-¿Está segura?

-Sí.- contesto sin pestañear.

El señor Fonseca frunce el ceño y niega con la cabeza varias veces mientras abre un cajón de su mesa.

-Esto antes no pasaba. Una alumna tan aplicada como tú no habría tenido problema en obtener una beca.

Hoy en día, la palabra beca había dejado de utilizarse y de tener sentido. El Gobierno tenía demasiados problemas con su ejército como para preocuparse de la educación de los jóvenes.

Saca un papel del cajón y lo tiende en mi dirección. Lo cojo y saco un boli para rellenar el documento de abandono educativo.

-¿Me devolverán el dinero hasta fin de curso?

-Así es.

Firmo el papel sin darme tiempo a arrepentirme.

Le devuelvo el papel y me levanto de la silla.

-Puede volver cuando quiera, señorita Montenegro. Estaríamos encantados de volverla a tener con nosotros.

"Puede volver cuando quiera y cuando tenga dinero." Mejor dicho.

-Gracias, señor Fonseca.

Salgo del despacho y cruzo los pasillos hasta la puerta que se encuentran en silencio y sin nadie por sus ellos, ya que las clases ya han empezado.

Cuando salgo del instituto y una mano me tapa la boca mientras otra me arrastra contra la esquina del edificio.

Empiezo a revolverme intentando soltarme sin mucho éxito mientras un déjà vu comienza a formarse en mi cabeza, los soldados americanos intentando quitarme la ropa.

-Soy yo.- susurra en mi oído el cuerpo que me retiene, y la voz me produce cierta tranquilidad.

La mano que está sobre mi boca se va apartando con lentitud a la vez que la otra mano que envuelve mi cintura empieza a aflojar su agarre.

-Necesitas irte de aquí.

Me giro para encontrarme a Gavan que no para de respirar con dificultad como si hubiera estado corriendo o más bien huyendo de algo.

-¿De qué hablas?

-Los Exterminadores. Vienen a por mí.- mis manos empiezan a temblar incontrolablemente y doy gracias a que la mano de Gavan todavía está en mi cintura para sujetarme.- Y a por ti también.

-¿Por qué?

-Ya lo sabes. Alguien le tiene que haber contado que nos estamos viendo.

Las palabras de mi madre cuando tenía once años y los Exterminadores mataron a nuestra vecina por ayudar a un soldado estadounidense volvieron a mi cabeza.

"Sólo puedo rezar para que nunca te cruces en su camino."

-El ejército ya lo sabe y les están buscando, pero necesitas ir al campamento mientras tanto.

-Mis hermanos...

-Están en el colegio. –me interrumpe sin dejarme seguir.- No les van a hacer nada.

Empiezo a dudar durante unos segundos, y estoy a punto de ir a buscarles, pero al final Gavan me coge de la mano y caminamos hasta la Plaza Mayor.

Se oye un jaleo que aumenta por segundos y nos quedamos quietos sin saber bien qué pasa.

Hasta que a lo lejos de una calle veo una bandera roja con el círculo y la diagonal en negro que hace que mi corazón se acelere.

-Están aquí.- le susurro a Gavan que me agarra la mano y me lleva en dirección contraria.

Cuando les hemos dejado atrás se para y me coge la cara con cuidado.

-Sigue por esa calle y vete hasta el campamento. Voy a buscar al ejército tiene que estar por la Plaza.

-Es demasiado peligroso.- digo dándome cuenta al hablar que mi labio inferior no para de temblar.

-No hay otra opción.- contesta posando levemente sus labios sobre los míos.

Cuando quiero darme cuenta ya se ha ido.

Sigo por la calle y me doy cuenta que no estoy muy lejos del campamento. Decido atravesar un callejón para dar al bosque.

Miro hacia atrás y rezo porque Gavan esté a salvo.

Había oído tantas historias sobre los Exterminadores. Era espeluznante e inhumano.

Casi todos los que caían en sus redes acaban muertos, no sin antes haber sido torturados hasta la saciedad.

Los sonidos de varios pasos acercándose hacen que me ponga a correr. Era raro encontrarse a alguien por el bosque, pero no era posible que me hubiesen seguido. Había cogido un atajo.

Mientras corría miré hacia atrás para ver a varios chicos que tendrían mi misma edad, con ropa negra llena de agujeros y la mayoría se tenían rapado el pelo o parte de este.

Era bastante típico de los Exterminadores.

No me hicieron falta más coincidencias para correr aún más deprisa. Pero estaba demasiado cansada y no conocía aquel bosque lo suficientemente bien.

Me tropecé con la raíz de un árbol provocando un sonido demasiado esclarecedor de mi posición.

Me arrastré por el suelo oyendo cada vez más cerca los pasos y me quedé pegada contra un árbol, cerrando los ojos y demasiado aterrada como para volver a echar a correr.

Tenía miedo, tenía las manos estaban sudorosas y no paraban de temblar, incluso oía un incesante zumbido en los oídos que no me permitía escuchar nada más.

Así que no me percaté de lo cerca que estaban hasta que un saco contra mi cabeza y el sonido de una piedra que me hizo perder el conocimiento.




*Nota de la autora: Hola a todos! Sé que he tardado muchísimo en subir este capítulo y entiendo que muchos hayáis dejado de seguir la historia. He tenido exámenes y además como ya os he dicho en otros capítulos he perdido bastante el hilo de la historia y es muy difícil continuar una historia cuando no te viene la inspiración. 

Pero durante estos meses he seguido viendo apoyo y no quiero dejarla sin acabar, por eso os anuncio que quedan muy pocos capítulos, no sé exactamente cuantos pero poquitos. Tenía plateado hacer un segundo libro, una continuación de la historia pero por estos problemas que ya os he dicho no sé si será posible. Así que probablemente cuando acabe esta historia esperaré un tiempo y veré a ver si la continuo o no.

También os digo que estoy empezando otra historia que no tiene nada que ver con esta y que no se si subiré me encantaría porque tiene mucho misterio, acción y me encantaría saber vuestra opinión pero eso ya os lo iré diciendo.

Muchísimas gracias una vez más por todo el apoyo que dais a la historia que no para de sorprenderme, por todos los votos y los comentarios. Gracias de corazón.

Os dejo sin más dilación este capítulo que está cargado de sentimientos, y probablemente no tardaré mucho en subir el siguiente porque ya está casi escrito.

Espero que os guste!

Besos ♥

El Soldado Del VientoWhere stories live. Discover now