Los demás asintieron en silencio, pero Lucian mirando hacia la puerta pensaba diferente a ellos, había algo en ella que le daba nuevas esperanzas.

Él ya tenía casi cincuenta años y desde que vio a esa niña de catorce años desafiar la autoridad de los cazadores vio su vida de forma diferente. Era el mejor peleador de su especie y sin duda de los cazadores, pero nunca podría probarlo pues cada vez que peleaban en alguna de las peleas que se hacían cada seis meses, debía dejarse ganar por el cazador adversario pues ningún animal sería más que un servidor de Dios. Cuando estaban a punto de ganar debían arrojar su espada a los pies del cazador y decir que se rendían. Los lobos se sentían más humillados que nunca cuando debían hacer esto y los cazadores se sentían los dueños del mundo.

Cada vez que Lucian iba al mando de un grupo de lobos a cazar un vampiro daba lo mejor de sí, sin importar si volvía o no con sus hijos o su gente, sin embargo ahora quería vivir y ver hasta donde aguantaba esta niña antes de rendirse porque sin duda se rendiría, no podría oponerse toda la vida a sus dueños. En algún momento sus fuerzas se desvanecerían.

Como cada día los lobos fueron a recibir las ordenes de Eleazar para ese día y se enteraron que Ángel estaba en el calabozo por haberle faltado el respeto a Thomas el hijo de Eleazar que tenía diecisiete años.

Ninguno dijo nada, no hubo comentario alguno al respecto, recibieron sus órdenes y se retiraron. No fue hasta la hora de almuerzo cuando vieron a un golpeado Thomas llegar al comedor que se dieron cuenta de lo que era capaz la muchacha.

El joven cazador tenía un ojo morado, el labio roto y una venda en la muñeca izquierda. Todos le preguntaban que le había pasado y él decía que había tenido un accidente la noche anterior.

Los lobos ser miraban incrédulos de que esta fuera la falta de respeto que había cometido Ángel en contra del hijo de Eleazar.

No lo creían posible, El joven cazador media al menos sesenta centímetros más que Ángel y tenía músculos y entrenamiento, no era posible que una niña de quince años le hubiera dado semejante paliza.

Después de almuerzo Lucian le llevo una bandeja a Ángel sin que nadie lo viera. Al entrar la vio con su impecable cabello tomado al igual que siempre y estaba sentada en un rincón abrazando sus piernas y ocultando el rostro.

Al entrar el lobo pudo oler el perfume de Thomas en las ropas de Ángel y sin rodeos le pregunto si ella había golpeado al cazador. La niña lo miro y le dijo que sí, y si no hubieran llegado sus amigos lo habría matado por tratar de besarla y romper su vestido. Se puso de pie y muy molesta fue hacia Lucian. Tomo de mala manera la fruta que él le llevaba y empezó a limpiarla en su ropa. Al irse de nuevo al rincón el lobo pudo ver el vestido roto en la espalda.

La niña se sentó mirado hacia la muralla y empezó a comer las manzanas. Era la primera vez en casi un año que ella le hablaba directamente a alguien.

Lucian no le dijo nada más, se marcho dejándole a un lado de la puerta un vaso con agua y un racimo de uvas.

La niña devoró la fruta, tenía mucha hambre y no sabía cuando saldría de aquel lugar.

Nuevamente Eleazar asigno a un lobo para seguirla una vez que saliera del calabozo hasta que él dijera lo contrario.

La muchacha salió al día siguiente y después de asearse fue llevada por el lobo para que entrenara con el resto de las niñas. Una vez más al recibir la espada de la muchacha que había peleado antes que ella, Ángel la arrojo a los pies de la mujer y se cruzó de brazos, levanto los hombros y miro hacia otro lado haciéndole un desprecio a la cazadora.

CAZADORES   ( II Libro Serie La Niña Y Los Monstruos )Where stories live. Discover now