Capítulo 49

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Hola, chicos, acá otro capítulo polémico jajaja disfrútenlo, y gracias por seguir comentando y votando💙

"Después de todas las cosas que había visto y por las que había pasado, sabía que las sombras podían ser peligrosas. Podían tener dientes". -Stephen King

Sasha

Tenía siete pares de ojos observándome, atentos a mis movimientos.

Mi índice apretaba el arma sobre la mesa, la hacia girar con lentitud sin apartar la vista de mis acompañantes mientras allá afuera la sangre continuaba derramándose, pero no toda la que quería, y mi paciencia se estaba agotando.

Tres meses eran demasiado, tres jodidos meses sin tener una noticia de ella, viéndola a través de mis recuerdos, solo que ahí no podía tocarla, no había calma para mi necesidad de su cuerpo desnudo enredado con el mío. La frustración empeoraba mi humor, era una puta bomba de tiempo que estallaría ante la más mínima provocación. No tenerla me afectaba más de lo que pude imaginar, sin duda sería incapaz de sobrevivir lo que me quedaba de vida sin Erin.

Lo sentía por ella, pero no me privaría del placer de tenerla conmigo. Ya la convencí una vez que su lugar era mi lado, lo volvería a hacer. A mi parte egoísta no le importaba que estuviera comenzando una nueva vida, se la arrebataría otra vez y la arrastraría a mi mundo; sin embargo, todo sería distinto ahora, porque conocía mis sentimientos y los aceptaba, solo que eso no me convertía en el tipo bueno que Erin necesitaba, pero era lo único que podía ofrecerle y después de todo, no existía otra alternativa para ella.

La haría amarme, e incluso si no lo lograba, vivir con su odio tampoco me disgustaba. Quería todo lo que viniera de ella. Iba a amarla en todos los sentidos.

Seguramente iba a luchar al inicio, se resistiría a su destino, y la dejaría pelear hasta agotar todas sus energías, o si decidía nunca rendirse, por mí estaría bien, lo aceptaría, lo único que nunca aceptaría, sería dejarla ir.

Y si escapaba, la encontraría y la traería de vuelta las veces que fueran necesarias, lo que bastara para que entendiera que podría correr, al final iba a atraparla.

Su destino estaba sellado. Algún día lo comprendería. No estaría conforme hasta que Erin llevara un anillo en su dedo y a mi hijo en su vientre.

—Lo que estás haciendo no le conviene a nadie, Kozlov —rompió el silencio Venka, un anciano con el que ya había lidiado, controlaba una parte de Rusia, una mínima—. Sergey ha sido la cabeza de la Bratvá desde mucho antes que tú nacieras.

—En algún momento iba a llegar su fecha de caducidad —mi arma siguió girando—, nada es para siempre, Venka.

—Por supuesto. Pero la Bratvá necesita un líder con experiencia, la juventud... bueno —dejó la palabra en el aire, pude cogerla de inmediato, todos en la mesa lo hicieron. Sus socios pensaban como él, Venka solo era el vocero, el más valiente para dirigirse a mí.

—Así que piensas que soy demasiado joven para liderar —lo miré fijo, sin parpadear un momento, la oscuridad fluyendo a través de mis ojos—, sugieres darle el puesto que me corresponde a alguien con experiencia, ¿alguien como tú?

Tragó grueso y aflojó el nudo de su corbata negra, luciendo incomodo y nervioso, no me sostenía la mirada, no podía hacerlo y así es como quería liderar. Patético.

—Mira, Kozlov...

—No recuerdo en que momento pedí tu opinión, Venka —interrumpí lo que sea que fuera a decir—, si los mandé llamar, fue para tratar otro asunto, no para debatir quien queda a cargo. Esto no es una puta democracia —aseveré firme.

Perverso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora