sorpresas (hot)

10.4K 672 31
                                    




—¿Louis? —pregunto en susurro asimilando que está aquí.

Él está saliendo de su auto sin nada que le cubra el agua que cae sobre él. Pero no se mueve, ahí queda plasmado.

—¡Si me amas debes venir! —exclamó, pero hace mucho frío, no es que odie la lluvia, pero esto es muy exagerado.

Ay que exagerada, no seas pendeja, esto es perfecto.

—¿Y si no quiero? —inquiero en voz alta y riendo.

—Pues aquí me quedo a esperar que me quieras —no evito sonrojarme.

Él ha captado la atención de varias personas, incluyendo muchas chicas quienes esperan que pase la lluvia. Entonces, sin más que esperar corro a mojarme, y estando más cerca lo abrazo aferrándome a su cuello mientras me sostiene y me da una vuelta. Nos miramos y la conexión fue tan fuerte que nuestros labios actuaron por si solos.

La lluvia recorre nuestra piel, ¿y qué mejor momento que este para amarnos? Es tan perfecto, es algo que sin dudas valoraré el reto de mi vida.

—Te extrañaba tanto —susurro, él acaricia mi cabello y me mira a los ojos.

—Y yo a ti —vuelve a besarme sin darme chance de nada, el deseo se apodera por completo de mi cuerpo.

—Vamos a otro lado —suplico ante las miradas de los demás, ya que aun es de tarde y no nos dejan de mirar.

—Hmm, ¿donde? —pregunta y limpio mi cara con cuidado, al menos no vine cargada con maquillaje.

—Realmente no sé, pero lejos de estas personas.

Al cabo de segundos me encuentro en su auto, el me pasa una toallita y limpio un poco la humedad de mi piel. Por suerte tengo una franela por dentro de la camisa, así que me la quito de inmediato.

—De verdad que estás muy sexi —murmuró mordiendo su labio.

—Tú también cariño —respondo.

El enciende el auto y maneja por la avenida principal. Yo no dejo de mirar como esa camiseta se ajusta a su cuerpo. Es tan sexy, tan candente, tan mío.

—¿Hacía donde vamos? —me pregunta y recordé que él no es de aquí y por eso no tiene una ruta exacta. Así que tampoco sé para donde ir.

—No sé amor —respondo.

El sigue por una calle solitaria, la lluvia casi ni lo deja ver por el cristal.

—Estaciónate ahi —le pido, el frunce el ceño, pero se estaciona en medio de la nada.

Ya que esto es un pueblo, en lugares ocultos solo hay arboles y cosas así.

—Ya que nos sabemos hacia donde ir, creo que charlar un rato no nos cae mal —murmuro.

—¿Solo charlar? —inquiere mordiendo su labio. No puedo con tantas tantaciones.

—Solo charlar —aseguro, nos miramos unos segundos soportando reírnos.

—¡A la mierda esa charla! —exclamó lanzando hacia mí y besándome, no puedo aguantar tanto tiempo sin él, para el colmo el carro no tiene tanto espacio.

—Vamos hacia atrás —susurro entre sus labios. El asiente y al cabo de segundos nos movemos hacia atrás, aprovecho y me quito el pantalón. Hubiera deseado usar falda, pero no me lo esperaba.

Él se sienta y me siento encima suyo, sus piernas quedan atrapadas en mi centro, y me abraza mientras acaricio su cabello y mis labios se mueven al compás de sus movimientos.

Labios ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora