Capítulo 13

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Con Gideon todo es una montaña rusa. Unos días estamos genial el uno con el otro y otros días no dejamos de discutir por todo. En esto pienso cuando me despierto junto a Oliver, enrollada en sus sábanas, abrazada a su cuerpo.
Al despertar no recordaba dónde me encontraba, casi había olvidado lo que pasó ayer. Apenas había pasado una semana de la cena en casa de Flora cuando volví a encontrarme con Oliver. Fue en el campus, y ambos nos quedamos en silencio, sin decir nada. Porque ¿qué se supone que debíamos decirnos? Al final terminamos hablando sobre las clases. Yo le conté que había terminado mis clases del día y él me contó que también. Así que caminamos hasta nuestros coches. Pero cuando llegamos al mío me tomó la mano y el cuerpo comenzó a temblarme. Y no me pude resistir y le besé. Corríamos el riesgo de que nos vieran, mucha gente además. Pero no parecía importarnos. Él me suplicó que fuera con él a casa y no me costó nada aceptar. Al llegar fuimos a la habitación y no hemos salido de aquí en todo el día ni en toda la noche. Oliver está profundamente dormido, pero yo me siento por una parte demasiado alterada como para dormir más. Sobre la mesita a mi derecha veo que el reloj marca las cuatro de la mañana. Me pongo en pie y voy hasta la ducha, la puerta frente a las escaleras, con la ropa de ayer y una toalla que he cogido del armario de Oliver. 


Cuando vuelvo ya vestida me lo encuentro poniéndose unos pantalones. Nos miramos en silencio y serios, después me sonríe y el alivio me recorre el cuerpo. Me apoyo en el escritorio, frente a él. Desde aquí veo su torso desnudo, ese colo chocolate que tanto me distrae. 

- Esto no está bien -digo.

- Lo sé.

Lo miro a los ojos, él está concentrado en abrir los botones de una camisa. 

- Oliver, no podemos seguir haciéndolo.

- Solo han sido dos veces.

- Tres, si contamos el día de la fiesta. Y unas cuantas más si contamos todo lo de esta noche.

Oliver me mira entonces con una sonrisa torcida, malvada. 

- No me mires así -le digo-. Estás engañando a Flora, en realidad los dos estamos engañándola. 

- ¿Y Gideon?

- Gideon sabe perfectamente que me importa una mierda lo que piense. Te quiero a ti.

- Me quieres a mí, pero no vas a dejarlo.

- Y tú no querías estar conmigo si no era completamente tuya. Pero aquí estamos los dos. ¿Ahora qué es lo va a pasar?

Oliver suspira y se deja caer al borde de la cama, con la camisa ya desabotonada en las manos. 

- ¿Qué quieres tú, Alexia? Porque ya me da igual todo, solo quiero esto todos los días -dice señalándonos-. Quiero tenerte por las noches y ver cómo te vistes por la mañana. Y si tenemos que salir en secreto, estoy dispuesto a ello.

- ¿Lo dices en serio?

- Completamente.

Sus palabras me dejan pasmada y ni siquiera pestañeo. Por un segundo me doy cuenta que también he dejado de respirar y exhalo el aire lentamente. Camino hacia él y me siento a su lado, mirándolo muy de cerca.

- ¿Harías eso por mí? -pregunto en un susurro.

- Siempre que me prometas que eres mía. Solo mía.

Asiento con energía, con los ojos encharcados en lágrimas. 

- Lo soy, Oliver. Y te prometo que te compensaré. Cuando todo esto acabe, te compensaré.

(I'm) Yours: In love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora