capítulo 12.- "problemas"

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Abro los ojos despacio, con lentitud. Lo observo con delicadeza y rozo nuevamente sus labios con los míos.

Esa manía que tiene al terminar de besar, me mata, me vuelve loca en todos los sentidos: su boca entreabierta, sus ojos cerrados y su respiración lenta y espesa. Mientras su esponjado cabello es movido por el aire frío.

La opresión en mi pecho es tan grande, que me obligo a disculparme—: L-lo siento, Freddy..., ya no puedo justificar lo idiota que soy y...

Coloca su dedo índice sobre mis labios y me hace callar—: Shh, sólo no digas nada, ¿de acuerdo?. Todo está bien.

Su voz calmada y compresible me aterra. Siento que en cualquier momento va a estallar y soltar todos los insultos posibles; sin embargo, no lo hace.

—Estoy de muy buen humor, nada va a cambiarlo por ahora.

Guardo silencio, no digo nada y tampoco pienso hacerlo. Sólo me limito a asentir con la cabeza.

Extiende su mano que sin dudar tomo. Nos encaminamos a los aparatos para ejercicio sin hablar; pero puedo observar una diminuta sonrisa en su rostro, lo que me provoca una a mí también.

...

Todo se vuelve risas y bromas. Me siento tan bien con él, que trato de no pensar en lo negativo.

—Vamos, eres un debilucho, Leyva. No vas a aguantarte— me mofo al ver como está a punto de subir al pasamanos.

—Nunca me subestimes, pequeña Mouque.

Sube los tres escalones del alto pasamanos. Toma la primer barra y con todo el valor del mundo; se balancea.

Lo observo atenta y divertida mientras trabajo en unas pesas pequeñas.

—¡Oh, Dios!, ¡esto es terriblemente difícil!

Suelto una carcajada llena de burla mientras lo veo batallar contra su peso.

En un instinto extraño, giro la cabeza a la izquierda y veo a un hombre de traje acercarse junto con el pequeño martirio de Freddy.

Suelto las pesas y corro hacia él, que continua esforzándose por acabar aquél juego.

—Freddy...

—¡Ya casi!

—Freddy...

—¡Estoy a punto de!...

—¡Freddy!

Pierde el balance y suelta las barras. Me mira y dice—: ¡Me interrumpiste!

—Tu novia viene hacia acá junto con un tipo más malhumorado que tú e incluso trae un traje.

Cierra los ojos con fuerza, todo su cuerpo se tensa. El Leyva de siempre aparece, con su peculiar enfado.

Hala mi mano, atrayéndome hacia él. Se agacha a mi altura; y deja un corto beso en mis labios, dejándome desconcertada y atontada a más no poder.

—Vete, por favor— pide—. Nos vemos luego en el edificio, ¿de acuerdo?

Asiento tímida y me marcho rápidamente de donde él está.

Se asoma y observa a los que se acercan. El hombre de traje y Freddy se saludan. Puedo notar el nerviosismo en el chico que acaba de dejarme más confundida que nunca, y a su novia más que furiosa.

Me oculto tras un árbol para evitar vean que espío. Ellos comparten palabras y reclamos, hasta que finalmente los tres se marchan.

Puedo intuir que algo está mal. Que algo está pasando en éste instante con él, y me aterra no saber qué.

Shakespeare y Serenatas » f.lWhere stories live. Discover now