Capítulo 30

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Los tres se encaminaron hacia la puerta de la guardería, abriendo James la puerta para que las dos mujeres que ocupaban en el último tiempo gran parte de su día a día pudieran pasar. Mia se encaminó hacia la chica del mostrador con una gran sonrisa en la cara, sin duda alguna, su momento más feliz del día, era ir a buscar al pequeño, esperaba con ansias ese momento, y toda esa emoción se reflejaba en ella.

-Buenas tardes, venimos a buscar a mi pequeño- Mia amablemente saludó a la chica situada en la recepción.

-Un momento por favor, ha ocurrido algo esta mañana con el pequeño, no es nada grave no se preocupe. Ahora mismo viene- la chica sonrió amablemente a Mia, mientras llamaba por teléfono.

Una alarmada Mia, agrandó sus ojos al oír a la recepcionista hablar como si nada ocurriese, como si el simple hecho de decir que su hijo había tenido un problema no era nada. Abrieron la puerta y pasaron dos cuidadoras con su hijo en brazos de la mujer más robusta, el pequeño tenía un par de tiritas a largadas con dibujitos de colores en los brazos y una pequeña y redonda en la carita, ¡qué demonios habían hecho con su hijo!

- ¿¡Qué le ha pasado a mi pequeño!?- Una disgustada Sra. Black miraba con horror al pequeño- ¿quién ha sido el desalmado que le ha puesto la mano encima?

-Por favor, deme a mi hijo, ¿qué es lo que ha sucedido? – Mia alargó los brazos para que le pasaran a su hijo, lo quería besar y acunar, estaba tan arañado...- Mi pequeño, qué te ha pasado, ¿estás bien? - Mia hablaba con el pequeño, comprobando todas las partes del pequeño en las que había algo o podría a ver algo.

-Sra. Suárez, por favor, tranquilícese, no ha pasado nada, es más lo que parece que lo que ha ocurrido, simplemente su hijo jugaba con un juguete cuando otro bebé quería jugar, al final, su hijo no ha compartido el juguete y ambos se han hecho daño.

- ¿Está diciendo que el pequeño no sabe compartir y que es agresivo? – levantando una ceja mientras cruzaba los brazos, James habló por primera vez desde que había entrado, se sitúo delante de Mia y el pequeño, símbolo de protección hacia ellos.

-No, por favor, tranquilícense, lo que ha pasado es algo común, lógicamente no todos los días pasa, pero es normal que entre ellos interactúen, a veces, ellos simplemente hablan y juegan, en esta ocasión, no ha sido así, su hijo no ha querido compartir el juguete y el otro bebé, le ha arañado, aunque debo decir, que su hijo no se ha quedado atrás, ya que ha mordido y pegado con el juguete, que era de madera, al otro bebé, hemos tenido que separarlos en diferentes clases. Realmente es más de lo que parece, pero tengo que decirles, que ambos bebés han sido castigados durante 5 minutos, tratamos que el comportamiento aquí sea ejemplar y que entiendan que eso no pueden hacer. Eso es todo, si no quieren comentar nada más, tengo que volver.

Dicho esto, se dio la vuelta y se fue, no dio tiempo a que ellos asimilaran la información, no dio tiempo a replica, ni siquiera les miraba a la cara cuando decía todo ello, simplemente era como oír algo de manera repetida, por ello, suponían que era algo normal, y que siempre les decían eso a los padres, por lo que tenían más que estudiadas las reacciones, aunque James y su madre eran caso aparte...

-James, eres el mejor abogado de la ciudad, denúnciales. – su madre furiosa, miraba a la puerta por donde se había ido las mujeres, mientras acariciaba el bracito del pequeño. – Tienes que hacer algo.

- Sra. Black, por favor, no. Vayamos al coche, por favor. – Mia estrechó al pequeño entre sus brazos queriéndole proteger de lo malo que pudiera pasarle. Le besó en la pequeña cabeza, mientras se dirigía hacia la puerta de la guardería, donde James se adelantaba a abrirla para ellos.

Una vez dentro del coche, tanto James como su madre estaban algo alterados, aunque eso no quitó a James de ver como Mia ponía al pequeño en su asiento y le abrochaba el cinturón, cerró suavemente las puertas de todos los ocupantes y entró en el coche. Lo puso en marcha y se dirigió al piso de Mia. No llevaba ni dos metros recorridos, cuando Mia se echó a reír, la mirada sorprendida de ambos fue notable, ante el contraste tenso que había en el coche.

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