9. Te lo prometo, ángel.

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—¿Tengo que decirte lo que tú eres? Porque no quiero llegar tarde a clase.

—Anda, tira, niña insoportable, nos vemos después. —Le enseñé mi dedo del medio mientras caminaba a clases.

(...)

El estridente timbre sonó anunciándonos que la clase había terminado, por fin. Caminé buscando a Ashton con la mirada, me suponía que tenía que acompañarle al entrenamiento o irme a la biblioteca para hacer tiempo. Entré en el gimnasio y miré hacia la pista de baloncesto y las gradas, no había nadie allí, entonces, una mano tiró de mi brazo hasta uno de los vestuarios.

—Maldita sea, ¿qué haces, Hemmings? —dije mientras me tenía acorralada contra la puerta del gimnasio de la misma manera que esa mañana.

—¿Sabes? Pegas fuerte —masculló como si yo nunca hubiese hablado.

—Me alegro de que te doliese.

—Pero he decidido perdonarte. —Cuando estaba dispuesta a replicarle aquello de mil maneras, volvió a hablar.—Esta noche tengo una carrera, es importante y quiero que vengas, ángel.

—Uno. —Le empujé un poco con el dedo para que se separase. —Tú, tu espacio, yo, mi espacio —dije aquello mientras se lo indicaba dicho dedo. —Dos, no voy a ir, es lunes, tengo que estudiar y mañana tengo que madrugar. —Él iba a hablar pero, como él había hecho antes, no se lo permití cuando seguí hablando. —Y tres, deja de llamarme ángel, solo me produces ganas de golpearte.

—Eres un poco fiera, ¿eh? —se burló con una sonrisa cínica en sus labios. Me giré para salir de los vestuarios que olían a hormonas revolucionadas mientras que Luke olía a One Million—. Vamos, ven, por favor —rogó y me impacté ante aquella frase, me estaba rogando, Luke Hemmings, el chico estúpido y mujeriego, me estaba rogando y casi me reí a carcajadas.

—¿Qué parte de "no" es la que no entiendes?

—Deja de odiarme todo el tiempo, joder —respondió mientras agarraba con una mano su flequillo y se lo echaba para atrás. Le estaba frustrando y aquello me gustaba.

—Lo siento, me sale natural.

—¿Sabes? Haz lo que quieras —finalmente se rindió y me apartó rápidamente, aunque con delicadeza, de la puerta para salir de los vestuarios. Preferí no pararme a pensar el por qué había querido decirle que sí, pero no me apetecía romper las reglas, no de nuevo, no por él.

—¿Dónde estabas? —preguntó mi hermano que entraba en aquel momento junto a Brook en el gimnasio justo cuando yo salía de los vestuarios.

—Pensaba que eran los baños.

—Arriba pone vestuarios.

—¿Y? ¿Acaso no puede haber ahí dentro un baño? —Ashton rió, se acercó y revolvió mis pelos como siempre acostumbrada a hacer para hacerme de rabiar. Me giré y vi como Luke lanzaba tiros a canasta, ¿por qué le quedaban tan bien aquellos pantalones de baloncesto? No lo sabía y tampoco quería saber por qué me importaba.

(...)

—Vente, vamos a ir a tomar algo con Brook —propuso Ashton mientras salíamos del gimnasio, estaba a punto de responder cuando alguien chocó con mi hombro justo cuando intentaba pasar. Luke. —Eh, ten más cuidado —advirtió mi hermano cuando vimos como Luke seguía andando sin tan siquiera girarse, este solo nos mostró su dedo del medio y se dirigió a su moto sin tan si quiera una mísera mirada, ¡vaya! A Hemmings no le gustaba recibir un no por respuesta.

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora