Capítulo 22

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☆☆Tapiz, rarezas y sentimientos☆☆

Luna desayunaba tranquilamente junto a sus compañeras de habitación, hablaba más que antes con ellas, su relación había mejorado hasta ese punto desde la fiesta de los Slytherins, pero estaba algo cansada y absorta de la conversación de esa mañana. Escudriñaba el Gran Comedor discretamente en busca de Draco, ya que debía informarle del problemilla con el tapiz. Se miró la mano derecha, le había quedado una extraña marquita morada en dedo índice donde se había pinchado cuando el tapiz se deshizo, era algo extraño, no parecía una herida, tampoco se hizo mucho daño al pincharse con la aguja. Intentaba buscarle una forma concreta a ese simbolito en su dedo, era muy pequeño, por lo que no llamaba la atención, sin embargo intuía algo, en el tapiz había un extraño hechizo y creía que era sólo para Draco como castigo. No se trataba solo de coser. Debía hablar pronto con él por si Binns había llegado a hechizar el tapiz y estaba enterado de que lo tenía ella en ese momento, tenían que ser precavidos y considerar todas las posibilidades.

Se avecinaba la mañana de un jueves lleno de tediosas clases, por lo que, tras terminar su desayuno, se reunió con Ginny en la puerta del Gran Comedor ya que les tocaba juntas Defensa Contra las Artes Oscuras. La clase se había convertido en la peor al ser impartida por la nueva directora. Sólo esperaba que el día terminara pronto ya que por la tarde había clase con el E.D. y le encantaba, se sentía animada e integrada entre todos esos chicos.

-Bueno –dijo Ginny con resignación acercándose a la puerta de la clase con los libros en la mano-, ¿lista para la tortura?

-Esperemos que se haga corta –intentó animar Luna posando los ojos en cierto chico rubio que pasó a su lado por el pasillo mirándola de reojo. La chica notó unos nervios extraños cuando sus miradas chocaron por unos segundos.

-¿Luna?... ¿Estás ahí? –rio Ginny.

-¿Eh? Lo siento. ¿Has dicho algo?

-Nada, no importa. Entremos.

La directora impartió una tortuosa clase, todos apuntaban lo que anotaba en la pizarra, los Gryffindors suspiraban y los Ravenclaws ponían cara de resignación sin entender del todo lo que escribían, ya que la profesora no daba explicaciones. Mientras estaba escribiendo, Luna notó un pinchazo en el dedo con la marca morada otra vez. Al observar su mano vio que la mancha se estaba extendiendo con velocidad formando lo que parecían letras en su dedo. Eso le empezaba a inquietar. Con discreción cogió un pequeño pergamino en blanco y se dispuso a escribir un mensaje a Draco para enviárselo en el almuerzo.

-Luna, ¿estás bien? –le preguntó Ginny en susurro.

Luna se inquietó levemente al acordarse de la presencia de su amiga. La Ravenclaw no se acostumbraba a tener compañía en el pupitre, y desde hacía ya unos días Ginny se sentaba con ella si coincidían en alguna clase, cosa que a Luna le parecía un bonito gesto ya que era la única que se sentaba voluntariamente con ella, pero pensó que sería bueno seguir con el mensaje para Draco en otro momento.

-Sí –susurró también poniendo su tono de naturalidad.

-Se te ha puesto el dedo morado –dijo examinándolo de cerca.

-Ya, anoche estudiando me manché de tinta y no se quita –evitó que Ginny se fijara demasiado en la mancha-. Era tinta muggle.

-Ah...

Según iban transcurriendo las clases Luna iba distinguiendo las formas de la extraña mancha que iba creciendo haciendo que ya no pasase tan desapercibida. Comenzaban a formarse una "C", una "A" y lo que parecía una media "J" o una "O" por todo el dedo índice.

Secretos en la lunaWhere stories live. Discover now