Noche de lluvia

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Las gotas caían sobre las ventanas. Parecía que la lluvia cantaba una suave melodía, el aire era tan fresco que congelaba las narices y hacía imposible abrir los ojos. La luz se había cortado, por lo que toda la casa se encontraba a oscuras, iluminada mínimamente por unas pocas velas. Sobre la cama, un Rin resfriado trataba de descansar. 

- Iré a tomarme una ducha.- comentó Haru desde la puerta. 

- No tendría que haberme quedado, por tu culpa me resfrié... ¡Achú! - el pelirrojo tomó unos pañuelos para limpiarse la nariz luego de haber estornudado. 

- ¿De qué hablas? Fuiste tú quien quiso quedarse bajo la lluvia porque dijiste que era un momento "romántico". 

- En las películas parece sencillo... 

El morocho dio un largo suspiro. 

- Tú siempre tan cursi. 

- ¿No ibas a bañarte? 

Haru rodó los ojos y salió de la habitación. El pelirrojo se acurrucó entre las sábanas. El que se haya resfriado no era su culpa. Habían quedado ambos para ir a cenar a un restaurante ya con una mesa reservada, y apenas habían terminado de comer comenzó a llover a cántaros. Por lo que Rin pensó que sería bastante lindo besarse y caminar debajo de la lluvia, más siendo de noche y en un lugar despejado. Pero al final quien tuvo que pagar las consecuencias fue él. Aunque tener a Haru cuidándolo no le desgradaba. 

De pronto, sintió que alguien se subía a la cama. Unos brazos le rodearon la cintura y un beso se depositó en su nuca. 

- ¿¡Haru?! - el pelirrojo se volteó sonrojado.- ¡Dijiste que yo dormiría aquí y tú en el futón! 

- No voy a tener sexo con alguien que posee cuarenta grados de fiebre. No te haré nada, sólo descansa. 

- ¡Pero no quiero contagiarte! ¡Ve y duerme en otro lado! 

- No. Sólo duerme.

Las manos del morocho se introdujeron debajo de la camiseta de Rin, cuyo cuerpo se encontraba caliente. Comenzó a acariciarlo con el pulgar y a besarle mínimamente el cuello. Apretó más sus cuerpos. Al morder la oreja del pelirrojo hizo que éste diera un sobresalto. 

- ¡Cómo quieres que me duerma si haces eso! 

- Te dije que te relajes. 

Haru bajó una mano hacia el muslo de Rin y comenzó a acariciarlo nuevamente, mientras exhalaba sobre las mejillas del pelirrojo para calentarlas aún más. 

- Gou nos contó que te depilas para nadar más rápido. Y veo que tenía razón, tu piel es realmente suave, me gusta eso de ti.- el morocho le volvió a besar la nuca e introdujo la otra mano en su bóxer, aunque fue parado inmediatamente. 

- ¡Dijiste que no me harías nada! ¡¿Qué no puedes aguantarte sólo una maldita noche?!  

- ... lo siento Rin. 

Las manos de Nanase se separaron de su novio y sólo le dio un beso en la mejilla. 

- ¿Haru? No lo dije de mala manera. No... no me molesta que me toques. Es sólo que... ya sabes como soy. 

- Es mi culpa. El tenerte aquí, a mi lado, simplemente no me lo termino de creer. Vivo con el miedo de que todo sea una mentira, que mañana despierte y esté todo como antes, que seamos solo amigos. Pero ésto es tan real, tú eres tan real, que me alivia. Aunque eso no quita el hecho de que rompas conmigo. Una vida junto a mí significa una vida sin que te puedas casar ni tener hijos. Posiblemente tengas la ilusión de casarte con alguna hermosa chica y morir junto a ella rodeado de un montón de nietos. Pero lamentablemente te enamoraste de mí. Y no hay nada que me asegure que tu amor sea para siempre. Por eso tengo la necesidad de tocarte y de besarte todo el tiempo, porque vivo con la angustia de pensar que en unos años, meses, o incluso días, ya no podré hacerlo. 

Matsuoka se encontraba sin habla. Su novio volvió a abrazarlo fuertemente mientras hundía la cabeza en su espalda. El pelirrojo se volteó y lo besó. Primero de forma de lenta, saboreando sus suaves y delicados labios, para luego jugar ambos con sus lenguas. 

- ¿Sabes algo? Siempre creí que habías aceptado estar conmigo por pura comodidad. Para no tener que aguantarme deprimido o llorando. Que lo único que te importaba era nadar. Puedes quedarte tranquilo, romper contigo sería tirar a la basura todos estos años en los que te amé y no tenía el valor de decírtelo, hasta que lo logré. 

- Rin...

- Ah y aparte, con el tema de las chicas...creo que sólo me gustan los chicos, bueno, sólo me gustas tú.

- Es bueno saberlo.- el morocho se acercó, volviendo a unir sus labios. El pelirrojo se subió encima de éste, mientras le bajaba los pantalones. 

- Espera, tienes mucha fiebre, mejor descansa. - Haru detuvo las manos de Rin para llevarlas a su boca y besarlas suavemente. Matsuoka volvió a acomodarse entre las sábanas. 

- Dulces sueños, Haru. 

- Dulces sue... ¡Achú! 

- ¡Te dije que te iba a contagiar! 

- No importa, valió la pena. 

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For the love (Harurin)Where stories live. Discover now