Capítulo 3

837 60 3
                                    

No debería estar aquí hoy, no tengo clase, pero esta mañana cuando me he despertado no dejaba de pensar en ese chico gritando a un tal Ross. Tengo que saber si es Oliver, si está aquí, en Londres, si él sabe que estoy aquí, si me odia. Supongo que sobre todo quiero saber si me odia, no podría con ello. Aunque realmente me regaño a mí misma diciéndome que no debería importarme, no es nadie en mi vida y yo no soy nadie para él. Así lo decidí tiempo atrás cuando me fui sin decirle nada a nadie, cuando ni siquiera se me pasó por la cabeza que nunca volvería a verlo. Aunque, puede que en lo más hondo, pensara que tal vez nos encontraríamos de nuevo. Pero nunca pasó. 

Dejo el coche donde siempre y, envuelta en mi abrigo rojo, camino hacia el edificio de medicina (tengo que preguntar unas tres veces hasta que por fin encuentro el camino correcto) y me siento idiota al ver que está justo al lado del edificio donde yo estudio.

Al llegar me siento como una intrusa, aunque no se ve a nadie caminando con batas blancas como me había imaginado. Aun así no dejo de pensar por qué Oliver querría estudiar exactamente lo mismo que su hermano, ese ser tan perfecto con el me dijo que lo comparaban sin cesar. No tiene ningún sentido, por lo tanto no puede ser mi Oliver. 


Camino por los alrededores del edificio y por dentro. Me asomo a las clases que puedo y analizo a cada alumno que pasa a mi lado, y no hay rastro de él. Veo varias personas con su mismo tono de piel, algunas más claras, otras más oscuras, pero no la suya. Así que cuando, después de dos horas, veo que no hay rastro de nadie como él, que se le parezca, decido que tengo que marcharme. Al salir pienso en preguntar en secretaría si existe algún Oliver Ross en esta universidad, pero estoy segura de que esa información no me la darían, de modo que sigo mi camino por las calles de alrededor (sin quitar ojo de todo el que se cruza en mi camino) y llego hasta una cafetería cercana. Al entrar encuentro a Flora con unos compañeros de clase al fondo, ella me ve y me saluda. Me siento a la barra y pido un café solo, la camarera me lo sirve acompañado de unas pastas. Poco después Flora se sienta a mi lado.

- Tengo que confesarte algo -me dice.

Dejo la galleta que acabo de morder a un lado y la miro recelosa. Flora coge aire, como si le costase mucho decir lo que tiene que decir (aunque no deja de sonreír) y habla.

- Estoy saliendo con alguien.

De pronto, la arruga que se me había formado en la frente desaparece y en su lugar mi cara adopta una expresión neutra, una que poco a poco le va indicando que no me creo nada. Dejo de mirarla un momento, le doy un sorbo al café.
Tras un silencio levanto la mirada y le pregunto:

- ¿Tienes novio?

Flora se echa a reír, claramente feliz, y asiente sin parar. Yo, en cambio, no consigo moverme.

- Oh, vamos -dice ella-. ¿No te alegras por mí?

- No, Flora -confieso-, después de lo que pasó gracias a tu último novio no.

Flora deja de reír, de sonreír y de dar saltitos. La sonrisa desaparece y sus cejas se fruncen de preocupación. 

- Alex, hablé en serio cuando te dije que no volvería a hacer tal cosa.

- ¿Y cómo puedo creerte? Ni siquiera tú lo sabes. ¿Quién es él?

- Un chico que conocí hace unos días.

- Ya, y que no me has presentado, ¿verdad?

- Sé que teníamos un pacto... -<<Sí, me tenías que presentar al chico que yo analizarlo en profundidad y saber si soportarías estar en una relación. Tu psicólogo se va a tirar de los pelos.>>- pero no quería presentártelo hasta que hubiera algo. 

(I'm) Yours: In love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora