Capitulo 20

31.2K 1.6K 66
                                    

Cage no vino a buscarme esa noche.  Estube esperándolo por un buen rato hasta que mis ojos,  cansados por la intensidad de ese día,  se acabaron por cerrar vencidos por el sueño. Realmente quería volver a estirarme a su lado, y creí que se repetiría. Por fin había logrado aceptar lo que fuese que Cage sentía por mí, y no entragarme a ello resultaba mucho mas fácil y sencillo que evitarlo. Sí, lo deseaba como no había llegado a desear a nadie, y caer en sus brazos era... de lo más satisfactorio. 

Por eso, al despertarme la mañana siguiente y descubrir que ningún motorista exasperante pero increiblemente sexy me había raptado mientras dormía y me había metido en su cama, decidí tomar medidas. No era raro que Dany no se despertara hasta bastante más tarde que yo, así que me levanté sin hacer demasiado ruido y salí sigilosamente del cuarto que nos tocaba compartir por ese fin de semana. 

La habitación de Cage no estaba cerrada con llave, prácticamente invitaba a cualquiera a colarse. Me encontré al jinete estirado en la cama, ocupando prácticamente todo el espacio dispoible en el colchón. Estaba decepcionada, obviamente, por el hecho de que no me hubiera vuelto a secuestrar a media noche, y mis enseguridades volvían a aflorar poco a poco, pensando que aquello que había pasado la tarde anterior no era más que un simple revolcón furto de las ansias del chico para tener... una liberación.

Pero verlo en esa postura, estirado sobre su vientre y sin camisa, mostrando los duros musculos de su espalda adornado con una enorme insignia de los jinetes, logró que me decidiera a avanzar. Poco a poco, me fuí acercando a su cama y, una vez allí, subí a la mullida cama, desplazandome con mucho cuidado de no despertar a Cage. No sabía cómo lograr sacarlo de su sueño de manera provocadora (y menos siendo Cage, al que debían haver despertado seguramente de las maneras más provocadoras posibles), así que simplemente me monte a horcajadas sobr él, Dany me había contado queeso a los chicos les encantaba, aunque encontraba el punto en eso.

Una vez, en esa psoición, y espuñes de que Cage incosciente se removiera debajo de mí, me enontré de nuevo en la misma situación que hacía unos segundos: No sabía exactamente que hacer. Obvservé por un momento los trazos que decoraban la espada desnuda del motorista, antes de empezar a resegirlos distraída mientras pensaba en algo. El jinete se estremeció bajo mi toque en cuanto pasé el dedo por su omoplato, y lo hizo de nuevo cuando le acaricié la columna. 

Sonreí. ¿Así que era eso lo que le gustaba? No tardé en empezar a repartir caricias por toda su espalda, disfrutand de sus extrañas reacciones.

Cycling my worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora