¿Quién eres?

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Desperté de mi pesadilla abriendo los ojos de golpe, más sin embargo no habia rastro alguno de que me encontrara en mi hogar. ¿Dónde estaba? ¿Por qué todo se veía de color rosa? Con el rápido palpitar de mi corazón, trate de respirar, pero sólo termine logrando tragar un poco de agua. Me levanté un tanto ahogada, tosiendo con insistencia; Al mirar mi alrededor, pude ver que estaba dentro de una fuente. Con escalofríos y temblores recorriendome el cuerpo, logré ponerme en pié (apoyando mis manos en el borde de la fuente) y estirar un poco las piernas, sintiendo la falta de equilibrio poco tiempo después de soltarme de la barandilla.

Debí verme patética, pareciendo una niña aprendiendo a caminar. Primero mi pierna derecha y luego la izquierda; salí de la fuente con las piernas flanqueando y el agua recorriendome completamente. Mi vestido blanco goteaba siguiendo un ritmo que se proyectaba por el silencio de la habitación oscura y amplia en la que me encontraba. Suspire, apoyandome de la pared hasta llegar a la puerta.

¿Qué me había pasado? ¿Dónde estaba? Las dudas me asaltaron de pronto, y caí presa de la desesperanza nuevamente. ¿Y si estaba secuestrada? Hiperventilando, me apresure en arrastrarme hacia la puerta lo más velozmente que pude. Empuje con todas las fuerzas que tenía,
y sin poder sostenerme de algo caí al piso en un estruendo sordo. La penumbra casi total de una sala de tamaño exorbitante me recibió con los brazos abiertos y una sonrisa siniestra. Tendida en el piso de baldosas monocromaticas pulidas, recapacite un poco más.

Era de día, aunque estuviese nublado. Ambas habitaciones en que había estado, parecían en penumbras por las cortinas extendidas sobre las ventanas, evitando la tenue luz del sol. Pensé que mi secuestrador podría ir a mi búsqueda pronto, por lo tanto, cerré la puerta tras de mi, tratando dejar todo como estaba.

Me arrastre hacia las ventanas de la sala, y siguiendolas pude encontrar la que parecía ser la puerta principal. Traté de abrirla con esmero, pero mis brazos débiles se negaron a tener si quiera una oportunidad de quitarle el candado. Con ganas de lloriquear, me vi con la única opción de subir las escaleras de madera oscura y relucientemente gélida, con la esperanza de encontrar una habitación en la que ocultarme hasta que fuese seguro salir. 

Temía por mi vida en aquel lugar desolado y fantasmagorico en medio de la oscuridad aterradora, y ya decidida a buscar refugio, llevé mis tembloroso y helados pies hacia la escalera limpia de madera oscura. Mi mano derecha se posó con delicadeza en la barandilla, buscando apoyo para mi equilibrio desgastado, mientras mis pies subían escalón por escalón. Mi vestido mojado y el frío en mis pies comenzaban a hacerme tiritar aún más.

Desde el final de la escalera se divisaban largos pasillos a ambos lados de la escalera central. Una alfombra color vino extendida frente a mi fue un alivio para abrigar un poco mis pies desnudos. Seguí el pasillo a mi derecha, procurando caminar sobre la alfombra. Habían muchas puertas con placas grabadas, pero una llamó mi atención; "K__a_o", ¿Eso significaba algo? Un sollozo se escuchó desde dentro de la habitación, produciendo una gran esperanza en mi ser. ¿Otra persona en ese lugar? ¿Podríamos ser otra persona secuestrada que me ayudaria a escapar? Tratando de mantenerme en pie, trate de caminar hacia la habitación. Desde fuera, se escuchó un lamento.

...T-teddy... - Una voz silenciosa resono en el entorno acallado de la misteriosa habitación tras la puerta cerrada. Teddy me era un nombre extrañamente familiar, ¿Cabía posibilidad de que ese niño estuviera llamando a algo o alguien que yo conocía?

El chirrido de la puerta que intentaba abrir y el frio pomo que mantenía en mi mano me despertaron de mis pensamientos con suavidad. Al abrir la puerta, frente a mi apareció otra habitación a oscuras. Los juguetes desparramados por el piso, decían a gritos que era la habitación de un niño pequeño, y en lo absoluto la habitación de un prisionero. Un chico estaba tendido y acurrucado sobre las sábanas de la ostentosa cama. Sobre la mesita de noche, había una lámpara con un luz ligera que proporcionaba tranquilidad y sociego. Me asusté cuándo la ampolleta explotó con un ruido estridente, dejando la habitación en completa oscuridad. A pesar de mi reacción temerosa, el muchacho no hizo movimiento alguno.

Con paso firme y cuidadoso me acerqué a la cama en la que el chico dormía, observando sus ojos cerrados y profunda tranquilidad. Mi temor salió a flote, al pensar que estaba muerto.

Hey... ¿Estás bien? - Pregunté dos veces, intentando no perder la esperanza pensando en que su cuerpo inmóvil significaba muerte. Me acerqué aún más, temerosa, temblando más de miedo que de frío, y entonces a lo único que atine fue a tomarle el pulso; Nada.

Quedé inmovil por un momento, no sabiendo bien qué hacer. ¿Estaba tocando a un muerto? Solté su muñeca sin tardanza, y me acerqué a su rostro en busca de respiración, movimiento, o cualquier señal de vida. Nada ocurrió.

¿Pasa algo? - Susurró en mi oído de pronto, logrando que nuevamente se me helara la sangre. Su mano helada aprisiono mi muñeca contra la almohada y rápidamente, lanzandome sobre la cama, se posicionó sobre mi. Aprisiono mis dos muñecas juntas para evitar movimientos bruscos con una de sus manos, y su mano libre se dirigió a presionar mi cuello. - No me gusta que vigilen lo que hago

Lo siento - Dije en un quejido, tratando de modular a pesar del daño que estaba produciendo en mi cuello. Apretó aún más.

No te dí permiso para hablar - Murmuró cerca de mi rostro, mientras deslizaba su mirada gélida sobre mi expresión afligida. Debió verme muy asustada, tanto, que se apartó de mi.

¿Qué hacías mirándome desde la puerta? - Preguntó soltando mi cuello y asegurando más el cautiverio de mis manos. Su mirada estaba seria y su boca hacía una mueca hacia la izquierda, como estando atento a cada sonido que saliese de mi boca.

Escuché a alguien llorar y... Pensé que necesitaba ayuda. Creí que era un prisionero como yo... - Contesté, recapacitando luego en que no había percibido que él se hubiese movido en algún momento para observarme de pie al lado de la puerta.

¿Estás diciendo que YO estaba llorando? ¡No me hagas reír! – Dijo con deje de superioridad, pareciendo enfadado. "Yo no lloro"; No debería dudar de las personas, pero estaba claro que eso no era más que una mentira. Sus parpados estaban hinchados y sus ojos estaban rojizos y lacrimosos.

¿Entonces no estás prisionero aquí? - Pregunté de nuevo. El chico se quedó en silencio un momento, pensando en una respuesta.

De algún modo si... está es la mansión de mi familia. Odio a todos y no me gusta salir... pero no recuerdo que nadie haya hablado algo sobre una prisionera - Su respuesta me tranquilizó un poco. No había razón por la que despertara en una fuente con agua extraña, pero al menos no había sido raptada.

¿Cómo supiste que estaba de pié en la puerta? – Cambié el tema, tratando de salir de todas las dudas que me carcomian hasta el momento. Ese detalle era algo que no me dejaba tranquila.

¿Ah? Pues, mi sentido auditivo es una maravilla, ¿Es algo malo acaso? – Soltó mis muñecas para señalar sus oidos y sentarse en la cama. Se notaba orgulloso también de su audición.

No es malo en absoluto, sólo me parecía extraño... – Quedamos unos momentos en silencio. Era algo extraño; un desconocido aprisionandome contra una cama y despertar en una mansión que no conocía.

Bueno... ¿Cómo te llamas? – El muchacho intentó comenzar de nuevo con las presentaciones, y yo, encantada acepté la propuesta.

Um... no tengo un nombre supongo, porque no me acuerdo de el... - pareció algo incomodo al escuchar eso. Se acomodó más en el borde de la cama, y tomó una gran bocanada de aire.

Quizás luego piense en un nombre para ti. Mi nombre es Kanato - Sonrió un poco forzado, aún así mostrando una dulce sonrisa. Era un nombre extraño, y al escucharlo inmediatamente llegó a mi memoria el recuerdo de la placa opaca al lado de la puerta. Junto a ese recuerdo, una ola de sensaciones me invadió de pronto, y sin saber de qué se trataba, acepté su provenir sin ninguna resistencia...

"¿Kanato...? ¡Kanato! - gritaba la mujer de vestidura negra y reveladora, en busca de uno de sus hijos. Cuándo le encontró, sonrió con dulzura coqueta - Kanato, ¿Dónde estabas?

...Paseando por el jardín...- En sus ojos aún habían rastros de lágrimas derramadas en soledad. Trató de mirar a su madre y ocultar su dolor.

Bueno, mira lo que tengo - Le entregó el oso de peluche, y el pequeño de cabellera lila sonrió sin rechiste.

¡Un osito! Gracias mamá... se llamará Teddy - Abrazó al peluche con ternura infinita, mientras daba brinquitos de alegría.

Me alegra que te guste, Canario... - Se sentó en el borde de la funte que se encontraba en el jardín - Ahora... ¿Podrías cantar de nuevo para mi?"

Eres Tu... Teddy? [Kanato - DL]Where stories live. Discover now