Capitulo 10

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El timbre, quién será...

Me dirigí hacia la puerta pensando quien me podría llamar a estas horas, más bien tenía esperanza que Adenilton hubiera recapacitado, después de casi dos años juntos con convivencia incluida me esperaba algo más de él. No es que yo lo mantuviera, bueno en parte si, no pagaba ni alquiler ni luz ni agua, pero él era el que hacía la compra, limpiaba la casa y la mantenía ordenada.

-¡Hola! Buenos días, espero no a verte despertado cielo.

-Buenos días señora Graice, por supuesto que no, ¿un café?

-No, no preciosa solo vengo a pedirte un poco de Maicena, voy a hacer un gran bizcocho y se me ha olvidado la Maicena.

-Claro ahora se lo doy.

Fui a la cocina, y le di un sobre de Maicena, era una vecina estupenda, su marido murió hace unos años, era un soldado de la segunda guerra mundial, la señora Graice dijo que su marido nunca hablaba bien de la guerra o de sus superiores, decía que no le gustaba que le diesen órdenes. La casa de la señora Graice es como la mia, salvo por ese olor a muebles viejos y cuadros por todas las paredes recordando el pasado que una vez fue mejor.

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Pero qué...

-¿Señora Graice se ha olvidado algo?- Mia se volvió del cuarto del bebé para abrirle la puerta murmurando que tendría que volver a calentarse el café.

-Hola

-¿Jace? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes donde vivo?

-Hola Mia, pues quería hacerte una visita ya sabes que el otro día no pude ir a comer y te lo quería compensar invitándote hoy a comer.

-¿Cómo sabes donde vivo?-Mia le miraba como si fuera una profesora preguntando la cosa más difícil de responder.

-Bueno, tenemos la ficha de todos los clientes. ¿Puedo pasar? ¿O interrumpo algo? Discúlpame si es así, yo no pensé que tendrías visita, me iré, perdóname.

-¿Qué? Jace espera, no tengo visita, ven pasa. ¿Quieres una taza de café?

-Claro.

Mia se fue a la cocina, y Jace la siguió mirando el piso, era pequeño, el cuarto de estar junto a la puerta y la cocina en el cuarto de estar, un estrecho pasillo que salía de la cocina y dirigía hacia cuatro habitaciones, Jace se sorprendería si en alguna había más de cinco metros. Mia le tendió el café y se dirigió hacia el sillón, hasta que recordó que quería tomarse la taza de café en el cuarto del bebé, así que retrocedió y se dirigió hacia allí ante un obediente Jace, que le seguía en silencio.

La primera habitación era la de el bebé y Jace entró detrás de Mia, esta se sentó en el suelo y le ofreció a Jace la silla.

-Bueno, y qué te trae por aquí Jace.

-Ya te he comentado quiero invitarte a comer.

-No voy a salir contigo Jace, mi prioridad es mi hijo.

Jace se asombró ante tal respuesta y no pudo sino otra cosa que reír.

-No quiero que salgas conmigo Mia, quiero que me dejes llevarte a comer, créeme no eres mi tipo. Todavía no he encontrado a mi tipo.

-¿Eres gay?

-No, no soy gay Mia, pero no he encontrado a la persona adecuada.

-Pero eres mayor.

-Bueno solo tengo un par de años más que tú. Dime este es el cuarto del bebé.

Una sonrisa muy grande llegó a la cara de Mia ante la simple mención de la criatura.

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