CAPÍTULO 8

62.6K 3.3K 8.9K
                                    

08|TEQUILA, SAL Y LIMÓN

Alexandra

Voy tan sumida en mis pensamientos que ni siquiera escucho como pronuncian mi nombre hasta que tengo enfrente a esa persona que me llama.

—Alex, Alex, despierta bonita —me zarandea Ricky intentando que salga de mi nube.

Yo le aparto con delicadeza y sacudo la cabeza eliminando mis últimos pensamientos. Ya no quiero al engreído de Sebastián. Sólo ha sido cosa del momento, sólo me he dejado llevar, sólo ha sido un desliz, solo ha sido eso. Ya no le quiero.

—Alex, ¿estás bien? Estás un poco despistada, estás como en otro lado —me pregunta Ricky mirándome con cariño.

—Oh sí, estoy bien. No te preocupes, solo he tenido una mala noche. Estoy un poco cansada —mis palabras no consiguen tranquilizarlo, lo puedo ver en sus ojos.

Me obligo a sonreír para hacer mis palabras más creíbles aunque sé que Ricky no se lo va a tragar. Me vuelve a preguntar con la mirada pero tras unos minutos asiente y deja pasar el tema.

—Bueno, dime que te trae por aquí. Que yo sepa el cine no abre hasta las ocho —cambio de tema mirando mi muñeca donde no hay reloj ninguno.

¿Puedo parecer más patética en el día de hoy? Él es tan amable de no mencionar el detalle de que no llevo reloj y me sonríe de una forma que no me gusta ni un pelo.

—Estoy aquí con unos amigos de compras —explica—. Espera un momento, ellos tienen que estar al llegar —me pide.

Barro con la mirada todo el centro comercial esperando ver a sus amigos, pero a los únicos que logro ver es a Sebastián y a su pandilla de amigos caminando hacia nosotros. Por favor que no sean ellos con los que viene. Intento zafarme del agarre de Ricky para que me deje ir, pero así solo consigo que apriete más mi brazo.

—Alex para, sólo será un momento.

Ricky me mira con mala cara y yo le miro con ojos de cordero degollado para que me deje ir. No quiero saber nada de Sebastián. Hace diez minutos casi lo beso. No me puedo explicar cómo Ricky sigue siendo su amigo, siempre he creído que le caía mal y ahora está aquí con él. Me giro rápidamente y me escondo tras Ricky, el cual extrañado se da la vuelta consiguiendo así esconderme más.

—Alex, ¿qué te pasa? Estás actuando como un corderito cuando tú sueles ser una leona —pregunta con el ceño fruncido y con un leve tono de enfado.

—N-No pasa nada. Sólo he visto a alguien al que intento evitar a toda costa. Ya sabes, mafiosos, asesinos, mentirosos... —respondo mirando por un costado de su cuerpo.

Suelto un suspiro de alivio cuando pierdo de vista a Sebastián, me estiro un poco y sonrío. Ricky solo niega varias veces con la cabeza sacudiéndola de lado a lado.

Una rosa para Alex.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora