¿Está en mi clase?

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  ¿Me había quedado dormido? Cuando abrí los ojos estaba lloviendo y las grises nubes opacaban cualquier intento del sol por mandar algún rayo de luz al suelo de este infernal lugar. Todo estaba obscuro, más de lo usual. ¿Qué hora era? Miré el reloj de mi buró detenidamente, las cinco de la mañana. Aún tenía tiempo de dormir un rato más ya que las clases en el instituto comenzaban a las siete. Pero, en lugar de hacerlo me puse de pie, adiós al calor de mi dulce cama y hola al abrumador frio. Ya no podía seguir durmiendo ni un minuto más. Cada vez que cerraba los ojos miraba el rostro del bastardo, su maldita sonrisa de burla estaba tatuada en mis parpados. ¿Cómo había logrado perturbar así mi mente? y más importante aún ¿por qué lograba manipular mi mente con tanta facilidad? yo solía ser de esas personas que ignoraban a mierdas como él, pero esto es diferente ¿por qué? 

     Caminé hasta el cuarto de baño para poder ducharme, tal vez el agua tibia sería de ayuda para mi desordenada menta. Me quité la ropa y sin más me metí a la ducha. Efectivamente la estupenda temperatura que recorría mi cuerpo resultó relajante. Luego de ducharme me envolví en una toalla y busqué, sin ganas, mi ropa para ir al instituto. Como hacía frío decidí llevar un abrigo cruzado negro con capucha y unos Jeans desgastados. 

     Bajé hasta la cocina tarareando una canción. ¡Ya estaba feliz! no iba a permitir que el soquete ese hiciera de mi vida un infierno ¡NO SEÑOR! y para mejorar mi mañana la cocina emanaba un olor estupendo, justo cuando observé la mesa terminé por confirmar mis sospechas ¡Waffles con nutella. Pensándolo bien, la noche anterior no había comida nada gracias al... no mejor ni lo recuerdo.

— Buenos días hijo — Dijo mi madre lanzándome una cálida sonrisa.

     Mierda, había olvidado que la noche anterior me había comportado como un gilipollas.

— ¡Buenas! — Saludé devolviéndole la sonrisa, pero luego me puse serio—  Sobre lo de ayer... lo... lo... yo lo sien... lo sien...

— No tienes por qué disculparte hijo —Puso un waffle en mi plato — Sé que todo esto es un cambio muy pesado y aún no te acostumbras.

— Vale, pero aun así no tuve por qué haberte hablado así. De verdad lo siento— Siseé.

     Me lanzó una cálida sonrisa y supe que todo estaría bien. Así que me dispuse a comerme el delicioso Waffle.

     El desayuno fue estupendo, había tenido una charla agradable con mi madre y luego mi padre había aparecido y se nos había unido. Todo iba de perlas hasta que... recordé que tenía que ir al instituto. Así que de mala gana tomé mi mochila y me marché al infierno, no sin antes despedirme de mis padres y agradecerles por la comida.

     Había llegado a tiempo al instituto, aún faltaban veinte minutos para la entrada. Caminé tranquilamente por los largos pasillos y, aunque pasé un buen rato perdido, finalmente había encontrado el aula de biología. Entré saludando a casi todos, no quería que pensaran que era un cascarrabias (ayer no me presenté adecuadamente y había ignorado a muchos) y todos me sonrieron de manera afable. El maldito infierno estaba empezando a agradarme… vale, solo un poco.  

     Justo cuando me senté en el pupitre el sensei llegó diciendo "buenos días" y algunos estudiantes, que seguramente habían llegado corriendo, entraron apresuradamente.

— El día de hoy— musitó el sensei mientras se acomodaba el chaleco—  recibirán instrucciones para hacer el proyecto de final de bimestre, el tema será libre y tienen que presentar un informe de trescientas páginas. Sera en dúos, y para no tener problemas con la selección seré yo mismo quien elija a su compañero de trabajo. No quiero quejas y por favor inicien lo más pronto posible, no permitiré que incumplan con el proyecto.

¡No me voy a enamorar! (Yaoi)Where stories live. Discover now