Capítulo 8.

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*Nota de la autora: Hola chic@s! Siento tomarme tanto tiempo para subir, pero he estado bastante ocupada, de todos modos creo qeu este capítulo es un poco más largo que los demás, así que espero que lo disfruteis! Y gracias como siempre por leer y votar la novela :)

Besos (LL.

Miro por última vez la bolsita con el colgante para asegurarme que está es la tienda y abro la puerta.

Me dirijo al recibidor y el dependiente, un hombre mayor con gafas minúsculas y ojos azules me saluda:

-Señorita, ¿en qué puedo ayudarla?

-Quería saber si usted me puede decir quién es la persona que compró este colgante.

-Veré lo que puedo hacer.

Saco el colgante y se le doy.

El hombre empieza a examinarlo minuciosamente.

-Este colgante le vendí hace aproximadamente dos semanas.

-¿Y no recuerda a quién?

-Mmm... deje me pensar. Mi cabeza olvida con mucha facilidad.

El hombre se queda mirando el colgante sin mostrar ninguna expresión, parece que se va a quedar dormido o que está pensando en otra cosa.

A medida que pasa el tiempo me doy cuenta que este hombre no va a ayudarme. Pero cuando estoy apunto de hablar, me manda callar y dice:

-Ya me acuerdo. Era un joven militar

Alex. Había sido él, me podía haber dejado una nota, o algo. Sonrío tontamente hasta que el anciano continua sacándome de mis pensamientos:

-Al principio pensé que venía a detenerme por algo,  pero solo quería comprar un regalo. En cuanto habló su acento americano le delató.

-¿Acento americano?- digo casi atragantándome con las palabras.

-Sí, sin lugar a dudas era americano.

Gavan. Mierda. ¡No había sido Alex, sino Gavan! ¡Ha sido él! ¡¿Cómo se atreve?!

Le doy las gracias, recupero el collar y salgo de la tienda.

Durante la comida nadie dice nada, como ya es costumbre. La única que sacaba tema de conversación era mi madre, pero ahora, nadie se encarga de eso. A veces mi padre suelta algún comentario para quejarse de los políticos o de la comida.

Mi mente sigue pensando en el collar y en Gavan. ¿Qué puedo hacer? No quiero ese maldito collar, y menos si viene de él. Solo lo ha hecho porque le doy pena, pues que se entere que a mi no me hace falta nadie que me regale collares caros.

                                   *                    *                    *

Los días siguientes de fiesta pasaron tranquilos sin ningún incidente. Yo trabajaba más horas de las normales en la casa de los Camiloaga debido a que por las mañanas no tenía instituto, por las tardes estaba dos horas en la casa y luego me dejaban  irme. Así que cogía a Matt y Rose y les llevaba al parque para que salieran un poco de casa mientras yo hablaba con Carla y Noe.

Les había pedido consejo sobre qué hacer con el collar pero ellas simplemente decían que me lo quedara, que era precioso y que debía darle las gracias a Gavan cuando le viera.

Eso era sin duda una tontería. Ellas no veían más allá de que Gavan estaba enamorado de mí y por eso me regalaba el collar. ¡Pero yo sé que lo había hecho por pena! ¡Y odio que la gente sienta pena por mí!

El Soldado Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora