15- visita familiar

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Una sonrisa malvada se asoma en los labios de Liam, y noto que algo le sucede. Y es obvio, se siente avergonzado y de seguro esto no acabará nada bien.

Miro un segundo a Jake quien también sonríe como si ocultara algún chiste por dentro, o quizás esto que hizo Liam le pareció gracioso. Y aunque a mi me pareció algo hermoso, se que Liam no lo entendería.

Mejor me evito el comentario de elogiarlo por su atrevimiento.

—No, Liam. No es bueno comer helado a esta hora —interrumpo.

—Tienes razón, pero luego me encantaría. Ahora quisiera invitarte a un café, Lina, ¿que dices?

Jake me toma de la mano y al segundo siento los nervios de punta, ya que Liam me toma de la otra mano.

—Ella se irá conmigo. Sabes que es mala educación invitar a alguien a misa y dejar que se vaya solo, o que alguien solo te invite a ti a pasear —me dijo Liam apartando la mano de Jake de la mía—. Me disculpa, Jake, pero Lina se irá conmigo.

Esto no está pasando.

—Ya basta, chicos. Jake, no podré aceptar tu invitación, debo ir a casa porque tengo unas tareas pendientes, y tú, Liam, no debes recordarme lo que esté bien o mal, yo lo sé. Creo... —aclaro dudosa.

Al final de todo, Jake aceptó, pero dijo que pasaría a visitarme. Y Liam, pues Liam ahora está enojado.

¿De verdad los hombres son así?

........

—¿Sigues enojado? —pregunté al notarlo silencioso en todo el día.

—No, de hecho estoy tan feliz de haber hecho el ridículo, a mi me encanta ser un tonto frente a todos. Es excelente —respondió irónico.

—¿De verdad? —sonrío, pero me mira seriamente

—¡Es sarcasmo, por Dios! —gritó sin control alguno.

Me siento mal por tomar las cosas con gracia. Bajo la mirada y me mantuve en silencio.

Al llegar abro la puerta del auto pero el toma mi mano, como para que me detenga.

—Lo siento, Carol. No tienes la culpa de nada y mira como te trato, soy un idiota. Espero que me disculpes por mi reacción, y a la vez te pido comprensión.

Lo miro dándole una agradable sonrisa y un apretón de mano.

—Tranquilo, comprendo como te sientes. Siento lo sucedido, jamás pensé que al llevarte sucederían todas esas cosas —respondo, el sonríe, pero no tanto como para decir que su humor cambió.

—Vamos, necesito otro café.

Y eso hicimos, un café. Él se ofreció preparar el almuerzo y no me opuse, no tenía idea de que cocinaría si fuese mi caso.

Y para que mentir con respecto a que de vez en cuando cruzábamos miradas.
Por un momento él me descubría boba al mirarlo comer.

Una que otra veces yo lo descubrí mirando... ¿mi trasero? Si, exacto, eso miraba ya que tengo un pantalón pijama algo ajustado.

En realidad no sé para que se pierde mirando en donde no hay. Lo digo y lo retengo, soy más plana que el nuevo iPhone.

Espera... ¿qué hace alguien a punto de ser monja pensando en eso?

Ya ni sé que me ocurre...

Vimos una película, me doy cuenta que él tema de la iglesia quedó en el pasado ya que él no me ha vuelto mencionar "el ridículo" que hizo. Y yo en cambio lo veo adorable.

Benditas tentaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora