Capítulo 8

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♦POV Subaru

Alguien tocó la puerta de mi casa insistentemente. Agh... Ojalá no fuera el pesado de Raito. Abrí de mala gana, y no sólo me lo encontré a él, sino a la prole completa. Una mujer hermosa, de ojos verdes iguales a los del castaño, con largos cabellos morados, se abalanzó sobre mí y me asfixió con un abrazo.

-¡¡TÚ SALVASTE A KANI!!- chilló.

-Dije... Que no había sido nada...- murmuré dedicándole una mirada amenazante a los trillizos.

-Onii-chan, quisimos traerte un regalo de agradecimiento...- balbuceó Kanato.

Logré deshacerme del agarre de la mujer.

-No quiero nada.

-¿Están tus padres en casa? ¡Me encantaría conocerlos!- dijo la mujer, dando pequeños saltitos- Han de ser muy nobles, ¿verdad, Richter?- le tironeó el brazo al hombre que la acompañaba, quien debería de ser el padre de los chicos.

-No están aquí.

-Oh... Qué pena... ¡Aún así! ¡Ten!- sonrió la ojiverde, extendiéndome una caja- Kanato y yo la hicimos en agradecimiento.

La tomé con cierto recelo.

-Eh... Gracias.

-Raito dice que eres un buen chico- dijo el hombre. El aludido hizo un claro gesto de asco y miró hacia otro lado. ¿Acaso no se llevaban bien?

-¡Gracias, Onii-Chan!- Kanato me dedicó una sonrisa sincera.

-No fue nada. No me merezco esto.

-Sí, te lo mereces- escupió Ayato de mala gana- Aún así, no te quitaré el ojo de encima, Gibara.

Lo miré mal. Me odiaba, y yo a él.

-Etto... Les agradezco. Ahora tengo que estudiar, si me disculpan...- cerré la puerta sin despedirme. No quería verlos.

Además, ¿qué ocurría entre Raito y el tal Richter? El castaño se veía muy molesto por el simple hecho de tenerlo cerca.

Mientras más lo pensaba, más llegaba a la evidente conclusión: yo no sabía nada de Raito Hentako. Tomé papel y lápiz, empecé a hacer una lista.

¿Qué sabía yo de él?

Cosas que de Raito

-Es uno de los mejores promedios.
-Es un pervertido.
-Tiene dos hermanos.
-Va un año más adelante que yo.
-Es experto en inglés.
-Se preocupa mucho por Kanato.
-Es amigo de Kou Mukami.

Mordisqueé la punta del lápiz. Eso era todo lo que sabía a ciencia cierta. Siete cosas. Siete míseras cosas que cualquiera podría saber.
Suspiré. No le preguntaría nada, claro que no, sonaría ridículo: "oye Raito, estoy haciendo una lista de cosas sobre ti y solo tengo siete cosas, ¿me dices más?"

Estaba confuso, no sabía qué hacer ni cómo acercarme a él. ¿Sus hermanos, tal vez? ¿Kou?

Solté un gruñido. Abrí la caja para ver qué tenía dentro: un pastel. Un pastel adornado con cerezas en almíbar verdes, como los ojos de Raito. Tenía escrito "gracias", y era de chocolate. "Odio el chocolate", pensé.
Aún así, tomé un cuchillo de la cocina y me corté una porción. Sabía tan bien... Sabía a... A infancia. A pastel de cumpleaños. A felicidad. A familia.

Se deslizaron amargas lágrimas por mis mejillas, que contrarresté con el dulce del pastel.

Me puse a tararear la melodía que mamá me cantaba de niño. ¿Cómo iba la letra?

Algo que tenía que ver con silencio... Y rosas de plata.

Inocencia y Perversión [Raito x Subaru]Where stories live. Discover now