Capítulo 20. - Temporada II.

Börja om från början
                                    

Caí al suelo por el gran poder que tenían, ni yo sé cómo mi cuerpo resiste tanto... oh, mis pequeños intentan succionar el hechizo, cierto.

- Debemos... salir de aquí... ahora. – Dije con dificultad. –

Damon corrió a sostenerme por la cintura, por lo que no logré golpearme fuerte en el piso.

- Caroline. – Mencionó Stefan. –

Es cierto... ¿dónde está mi mejor amiga? Ella no debería estar sola aquí, no con esas personas que podrían asesinarla.

- No... necesito ver que está bien. – Susurré casi sin aliento. –

Stefan quedó en completo silencio por unos segundos, y de la nada, corrió a velocidad vampírica para ir en busca de mi mejor amiga, que aún no daba señales de estar bien.

- Quedamos de encontrarnos aquí hace media hora, y aún no aparece. – Confesó Hayley. – No quise decirlo antes para no preocuparlos... lo siento. – Pidió perdón apenada. –

- Nada de esto es tu culpa. – Habló Damon. –

¿Lo dijo Damon? Sí, el mismo insensible y frío Damon.

El mismo que había prometido no volver amar después de Elena Gilbert, el mismo que dijo que jamás se ataría a nadie para compartir su vida, y mucho menos defendería lo indefendible, pero aquí está, dando su apoyo moral a una amiga.

- Pero es mejor que nos vayamos, no queremos que las encuentren y mucho menos que todos paguemos con creces. –

Tiene razón.

Hayley me miró esperando alguna respuesta de mi parte, pero no tenía fuerzas para hablar, así que solo asentí con la cabeza suavemente.

Sé que Stefan sabe cuidar bien de él, y no hará algo estúpido como Damon, aunque últimamente no ha hecho nada similar, eso es bueno.

Después de unos minutos caminando, bueno, fui cargada por Damon hasta la mansión Salvatore. No quería que mis padres me vieran en este estado, demacrada y manchada con sangre, se preocuparían.

- Solo... necesito descansar. – Afirmé. –

- Te llevo al cuarto. – Ofreció Damon. –

- No, gracias. Puedo ir sola. – Le dediqué una sonrisa, y le lancé un beso, mientras ambos se quedaban en el living conversando sobre qué hacer. –

Intenté hacerme la fuerte, el tiempo que fuera posible, pero por dentro me estaba muriendo de dolor, no por los bebés, sino, que siento que ese hechizo no solo era de localización... va mucho más allá como para necesitar de un grupo grande de brujos para realizarlo y canalizar demasiado poder.

Aferrándome a las paredes, como si se estuvieran cayendo, caminé hasta la habitación que era nuestra para recostarme en la cama y descansar por unos minutos.

Desperté y lo primero que miré fue el reflejo en la ventana, el atardecer había llegado, maldición.

¿Cuánto tiempo dormí?

Lo suficiente como para no darme cuenta de que mi amiga había vuelto a casa sana y salvo, junto a Stefan.

La oigo desde aquí. Por fin, en muchas horas logré sonreír, es un alivio tenerla a mi lado nuevamente.

Poco a poco me reincorporé, me senté en la orilla de la cama para refregar mis ojos con ambas manos, pero noté algo raro en mí.

Observé mis brazos, moretones... deben ser los bebés, supuse.

The Secret; Hereje [2] | Damon Salvatore [EN EDICIÓN]Där berättelser lever. Upptäck nu