Explicándole a Sakura

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La habitación estaba completamente a oscuras, a excepción de la luz de la luna llena que entraba por la ventana. Haruka se inclinó para besar nuevamente a Rin, mientras con una mano le acariciaba su pecho desnudo. El pelirrojo entrelazaba las piernas en la cintura de su pareja, soltando fuertes gemidos involuntarios cuando éste comenzó a embestirlo. Durante varios minutos no se escuchaba nada más que sus jadeos y respiraciones entrecortadas. Hasta que un sonido inesperado interrumpió el acto. Su hijo Sakura había abierto la puerta. 

- Papás, tuve una pesadilla...- el pequeño pelirrojo quedó congelado durante unos segundos tras presenciar aquella escena. 

- ¡Sakura! - gritó Rin, quitándose de encima a Haru con el pie. Antes de que pudiera decir otra palabra, el niño ya había desaparecido. 


Al día siguiente, el pelirrojo no paraba de caminar de un lado al otro mientras discutía con su pareja. 

- ¡Es tu culpa por no cerrar la puerta! ¡Además ni siquiera nos cubrían las sábanas! 

- Tú me dijiste que ya se había dormido, y hacía mucho calor para taparse.- se defendió el morocho mientras trataba de terminar su desayuno. 

- Mi dulce e inocente niño, ¡¿Cómo le explicamos ahora lo sucedido?! ¿Usamos la teoría de la cigüeña? ¿De la semilla? ¿Del homúnculo? 

 - Lo mejor es que lo traumaticemos con algo más chocante, así se olvidará de lo que vio ayer y se centrará en un nuevo trauma. Podemos decirle que el hada de los dientes no existe, que su pez murió y no desapareció mágicamente, o que estábamos haciendo un ritual para que un monstruo venga a buscarlo cuando no se vaya a dormir temprano. 

- ¡Eres un pésimo padre! ¡Deja de decir ridiculeces! 

- Sólo tenemos que sentarnos a hablar con él, ya va a volver de la escuela. 

- Pero... sólo tiene ocho años, apenas es un bebé... 

- Rin, deja de exagerar. 

La discusión se vio interrumpida tras la llegada de Sakura a la puerta. Ambos adultos se miraron nerviosos sin decir nada. 

- ¿Q-quieres comer algo? Has de tener mucha hambre.- dijo Rin rompiendo el silencio. El pequeño sólo se limitó a asentir y a sentarse para esperar la comida. 

- Sakura, tu mamá y yo... 

- Papá, Haru, o papi.- corrigió Matsuoka con una mirada fulminante. 

- Bien, nosotros dos queríamos hablar sobre lo que viste anoche, cuando entraste a nuestra habitación. 

El pequeño frunció el ceño enojado. 

- Estoy muy enojado contigo papá, le estabas haciendo daño a papi. 

- No me estaba lastimando. ¿Por qué dices eso?- preguntó Rin algo divertido. 

- Pero parecía que te estaba haciendo algo feo, no parabas de gritar. No me gusta que se peleen. 

El morocho estaba completamente seguro de que si las miradas pudiesen matar, ya estaría bastante muerto con sólo ver como lo observaba su pareja, quien exhaló hondo para luego dirigirse a su hijo.

- Mira, Sakura, nosotros no nos estábamos peleando. Llega un momento en donde el hombre y la mujer, o dos hombres, o dos mujeres...a veces puede ser tres...

- Rin, te estás saliendo del tema. 

- Tienes razón, el punto es que los adultos necesitamos un momento en donde nos damos mimos y nos decimos cuánto nos amamos, igual que cuando te arropamos y te damos un beso de buenas noches.

- Entonces... ¿papá y papi hacen eso todas las noches? 

- Y no sólo de noche, puede ser de día, en la ducha, sobre la mesa, o una vez en un avión cuando...- las palabras de Nanase se interrumpieron tras ser golpeado fuertemente en la cabeza. 

- ¡HARU! - gritó el pelirrojo completamente sonrojado y furioso.- Sakura, lo que tienes que entender es que hay distintas formas de demostrar amor y de sentirlo. Tú amas a la tía Gou, ¿cierto? 

- ¡Por supuesto que sí, siempre me comparte sus revistas de músculos! - dijo entusiasmado el pequeño pelirrojo. 

- Sí... tengo que hablar con ella respecto a eso... Lo que pasa es que el amor que sientes por tu tía es distinto al que sentimos entre tu papá y yo, y algún día, tú vas a amar a alguien de la misma manera. Pero es un tipo de amor especial, ya que es más "privado", por eso no debes volver a entrar a nuestra habitación sin tocar antes. ¿Entiendes? 

- Sí, entiendo. Papá y papi se aman mucho ¿no? 

Nanase esbozó una sonrisa para luego acercarse a la mejilla de Rin y besarla. 

- Más de lo que crees.- contestó el morocho. 

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Por eso no quiero tener hijos, porque sería una súper madre y no quiero opacar a las demás B). 








For the love (Harurin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora