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Apenas puso un pie dentro de la escuela un escalofrío recorrió su espina dorsal. Miró hacia atrás, como sintiendo que alguien lo miraba. Sacudió la cabeza y entró, sujetando con fuerza las correas de su mochila. Apenas dio algunos pasos y la secretaria apareció. Dulce y jovial como siempre lo saludó, entregándole su horario de clases. No había tenido tiempo de buscarlo puesto a que estaba muy ocupado con la mudanza. Agradeció a la joven y estaba dispuesto a seguir solo cuando recordó que no tenía idea a donde debía ir. Su cara de estúpido lo delato, puesto a que la secretaria soltó una risita y le indicó que le acompañara.

Miraba los pasillos y las puertas de los salones atónito, no se comparaba a su otra escuela. Le faltaba color, cada pasillo era tan sombrío. Tal vez era porque se acostumbró a los colores vivos y al ruido constante proveniente de las salas de clases, pero aquí todo era silencioso. Sólo los tacones de la mujer interrumpían el horrible silencio en aquella parte del establecimiento. Incluso su visión podía verse afectada por el frío, habían tantas posibilidades que simplemente lo dejó pasar.

Subió al tercer piso, siguiendo a la secretaria. Miraba sus piernas descubiertas, ¿cómo no tenía frío? De seguro estaba acostumbrada, se notaba que llevaba tiempo trabajando aquí. Además, así llamaba la atención de todo hombre que la viera pasar, era algo meramente estratégico.

— Hemos llegado.

Levantó la mirada. Repentinamente se puso nervioso, nunca antes le había tocado estar en el puesto del chico nuevo. La secretaria tocó la puerta, esperando quieta al lado suyo. La puerta se abrió, dejando ver a un hombre que estaba en el rango de los cuarenta.

— Él es Park JinYoung. Es quien se incorporará a la clase a partir de ahora.

Rápidamente el mencionado hizo una reverencia a su nuevo maestro. Este asintió. La amable secretaria se despidió del chico y este dio una reverencia en respuesta. El profesor silenció a todo el salón y se posicionó al centro. Con suma formalidad, dio el aviso que un nuevo estudiante se incorporaba a la clase. Fue en ese momento, y siguiendo la seña que le hizo el maestro con la mano, que JinYoung ingresó al salón. Lentamente cerró la puerta. Se quedó de pie frente a todos los estudiantes que allí se encontraban, mirándolo fijamente.

— Buenos días, compañeros y profesor. Soy Park JinYoung, es un gusto conocerlos.

Hizo una reverencia hacia la clase. Luego, se sentó en el pupitre que el profesor le indicó. Avanzó a pasos largos para luego sentarse. De allí al toque de campana prestó atención a la clase y tomó apuntes. Puso la mochila en su regazo para guardar sus cosas. Sintió algunos pupitres moverse y levantó la mirada, encontrándose con la sorpresa de dos de sus compañeros frente suyo.

— ¿Qué tal? Soy Choi YoungJae, mucho gusto.

— Y yo Kim YuGyeom, un gusto.

Se sorprendió al ver que los dos amigablemente estiraban sus manos como forma de saludo. Ciertamente adulado estrechó la mano con ambos chicos. Sacó unas galletas de su mochila y la dejó en su asiento. Los tres salieron a recorrer un poco la preparatoria. Para JinYoung era gigantesca pero YuGyeom le mencionó que esa era la impresión al principio, pero luego se daría cuenta lo pequeña que es cuando conozca cada rincón. Salieron al patio, bastante amplio y lleno de áreas verdes. Ahora poseía un poco más de color comparados por los lúgubres pasillos, eso le causo mayor tranquilidad.

Mientras caminaban, JinYoung fue en busca de un basurero para botar el paquete vacío de galletas. Lo hizo, limpiando sus manos de las migas y retomó el camino junto a los dos chicos. Fue en ese momento que tres chicos hicieron una notoria presencia, su cabello desordenado, al igual que su uniforme. Uno de ellos traía la chaqueta colgada en el hombro, el cual caminaba a su dirección. JinYoung pensó por un momento que el chico se detendría o que se haría un lado, pero no, seguía caminando con paso firma hacia él. Entró en pánico por un segundo y si no fuera por YuGyeom que lo jaló hubiesen chocado. El chico lo miró con una profunda seriedad, tanta que lo intimidó a pesar de que fuese más bajo por unos centímetros.

— ¿Qué fue eso? —. Preguntó el castaño a sus compañeros. — ¿Por qué no se apartó?

— Porque él y esos dos chicos que lo acompañaban se creen dueños de esto. —. Respondió YoungJae.

JinYoung estaba claramente confundido. Los tres se sentaron bajo un árbol cercano, quedando él frente a los menores.

— ¿Me pueden explicar ahora?

— Trataré de resumirlo. Con el chico que casi chocas es Jackson Wang, va en nuestra clase. Se cree que tiene el poder cuando D. no está presente. Ten cuidado con él, es muy creído y puede llegar a ser muy peligroso. —. Le explicó YuGyeom.

— ¿Por qué? ¿Quién es D.?

Los dos menores se miraron por un momento, era una larga historia. La campana sonó y los tres fueron al salón rápidamente, debido a que les tocaba Matemáticas con una maestra muy exigente.

Mientras resolvía ecuaciones, JinYoung pensaba en lo que había ocurrido y lo que le explicaron sus compañeros. ¿De qué se trataba todo eso? Fue en ese momento que tocaron la puerta. La profesora abrió, regañando a quien estaba afuera para luego dejarlo pasar. Jackson entró con rostro desinteresado, pasando por el lado de JinYoung, chocando su brazo con el del chico nuevo para sentarse al final de la silla. El castaño rápidamente se sobó el brazo y volteó a mirar al chico, el cual le devolvió una mirada bastante fulminante. Algo le quedó claro desde ese instante, Jackson y esos dos chicos eran unos buscapleitos.

Los tres se sentaron bajo el mismo árbol desde el primero receso. Era la hora de almuerzo. Comieron tranquilamente, hablando de cualquier tema que se les ocurriese. Tenían muchas cosas en común en diversos temas, ya parecían amigos por estar conversando tan animadamente. Pero pronto todo ruido en el patio desapareció. A JinYoung le pareció extraño pero quiso seguir hablando pero YoungJae le hizo una seña para que guardara silencio. Entonces volteó a ver la causa de ese silencio. Nuevamente los tres chicos hicieron presencia. Comenzaron a pasar por los grupos de alumnos distribuidos en el patio, por lo el castaño estaba dándose cuenta les quitaban la comida. Aquello lo encabronó pero decidió quedarse callado.

Fue el turno de ellos. Los tres chicos se pararon frente a ellos. Un moreno de cabellos rojizos y labios gruesos estiró su mano. YuGyeom y YoungJae no demoraron en estirar lo que había traído para comer. El segundo chico se los quitó, revisándolo junto con el primero mientras Jackson vigilaba al trío. Ambos chicos lanzaron la comida al piso, como si fuera basura. Los busca pleitos les dieron la espalda y comenzaron a caminar en busca de siguientes víctimas, JinYoung miró los emparedados de YuGyeom cubiertos de tierra y las galletas de YoungJae molidas. Los tres buscapleitos les dieron la espalda y caminaron a por otras víctimas.

— ¡Hey! ¿Qué les pasa?

El trío se detuvo en seco. YoungJae cubrió su rostro con ambas manos mientras YuGyeom le hacía señas para calmarlo. Fue en ese momento que tres miradas fulminantes se posaron en JinYoung.

— ¿Qué dijiste?

— Qué diablos les pasa. ¿Acaso estás sordo?

El segundo chico se le acercó a paso rápido. El castaño se levantó, quedando ambos frente a frente.

— Repítelo, si te atreves.

— ¿Qué? ¿Acaso no entiendes lo que te dije?

El ambiente se puso sumamente tenso. El chico de cabellos blancos levantó su puño dispuesto a golpearlo pero Jackson lo detuvo antes que pudiera lograrlo. El casi agresor lo miró en espera de explicaciones pero el otro solo le respondió con una seña en la cabeza, indicando que debían irse. De mala gana el peli blanco se alejó de JinYoung, insultando en un inglés perfecto para descargar su rabia. Luego que los tres se fueran todo volvió a lo que era antes. El castaño se sentó. Pestañeó un par de veces, no supo que había pasado. YoungJae y YuGyeom lo miraban atónitos.

— JinYoung, no vuelvas a hacer eso nunca más en tu vida. Mark casi te mata. —. Le advirtió el menor de los tres.

— De seguro estás en su lista negra. Y eso significa una sola cosa...

— También estás en la de D.

El castaño chasqueó la lengua, le importaba una verdadera mierda quien fuese D. y su importancia en la preparatoria.

— No importa. Tampoco iba a permitir que los trataran como basura, sin importarme que sean los secuaces de ese D. o lo que sea.

Sus dos compañeros suspiraron, JinYoung no sabía en lo que se había metido.

Daddy ; BNiorWhere stories live. Discover now