Capítulo 25.

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Al día siguiente, me encuentro en la casa de Alfonso planchando un par de camisas mientras él escucha las noticias sentado en su sofá.

No presto mucha atención a la televisión pues se repite la misma historia de todos los días, hablan de muertes por la guerra en España, en el mundo y luego más concretamente en nuestra ciudad.

Pero las noticias de última hora siempre repercuten con más impacto y más cuando es en tu ciudad.

-Madre mía.- susurra Alfonso con preocupación.

Miro a la televisión buscando aquello que le ha provocado esa reacción y consigo leer en letra pequeña 'Última hora: El general estadounidense Horan ha sido asesinado de manera brutal. Más detalles a continuación.'

El general Horan era el máximo dirigente americano en nuestra ciudad, los españoles le tenían mucho odio por todos los bombardeos y fusilamientos que había ordenado. Sin embargo, era muy respetado por los estadounidenses no sólo de nuestra ciudad sino de toda España.

La noticia no me producía ninguna sensación en sí misma, pero la respuesta que esta muerte podía provocar, eso sí que me producía miedo.

-¿A quién demonios se le ocurre matar a uno de los generales más prestigiosos de los Estados Unidos?- pregunta Alfonso sin contener su asombro.

Poco tiempo después el telediario explica con más detalles la noticia.

Aparece un coronel americano explicando lo grave que es este asesinato que supone un atentado contra los Estados Unidos de América, el desconocimiento del asesino aunque sospechan que es español y que no paran hasta encontrarlo.

Me preguntaba lo mismo que Alfonso, quién querría matar a un general tan importante, quién querría revivir los combates y las batallas.

Probablemente un español.

Pero ahora que la guerra parecía un poco más estable, este asesinato era como una chispa en medio de un charco de gasolina.

Varias horas después me encaminé hacia casa y pude distinguir una silueta que ya me conocía muy bien.

Se encontraba apoyado en la puerta mirando hacia el suelo a pesar de no poder ver su rostro parecía angustiado, por la forma en que su pecho subía y bajaba con cada respiración y como su pierna se movía rápidamente como si se tratara de un tic nervioso.

-Hola.- susurro parándome en frente de él.

Levanta la cabeza sacudiendo levemente su pelo y traga saliva forzadamente.

-Hola, Annie.

-¿Mal día?

-Bastante.- contesta mirando otra vez hacia el suelo.

-He oído lo del general Horan. Lo siento.

-Era un hijo de puta para ser honestos.- suelta de repente, sorprendiéndome por su elección de palabras.- Pero ahora todo es un caos por aquí.

-¿Quién ha tomado el mando?

Se coloca su casco militar y me mira a los ojos tan profundamente que desearía saber qué está pensando.

-El coronel ha formado un grupo de investigación, pero muchos capitanes han formado grupos aparte y se proponer ir casa por casa para encontrar al culpable.

-Eso es una estupidez. Jamás lo encontrarán así.

-Lo sé, pero la mayoría de los soldados están de acuerdo con los capitanes.

Froto mis manos intentando conseguir algo de calor, pero no lo consigo.

-¿Estás en uno de esos grupos, verdad?

El Soldado Del VientoWhere stories live. Discover now