Capítulo: 25

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Ninguno pronuncia palabra alguna varios segundos. Es incómodo. En eso Rubén da un paso adelante sujetando el brazo de su hermana. 

Rubén: Se nos hace tarde.

Mangel también reacciona y junto con Raquel empiezan a seguir su camino. 

Jordan: Yo voy con ellos.—me murmura, y así lo hace. Me quedo literalmente sola. Bueno, no tan sola. 

Juanito me mira y yo a él. Le hago una mueca.

Yo: Cosas de la vida.


Llegando a casa, agotadísima, antes de darme una merecida siesta, le doy a Juanito una merecida merienda. 

Veo la hora; seis y quince de la tarde. Me tumbo a la cama y cierro los ojos. 

Pero algo interrumpe mi sueño. Alguien me llama. 

Con la flojera encima estiro mi dedo índice para deslizar la pantalla y así teclear hasta dar con el botón de "aceptar llamada" y de paso poner en altavoz. 

Yo: ¿Digaaa?

Nadie responde.

Me quejo porque moría de sueño. Antes de colgar una voz masculina habla por fin. Agárrame Jesús. 

Rubén: Hey, ___. Me preguntaba sí... estás libre esta noche. 

El sueño se me fue de inmediato. Me levanto para coger el móvil y quitar el altavoz. 

Yo: ¿Disculpa? ¿me lo dices a mi?

Rubén: ¿Me equivoqué de número? ¿No eres ___?

Yo: Soy yo.

Rubén: Ah, es que... no sé, solo quería saber si podías.

Yo: ¿Celebramos algo especial?

Rubén: En realidad no. Pero a mi mamá se le ha ocurrido invitar gente para la cena. Vendrán los vecinos. Yo solo invité a Mangel y a Raquel. Y Mangel traerá a Mayra, y Raquel a Jordan.

Yo: Me alegra eso. Espero que lo paséis bien.

Rubén: Me gustaría que tú también estés. 

Yo: Creo que no es necesario.

Rubén: Así podría presentarte a mi mamá. 

Me acordé de lo que me dijo de ella hace unos días. 

Yo: ¿Está mejor?

Rubén: Sí... y muy animada. Me gusta verle así. 

Yo: Supongo que sí, es tu madre.

Rubén: Sí. ¿Entonces... vienes?

Lo pienso unos segundos. Por una parte quiero, por la otra no. Bueno, ¿qué puedo perder?

Yo: Vale, sí voy.

Rubén: ¿Quieres que vaya por ti?

Yo: Mejor dame tu dirección.

Me la da y de la nada mis nervios crecen.

Rubén: Es a las ocho. 

Yo: Ahí estaré. 

Cuelgo sin más, y me quedo pensando. No sé que hacer a continuación. Entonces marco a Mayra.

Mayra: Hey, guarra.

Yo: ¿En serio irás a la casa de Rubén?

Mayra: Ah sí, pero con Mangel. 

Yo: Ya lo sé, pero, ¿en serio?

Mi maestro de BiologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora