16. Fiesta de negocios | Parte dos.

Comenzar desde el principio
                                    

– Buenas noches, joven Jeon –le saluda el hombre– que sorpresa tenerlo por aquí. Veo que tú y mi hijo son amigos ahora, ¿no?

– Muy buenos amigos, señor –afirma el castaño y Jimin suelta una risita.

– Me alegra mucho –esta vez habla la señora Park– espero que las familias también puedan ser muy amigas, ¿cierto Jungkook?

– Sí, eso espero, señora Park.

Su padre comenzó a presentarlos con el círculo que estaba con ellos. Jimin estaba sumamente aburrido, hacer conexiones con ese tipo de gente nunca le gusto, recordó que cuando era pequeño cada vez que venía una de estas fiestas hacia un gran berrinche para no asistir, aunque nunca funcionaba. Noto como su padre se acercó a su oído para decirle algo.

– Te felicito hijo, esta amistad con Jungkook nos puede beneficiar a ambos.

Jimin revoloteó los ojos y pensó "Imbécil, lo traje porque el chico me encanta, no para hacer negocios."

Cuando ya terminaron de hablar con la mayoría de las personas ambos chicos fueron a servirse algo para beber y comer algunos bocadillos de la mesa que estaba en el centro.

– Mierda, tengo hambre –dijo Jimin.

– Tengo sed –acotó el castaño.

– Y como no, haz sido el centro de atención allá, yo casi no hable.

– He hecho tu trabajo –dijo Jeon mientras se servía una copa de vino.

– Y también te has robado la atención de todas las chicas.

– Ni siquiera lo he notado.

– No es tan difícil notar lo mucho que te coquetean las hijas de los empresarios. Me gustaría besarte para que sepan que eres gay.

– ¿Te has puesto celoso?

– No, por ellas no, pero sería sumamente gracioso ver sus caras, se tragarían con un cubito de queso.

Jeon se ríe ante la ocurrencia del mayor, pero en el fondo de su corazón le hubiese gustado verlo celoso, así sabría si teme perderlo.

– Estoy aburrido –dice el peli-naranja.

– Yo también y estoy algo cansado, cariño.

Jimin lo mira y suelta. –Ven, quiero mostrarte algo.

Park comenzó a caminar seguido por Jungkook. Se alejaron del ruido de la fiesta para subir por la gran escalera de mármol de la mansión, pasaron por varias habitaciones que al castaño le resultaban familiares desde que había venido a la reunión con su padre. Siguieron caminando hasta llegar a la habitación del fondo.

– ¿A dónde vamos? –le pregunto a Jimin.

– A mi antigua habitación.

Cuando entraron en el dichoso lugar lo primero en lo que se fijó el castaño fue en lo sobrio del lugar, las paredes eran blancas con un cuadro de una casa en la playa, habían muebles de madera modernos y todos combinaban, la cama tenía sábanas blancas con detalles plomos, todo perfectamente organizado en el espacio. No se parecía ni un poco a la personalidad del peli-naranja.

– Mis padres la remodelaron cuando me fui –dijo Jimin– antes tenía pegado muchas fotografías que yo mismo sacaba, y una pared era de color azul, me gustaba esta habitación, era el único lugar donde podía estar tranquilo sin pensar en toda la mierda que había en esta casa –río melancólico– no tenía la esperanza de que mis padres no la hubiesen cambiado pero fue choqueante verlo, ahora pareciera que jamás viví aquí...

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora