XXXIX.

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Narrador omnisciente

—¡James...! — susurro la rubia tratando de despertar a su inconsciente amigo.
Hace ya más de 30 minutos que estaba inconsciente ya que cuando no quiso recibir agua a Rufus le dio un golpe y lo hizo golpearse con el suelo, lo cual hizo que quedase inconsciente.
—¡James! — nada... — ¡Hey! — todavía nada... — ¡Hey, Idiota! — la rubia consiguió patear un vaso de agua que estaba en el piso y por fortuna le cayó a James encima.
El chico se despertó algo alarmado y trató de levantarse cuando recordó que sus manos y pies estaban atados y su mano izquierdo lo mantenía unido a la pared por medio de una cadena.
—¿Era necesaria el agua? — me pregunto algo irritado.
—Si, era necesaria. — respondió ella y luego lo miro a los ojos — ahora. Tenemos que salir de aquí. Es obvio que no accederé a ayudar a esa loca.
—¿Porque no? — preguntó el coma ceja elevada. La rubia lo miro horrorizada.
—No estás considerando ayudarla... ¿O sí? 
—Solo digo que tal vez... — empezó a decir el azabache cuando la rubia lo interrumpió.
—¡Okay! Lo haré yo sola. Ayúdala tú a ella. Yo mientras tanto... Me iré sola — dijo la rubia a la defensiva mientras forcejaba con sus manos para aflojar la cuerda.
Había tratado eso unas ocho veces antes y ninguna había dado resultado. Pero no hace falta mencionar que la chica es toda una terca.
El azabache estaba cansado. Había recibido un corte en su estómago por Rufus y unas horas antes un fuerte golpe que lo había dejado inconsciente. «¿Podría ser esa situación peor?» Se repetía el chico en su cabeza.
— ¿Intentaste con Accio para atraer tu varita y hacer eso menos complicado? — preguntó el chico mientras observaba a _____ tranquilamente desde el suelo. Además era obvio que el no ayudaría a esa bruja loca.
—Claramente —
— No tienes que estar tan a la defensiva, ______. Creo que yo he sufrido más de lo que tú lo has hecho aquí. — dijo el chico.
La rubia paro de forcejear y miro al azabache.
—¿Quieres simplemente ayudarme y ya?
—Te ayudaría si pudiera moverme, ahora mientras tú haces lo que estás haciendo, yo pensaré en un plan. —dijo el chico y luego susurro algo para si mismo: —Nunca entenderé a esta chica...

•••••

—Chicos ya es de noche... Vamos a hablar con McGonagall —dijo Rose ya cansada de andar buscando a sus amigos.
—Pero si apenas son las 10:00 PM, además si le decimos a Minnie nos regañara por no haberle avisado antes. —comentó Albus.
—¡Van a hacer que nos expulsen! —exclamó Rose sin darse cuenta de que con su tono de voz alguien podría oírlos.
—¡Shhh! —sisearon todos mirándola.
—¡Encontré el teléfono de ______! —Fred corrió hacia un lugar cerca del Gran Comedor y todos lo siguieron.

Corrieron hasta la puerta del Gran Comedor, la cual ya estaba cerrada. Ahí estaba. El celular de ______ junto al de James. Nada más. Solo sus celular sin ninguna pista de donde podrían estar ellos dos.
Albus, todavía con algo de esperanza tomo los dos celulares en sus manos y cuando trato de prenderlos, los dos se hicieron cenizas por arte de magia (que irónico).

—No lo entiendo. —susurro Albus.
—¿Sigues creyendo que esto es normal, Rose? —Fred la miró. Ella, tenía una expresión de horror.
—¿Se puede saber qué es lo que está pasando aquí?

Harry Potter estaba parado detrás de los 9 chicos junto a su mejor amigo Ronald Weasley.


—Llevamos una hora aquí, ¿alguien podría al menos hablar? —pregunto Ronald ya cansado de la situación.

Rose, Scorpius, Fred, Molly, Roxanne, Albus, Zoe, Lorcan, Lyssander, Harry y Ron estaban reunidos en la oficina de Harry hace ya una hora desde que los encontraron en la puerta del Gran Comedor. Eran alrededor de las 12:30 AM y ninguno de los chicos había querido decir nada.

—Okay, usare mi arma secreta. —dijo Ron levantándose de su silla y caminado hacia su hija Rose— Hija, le diré a tu madre.
—¡James y...! —Roxanne le tapo la boca con sus manos automáticamente y sonrío.
—Chicos no podemos ayudarlos si no nos dicen nada —dijo Harry.

Todos se miraron entre sí y asintieron ya rendidos. Fue Fred el que habló.

—Esta bien. Y sé que no pensaran lo mejor.

•••••

—Me rindo. Esto es totalmente imposible, es obvio que no saldremos de aquí si no la ayudamos.  —dijo la rubia con una expresión de cansancio. James la miro seriamente.
—Hace como una hora estabas diciendo que nunca en tu vida la ayudarías y ahora estas poniendo esa opción, ¿te digo algo, pequeña rubia? ¡Eso no es una opción! 
—¡Hey!, ¡bruja loca!  —empezó a gritar ____.
—¡No te atrevas! —exclamo el azabache pero ____ haciendo caso omiso a sus exclamaciones siguió llamándola.

Y cuando repararon, "la bruja loca", como ellos la llamaban estaba frente a ellos.

—¿Alguien me llamo?  —dijo esta con una grande sonrisa.
—Vamos a ayudarte. Pero tenemos condiciones.

¡James! ¡Has roto la maldicion Potter! (Actualizaciones lentas)  Onde as histórias ganham vida. Descobre agora