atención—. No digas eso.

Me extrañaba, si había sido precisamente Janet quien jamás había sonreído ante la noticia de mi matrimonio. Quien no había recibido a Lisa de brazos abiertos, no se habían tratado demasiado hasta ahora, y en sus ojos, cada vez que mencionaba su nombre, un aire frígido y serio se manifestaba. Pero la aprecio ahora y su mirada derrocha sinceridad, una luz blanquecina que jura que quizá esto iba más allá de sus propios deseos personales.

Me estremecía, me partía, me quebraba pero, mentirle a ella, hacerme el fuerte ante ella cuando no se me da, sería el maldito infierno.

—Tengo miedo... —solté, casi en silencio, logrando que sus ojos se avivaran más, que su gesto abrazase más mi mirada.

—...Lo sé.

—...No lo tengas.

Su voz, esa voz grave brotó cerca de ambos. Y articulando apenas, respirando con dificultad, la seguí como un atolondrado sin remedio, enfermizo, como creí sería la alucinación de mirarla ahí, Lisa, de pie y sonriente debajo del umbral de mi puerta.

Mi piel se erizó con su sonrisa, mi nuca cosquilleó, mis labios temblaron hasta haber imitado su gesto. Rogaba porque mi aliento pronto volviera pues me juré, ya había perdido el juicio.

—Lisa...—susurré, sin darme cuenta de ello siquiera. Sin pensarlo. Mi pulso se desbocó y sentí la comisura de mis ojos ya humedeciéndose mientras me ponía de pie para alcanzarla y aprisionarla en mis brazos.

Ella ahí, dejó caer la pequeña valija que llevaba consigo, y pude sentir que sus brazos me aferraban con una fuerza exquisita hacia ella. La tomé con la urgencia de que nos encontrásemos solos, de que no hubiera nadie más, como si el reloj andando, la enfermedad, la soledad hubiesen desaparecido en cuanto ella puso un pie dentro del cuarto.

El miedo ya me había amenazado con que aquello no pudiese ser real. Pero lo era.

—Estás...—sabía que las lágrimas se me asomarían, sabía que sus mejillas ligeramente coloreadas, sus labios tintados de guinda, su cabello lustroso y sujeto delicadamente me harían desfallecer. Lucía como una princesa. Como una mujer que, tan suficiente y fuerte, aún podía sentir temor... pues éramos casi iguales—. Estás aquí... Pero...

—Lisa, hola—se escuchó a Janet a un lado de mí, tan pronto como yo me había puesto de pie ella me había imitado y yo lo había olvidado. Su voz apareció tímida, débil pero sin duda sincera, tierna, y agradecí hasta lo indecible porque se comportara así.

—Janet...—Lisa musita, disminuyendo la fuerza con la que tomaba mi cintura. Al mirarse, ambas se intercambiaron un brillo sincero en sus miradas.

Just Good Friends (Michael Jackson Fanfic)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang