—Es que no deberían—me encojo de hombros simplemente, añadiendo un interés casi omiso al torrente de preocupación letal que parece salir de su mirada, resguardándome en no más que un trago más, y hasta terminar con ello—. No debería interesarle a nadie lo que sea que ocurra conmigo.

Y creo que cierro los ojos, o al menos trato, en mi intento por no soportar un instante más su mirar. Pero al sentir ya las arcadas volviéndose a cerrarse entre mi garganta y los últimos restos del sabor a uvas, respiro profundamente como reacción, y sólo trato de mantener conmigo la calma. Quería creer que al perder un poco de interés en aquellos sollozos que estaban invadiendo a mi propio cuerpo, entonces las náuseas, el dolor, o el pánico podrían disminuir su peso sobre mí... si tan sólo conseguía tener algo de suerte.

Porque mierda, ¿Han sido sólo dos semanas de verdad desde que me había estado muriendo lentamente? ¿Desde que todo dejó de ser lo que era para mí? Tal vez sí, si los resquicios de cada recuerdo asesinándome no pasaran con una lenta velocidad tortuosa, o si las imágenes borrosas, y carencia no me carcomieran la conciencia con esta maldita lentitud.

Si tan sólo me hiciera a la idea de que ni un millón de palabras la traerían de regreso, aunque ya lo sabía porque se las dije, ni que tampoco un millón de lágrimas la harían volver. Lo sé, porque se las lloré.

—Y tu familia...—murmuró John, observándome sin expresión alguna en su rostro—. ¿Sabes que ellos también se han preocupado por ti? ¿Tienes idea de cuántas veces Kate y Janet han intentado contactarse contigo? Tus hermanos, ellos han...

—¿Y mi padre?—le suelto de pronto. Con una escaza debilidad que me desconcentró. Él luego niega como si no lo hubiese comprendido.

—¿Cómo?

—Joseph... ¿Cuántas veces ha llamado él?

Fruncía el ceño en silencio, observándome y mostrando aún confusión, haciéndome bullir ligeramente por dentro, y acompañar el vacío con una risa vaga que se escapa como burla hacia mí.

—Deberá estar partiéndose de alegría en este momento—me muerdo los labios al aguardar un segundo para mirar mi copa vacía. Soportando el dolor que provocan mis propios dientes, como si el sufrirlo tuviese una dosis de absolución, de brindarme otra salida—. Pensando en miles de formas para decirme 'te lo dije'. Luego de tanto tiempo, lo habré hecho sonreír.

—Es tu padre...—musita erguido, incrédulo por la expresión que tiene—. ¿De verdad piensas que...?

—...Sí—zanjo, al tiempo en que había querido parar de escuchar sus palabras para servirme un poco más—. Y mucho peor de lo que puedes estar imaginando.

Mucho peor de lo que tendría cabida en mis propias imágenes desvariadas y frustradas. Para Joseph sería como un problema resuelto más, como un desliz ya terminado. ¿Una salida, quizá? Como sea, se trataría simplemente de la liberación de una carga más que habitaba mi vida. O como diría, el final de una aventura.

Niego casi al final de un resople instantáneo, frunciendo un poco el ceño para demostrar un poco de interés, o dolor. Y no obstante la cuestión era que ya había sido tarde como siempre, ya había ido olvidando esa tarea conforme la soledad y el silencio se extendían entre los muros de mi hogar. Ahora no son más que muros destruidos, sin ella, sin nosotros.

—Tus padres...—bisbisea, ahora no mirándome a mí, sino a la mata de folios impresos que están sobre la mesa—. Ellos jamás supieron del embarazo, ¿Verdad?

Mi garganta dolió con ese último trago. El líquido se me atora, mientras la habitación comienza de pronto a perder su magnitud, su sentido. Lo miro entonces, y apoyándome disimuladamente contra la fría madera hago la ardua tarea de no estrellarme de bruces contra la superficie, sólo por haber sentido como una ráfaga toda esa debilidad.

Just Good Friends (Michael Jackson Fanfic)Where stories live. Discover now