Capítulo 19

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☆☆ Luciérnagas ☆☆

El sol empezaba a esconderse cambiando el color de los muros del castillo a un tono relajante, igual que esa tarde. No se oía ni un leve susurro, y no era raro ya que la directora tenía a sus alumnos a raya sin poder hacer mucho en ese especial castillo, por lo tanto, Draco se encontraba recostado en su cama después de cenar, aburrido sin saber qué hacer.

Su mente estaba llena de preguntas:

¿Qué le había impulsado a actuar de una forma tan protectora con Luna Lovegood?

¿Por qué en todo el día no había podido dejar de pensar en ella?

¿Por qué con ella nunca ganaba una discusión?

¿Por qué se ponía tan nervioso cuando la miraba a los ojos?

¿Por qué si ella le pedía que no se dejara llevar por su carácter, como a la hora de querer vengarse del chico de Hufflepuff, el retrocedía y le hacía caso a sus frases y argumentos a veces llenos de lógica?

¿Por qué le importaba tanto la opinión que ella tuviera sobre su persona?

¿Por qué fue detallista y le regaló un ramo con sus flores favoritas?

Nada de eso era propio de él. Sólo tenía respuesta para la primera y quizás también para la última pregunta.

La conciencia.

Muy en el fondo sabía que se estaba aprovechando demasiado de la joven desde el principio. La chantajeaba con un poderoso y delicado objeto apreciado por ella, que con fe ciega y paciencia hacía todo lo que él pedía para recuperarlo, lo que hacía que Draco sintiera una punzada de remordimiento y culpa, cosa que no sucedía nunca ya que esas palabras casi desaparecían de su vocabulario. Algo le decía que Luna no le había terminado de desvelar todos los secretos que se relacionaban con el diario, creía que no había escuchado la historia completa y no sabía por qué.

No sabía nada. Eso le hizo lanzar un largo suspiro de cansancio y de frustración.

También llevaba todo el día sin noticias de cómo se encontraba Luna y eso le quebraba la cabeza pensando en si era bueno o no ir a ver cómo se encontraba.

¿Qué hago? –pensaba- ¿Y a mí que más me da ya cómo se encuentre? He cumplido. Debía de dejar de pensar en ello y ponerse a cumplir con sus deberes de prefecto, por lo que se levantó de la cama y se puso la túnica del uniforme dispuesto a salir a hacer su ronda. Tras recorrer buena parte del castillo, sin proponérselo, llegó a la enfermería. Alzó la vista y se quedó parado enfrente de la puerta pensando que ya que había llegado hasta allí de paso podría entrar y acabar con la incertidumbre que le reconcomía. Con discreción se colocó detrás de una columna y antes de entrar se fijó en si la señora Pomfrey estaba cerca, tuvo suerte porque en ese momento la vio salir apresurada con unos papeles hacia otro pasillo, cuando la vio lo suficientemente lejos corrió hacia la puerta de la enfermería y abrió despacio. Observó que sólo había luz en dos camas. Se aproximó con cuidado a la cama que tenía más cerca y vio por una esquina de la cortina a un niño que quizá estuviera en primer o segundo curso, con el pijama y profundamente dormido soltando leves ronquidos. Draco se apartó y decidió ir a ver a la otra cama que estaba más al fondo. Le venía bien si Luna estaba allí porque era un sitio apartado de la vista de la enfermera si ésta volvía a su oficina.

Cuando llegó a al cubículo, volvió a mirar con discreción por la blanca cortina y por fin encontró a la dulce Ravenclaw. Se sorprendió al verla de pie recogiendo unas cosas en un bolso sosteniendo a la vez una revista que leía con gran atención y prisa. Sintió un gran alivio al notar que estaba así de activa, pero le extraño verla a la pata coja.

Secretos en la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora