XVII

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Desde que había acabado la escuela, los días de Yixing dejaron de ser emocionantes. Sólo notó lo divertidos que eran sus amigos cuando de repente tuvieron que crecer y dejó de pasar todo el rato con ellos. Está bien, se convenció, no hay mucho que pueda hacer al respecto. Viéndolo en retrospectiva, probablemente su postura relajada se debió a que, en medio de la evidente soledad, una persona todavía seguía a su lado y no tuvo que preocuparse mucho. Estar con Junmyeon se sintió tan natural como el aire que pasaba por sus pulmones o como pestañear; cuando sus ocupaciones les impedían verse, oír su voz a través del teléfono bastaba para calmar sus estresante ansiedad.

Y una vez más, sólo cuando ya no pudo recurrir a él, se dio cuenta de lo importante que era y de su peso en su corazón. Le costó trabajo aceptar tamaño error. Estaba acostumbrado a la mirada de los demás sobre él; para el mundo, Zhang Yixing era consciente y sereno, siempre compuesto y perceptivo.

¿Cómo pudo ser desconsiderado hasta tal punto? Se había relajado demasiado.

Estuvo solo durante días antes de considerar con más seriedad la opción de llamar a alguno de los chicos para tener una charla, pero no importa cuántas vueltas le diera a la idea, el único al que quería ver era a Junmyeon, y entonces tampoco tenía el valor suficiente para encararlo. Con desgano, pasaba sus ratos libres sentado en el patio trasero de su casa con su perra como única compañía. 

-Yepee.- La llamó chasqueando los dedos. -Ven aquí.

El animal alzó las orejas y meneando la cola, se acercó para lamer sus dedos. Apoyó la mejilla sobre sus rodillas y la acarició con una sonrisa, distraído. Junmyeon amaba a Yepee, una vez le dijo en broma que creía que lo visitaba sólo por ella y nada más. Yepee descansó su hocico sobre el apoyabrazos y lo miró.

-¿También lo extrañas?

Al final, "su única compañía" estaba haciéndole las cosas más difíciles. A decir verdad, a pesar de su cobardía, moría por correr detrás de él, pero no podía olvidar sus últimas palabras: "no quiero verte más" y "déjame solo". Incluso si quisiera ignorarlas no podría, Junmyeon había lucido tan enojado, sabía que había hablado muy en serio. Si necesitaba un tiempo a solas lejos de él, no es como si pudiera hacer mucho al respecto.

En el último tiempo había empezado a sentir mucho disgusto hacia sí mismo. Siempre tan meticuloso, tan circunspecto. Lo habían alabado por sus características y también creyó que eran sus buenos puntos, hoy día se veía como a alguien absurdo y desesperante. Si fuera un poco más impulsivo y flexible, hace tiempo habría llamado a su puerta, pero no era capaz.

Se reacomodó para ver mejor a Yepee. -Él me dijo que debería soltarme más.

La melodía del timbre resonó por toda la casa, estaba solo así que con un suspiro, se puso de pie y fue hasta la puerta. Grande fue su sorpresa cuando del otro lado descubrió a Junmyeon. Sus ojos se abrieron, la respiración se le atoró en la garganta y se ahogó con su propia saliva, tosiendo en un despliegue patético, ni siquiera pudo decirle hola.

-¿Junnie?- Largó con los ojos aguados una vez se recompuso. -¿Q-qué...?

Su primer instinto fue llenarse de esperanza, pero luego lo consideró mejor: ¿y si Junmyeon estaba allí para darle un fin a su relación de una vez por todas? Había pensado en la posibilidad de que, harto y cansado, llegara a la conclusión de que estaban mejor separados, pero había apagado la idea como a una llama bajo un balde de arena ahogante. Quiso ser maduro y se convenció: si esa llegaba a ser su decisión, entonces la aceptaría, pero ahora que tenía que enfrentarlo, su único deseo era el de salir corriendo y extender eso todavía más.

Aunque no sirviera de nada.

Junmyeon lo miró todo el tiempo en silencio y con un rostro compuesto. Al ver su expresión contrariada y panicosa, sólo atinó a hacer una mueca. -Ven conmigo.- Dijo entonces, lo tomó de la muñeca y tiró de él hacia afuera.

Arrebol (HunHan)Where stories live. Discover now