Capitulo 23

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La miré acercarse a mi, mientras agarraba entre sus dientes su labio inferior. Su castaño cabello caía desordenamente por sus hombros y espalda, también parte de sus mejillas. Ella se corrió el cabello hacía atrás de sus orejas, justo después de plantarse frente a mi. Se le veía realmente nerviosa y adorable.

~ ¿Qué tienes?
~ Es que... Yo... ~ hizo una pausa, mientras miraba detenidamente cada parte de mi habitación bajo las penumbras ~ Tuve una... Pesadilla... Y cuando me desperté, hiciste que desapareciera, y yo...
~ ¿Qué soñaste? ~ le pregunté, mientras le agarraba la mano.
~ Era mi madre... Vi... Como moría frente a mis ojos. ~ sus ojos se aguaron, su mirada perdida hacía la nada.
~ La extraño, Chris... ~ sollozó, mientras soltaba llevaba ambas manos - luego de soltarme - a la cara para cubrirla.

Me levanté y me acerqué a ella para envolverla en mis brazos asi, hacer que se sentara conmigo. Acuné su débil cuerpo entre mis fornidos brazos, mientras acariciaba su cabello recorfontantemente.

~ Shh... cariño, no llores. Ven, ¿Porqué no dormimos juntos por esta noche, mhm? ~ sugerí

Ella se secó las lágrimas con las mangas de su pijama y asintió, algo avergonzada. Abrí las colchas y me acosté, para que luego ella se acostara junto a mi, dandome la espalda. Pasé los brazos por su cintura y la acerqué más a mi cuerpo, haciendo asi una "cucharita". Besé su húmeda mejilla, mientras Ana intentaba controlar su respiración. Mantenía los ojos cerrados, sin moverse. Me quedé allí, junto a ella, en la oscuridad y el silencio de la noche, hasta que mi cuerpo y mente cayó en un profundo sueño, recordando el aroma del cabello de la chica que tenia a mi lado.

(......)

Las aves canturreaban fuera de la ventana, y unos pocos rayos desgastados del sol intentaban con todas sus fuerzas iluminar el sol a través de las nubes que no se querian ir de allí. Me desperté cuando unas ráfagas de viento chocaron contra mi ventana de mi habitación, provocando un molestó silbido. Ana seguía a mi lado, completamente acurrucada entre mis sábanas y colchas. Sonreí. Vi que mi móvil tenia la pantalla encendida, por lo que lo tomé y revisé el mensaje de mi madre que había allí:

"Estaremos allí en la mañana"

Revisé el reloj que se encuentraba junto a mi cama, sobre un mueble. Eran las 10 am. Suspiré, mientras revolvia mi cabello. Agite suavemente a Anastasia, mientras me acercaba a su oído.

~ Cariño. Cariño, despierta.

Sus párpados se agitaron antes de que los abriera. Me miró fijamente antes de sentarse, mientras se restregaba los ojos con pereza.

~ Debemos levantarnos. Mis padres estarán aquí en cualquier.. ~ La puerta siendo abierta me detuvo. Sentí la chillona y agitada voz de Mia allí abajo. ~...momento. ~ sonrei. Revolví su cabello antes de levantarme y estirar mis articulaciónes.

La miré antes de llegar a la puerta.

~ Será mejor que bajemos. ~ Bien.

Ella se levantó y me siguió escaleras abajo. Mis padres llevaban algunas bolsas - que seguramente son los regalos que mi tía Dorothea siempre les da cuando van -. Ellos nos miraron y sonrieron, mientras se quitaban sus abrigos y dejaban sobre los sofás las cosas.

~ Hola chicos. ¿Cómo durmieron? ~ nos preguntó mi madre, mientras sacaba de una de las bolsas dos paquetes y se acercaba a nosotros. Me tendió uno que tomé, luego el otro se lo dió a Anastasia, quién la miraba extrañadamente.

~ Hola, Grace... ¿Esto es para mi? ¿Sabía que yo... ~ mi mamá la detuvo negando con la cabeza.
~ No, pero le conté y ella rebusco entre sus cosas hasta hayar eso que hay allí. Esperó que te guste. ~ sonrió.
~ Hola mamá. ¿Dónde está Mía?
~ ¡Aquí estoy! ¡Mirá lo que tía Dorothea me regaló! ~ gritó por algún pasillo. La ví correr hacía aquí con algo colgado desordenadamente en sus brazos.

Anastasia miró con curiosidad aquél bulto de colores varios. Esa cosa chilló, mientras Mia intentaba tomarlo con más fuerza.

~ ¡Mia! ¡Pobre gato! ~ exclamó mi padre, mientras reía.

Mia se acercó a mi y me lo dejó sobre los brazos. La pequeña bola de pelos maulló y gimió, revolviendose nerviosamente sobre mi y enterrandome las garras.

~ ¡Ouch! ¿De dónde salió? ~ pregunté. Anastasia se alejó de mi varios pasos, manteniendo distancia entre el gato y ella.
~ ¿Recuerdas a la gata de tía Dorothea? Quedó preñada y cuándo fuimos los gatos ya habían nacido. Tía Dorothea le regaló uno a Mía, y ella fue quién lo eligió.
~ ¡Y se llama Sr. Tuko!

Ana la miró, algo nerviosa.

~ ¿Sr... Tuko? ~ preguntó, mientras lamia sus labios.
~Sip. ¡Christian... ! ¡Dejá que Ana lo tomé!
~ No, no... Nunca he tomado un gato, no se como hacerlo. ~ se adelantó a decir ella.

La miré, mientras me acercaba a ella con una sonrisa.

~ Yo te enseñó. Descuida, Sr. Tukito se porta bien, ¿no es cierto, bola de pelos? ~ como si el gato me hubiera escuchado, maulló ~ Extiende tus brazos ~le ordené, al tiempo que ella lo hacía. Dejé al gato sobre ellos, quien maulló nuevamente y comenzó a ronronear, dando a entender lo cómodo que estaba.
~ Puedes hacerlo cariño. No te morderá. ~ aseguré.

Ella me miró, mientras suspiraba y con una mano - la que dejó libre el gato -, acarició entre las orejas él suave pelaje del Sr. Tuko.

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