Capitulo 34

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Una de las cosas mas  normales (y legales) de los jientes eran quizás las barbacoas en casa de los West. Eran como cualquier barbacoa que una familia con muchos amigos pudieran organizar. No iban todos los jinetes, ni mucho menos, pero si sus cargos más altos y amigos cercanos. Yo entraba en la segunda categoría. 

No voy a decir que me encantaban, porque no sería cierto. Definitivamente yo no encajaba nada en ese mundo, y tampoco me esperaba hacerlo. 

En aquella ocasión me encontraba sentada junto a Dany y sus amigas, viendo como Anaballe le echaba miradas a todos y cada uno de los hombres que había en el lugar. Dios, de verdad que no quería odiarla por disfrutar tan plenamente de su sexualidad, pero, ¿era necesario que eso fuera todo lo que hiciera? No tenía otra motivación, otra cosa que hacer durante el día. Siempre que la veía estaba con lo mimo: ligar.

Y era obvio que eso de la monogamia no era la característica más emblematica de los jinetes, y que muchos de los que estaban allí habían tenido alguna que otra aventura pero...  creo que intentar ligar delante de sus esposas no era algo que ninguno deseara hacer.

Ninguno, excepto Cage, que nos miraba desde el otro lado del jardín de los West. Tenia una sonrisa socarrona que prometía demasiadas cosas, y yo empezaba a preocuparme por la poca discreción que estaba teniendo delante de Dany.

Por suerte, Anabelle y su absurda fijación por el hermano de mi mejor amiga, interpretaron esa sonrisa para si misma. De modo que sentí un enorme alivio cuando nos dijo que venía en un rato y empezaba a caminar hacia Cage.

-Dios, ¿es que no puede estar un segundo sin intentarlo? -se quejó Dany-. ¿Y con mi hermano?

Sentí una punzada en el pecho. Por mucho que me quejara de Anabelle, yo estaba haciendo exactamente lo mismo. Y lo más difícil de todo era que, a sabiendas de lo mucho que sabía que le dolería si se enterase, no quería parar.

En silencio, observamos la interacción de el motorista con aquella ávida depredadora. Era casi como ver un documental, como observar un jaguar acercarse lentamente a una gacela preparada para abalanzarse sobre esta y... ¿comérsela? Vale definitivamente esa metafora no era la acertada. 

Pero la cosa era que Anabelle fue con toda la intención de posar su mano en el pecho de Cage coquetamente y, aunque en un principio lo consiguió, Cage la apartó rápidamente. Negó con la cabeza y, pese a que no los podía oír, y tampoco sabía leer los labios, no fue difícil entender que le acababa de rechazar. Y eso fue un alivio.

No por inseguridades mías ni porque lo quisiera por mi sola, sino porque habíamos decidido que cuando se fuera con otra persona nuestra extraña relación se acabaría. Y me hubiera molestado mucho que, después de todo lo que estaba haciendo yo por esto... el decidiera que se acabara tan temprano.

-No me puedo creer que le acabe de rechazar -comentó Dany rompiendo el silencio que se había instaurado entre nosotras-. ¿Que le pasa a mi hermano? ¿Desde cuando le dice que no a Anabelle?

-Quizás tiene novia -dijo Erin a mi lado.

Me sonrojé. No era exactamente la novia de Cage pero si el motiva porque no se fuera con Anabelle. Iba a negar de algún modo que el jinete tuviera novia cuando el padre de Dany se nos acercó.

Deuce siempre me había intimidado, no era el típico padre simpático de tu mejor amiga que te trata como a una segunda hija, pero aquella mirada que me dio me asustó más de lo que podría haberme asustado nunca.

-Livy, ¿puedo hablar contigo? -preguntó sin mostrar ningún tipo de emoción.

Asentí sin pensarlo demasiado. Era bastante difícil desobedecer a Deuce con es actitud y, aunque me temía que era lo que quería decirme, no pude negarme. Dany me miró frunciendo el ceño mientras yo me alejaba siguiendo a su padre hacia el interior de la casa. Le intenté decir con la mirada que todo estaba bien, pero pareció no tranquilizarle. 

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