46. Desafiándole, de nuevo.

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                                                         46. Desafiándole, de nuevo.

Miré sus ojos llenos de deseo que se encontraban fijos en los míos, casi presumiendo de que había conseguido lo que quería, y quise reírme pues en ninguno momento había aceptado una sola palabra de la que él había dicho.

—Creo... creo que me iré a casa.—Le empujé lentamente, agrandando la distancia entre nosotros.

—Te llevo a casa, entonces.

—Brook lo hará.

—No vas a irte con él, yo te llevaré.—Supe que por esa noche ya había tenido suficiente de la posesividad y mal carácter, por lo que decidí que no alentaría otra pelea más.—Vamos.—Enlazó su cálida mano con la mía y caminamos fuera del cuarto de baño, el cual, nunca había llegado a usar.—Avisa a tu hermano.—Se paró en la entrada, cogiendo su chaqueta de cuero negra del ropero y miré en la sala encontrándole junto a un par de chicos más sentados en el sofá del salón.

—Ash...—Me acerqué a él, buscando con la mirada a Brook, pero no estaba allí.

—¡M!—Gritó arrastrando las letras mientras se levantaba.

—Voy a irme ya.

—¿Ya?

—Sí, Luke me llevará a casa.

—Ese gil...

—Solo controla la bebida, mañana no quiero escucharte bufar por tu gran resaca.—Besé su mejilla, pensé que pondría más resistencia, pero al parecer el alcohol también tenía un efecto tranquilizante en él, pues solo bufó y se dio la vuelta para seguir con la fiesta.

—¿Lista?—Preguntó Luke cuando esquivé a algún que otro borracho hasta llegar a él y me tendió mi chaqueta.

                                                (...)

Me levanté a la mañana siguiente sintiendo como mi cabeza iba a explotar, me giré hacia el lado izquierdo de la cama pues una arcada casi me hizo vomitar. Esperé a que se me pasase aquella horrible sensación y me levanté de la cama lentamente, para encaminarme escaleras abajo, directa a la cocina.

—Buenos días.—Susurré cuando entré y vi a mi hermano sentado en la mesa de la cocina, comiendo de un tazón de cereales cual zombie de The Walking Dead, sus pelos se encontraban revueltos y de punta, algo que me hizo sonreír.

—Buenos días, M.—Contestó con su voz ronca y frunciendo el ceño debido a que la cabeza debía de dolerle hasta al hablar.

—¿Quieres algo de Whisky?—Bromeé mientras me sentaba costosamente a su lado.

—Cállate, no voy a volver a beber.—Y si no fuese porque sabía que me moriría de dolor, me habría reído en su cara.

—Prueba con otra.

—¿Qué pasó ayer con Brook?—Preguntó llevándose una cucharada de cereales a la boca y poniendo muecas cada vez que masticaba debido a que el ruido que esto debía producir en su cabeza le producía incluso dolor. Bien merecido lo tenía por borracho, pero yo no era la más adecuada para hablar.

—¿Por qué lo dices?

—Estaba muy cabreado.

—¿Y tengo que ser yo la responsable?

—¿Quién más va a ser si salió detrás de ti y luego volvió cabreado como el infierno?

—Pues no lo sé, Ash.

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora