XXII

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El sillón que Luhan ocupaba en aquella sala de espera a la expectativa de su nombre le resultaba pequeño por alguna razón, su cuerpo se sentía comprimido como si estuviera dentro de una caja de zapatos. Había revistas de moda en la mesa, cogió una y pasó las páginas rápido sin prestar atención. La dejó de la lado y sus dedos empezaron a rascar los brazos del sillón. Su mirada se posó un instante en el televisor encendido en el canal de noticias, viajó al escritorio blanco de la recepcionista, luego al accesorio colgante en el bolso de una las chicas en frente. Finalmente se ancló en su regazo. No había ni un solo chico además de él. Ah, ¿por qué estaba tan asustado? La tensión en su pecho lo iba a hacer llorar. Las mujeres alrededor charlaban entre ellas, tecleaban sus teléfonos, leían libros... Parecían profesionales.

Justo cuando las paredes de la caja comenzaban a cerrarse más la voz fastidiada de Sehun en su cabeza lo regañó. Enderezó la espalda y palmeó sus mejillas con fuerza, la chica a su lado lo miró de reojo. Necesitaba reaccionar.

Piensa en lo que quieres. Piensa en lo que quieres. Piensa en lo...

Las puertas se abrieron y la charla murmurada quedó suspendida. Un montón de ojos se clavó en la elegante mujer vestida de negro con aire severo que se tomó todo el tiempo del mundo en leer la lista en su sujetapapeles. Levantó la mirada arreglando sus lentes rectangulares y habló.

-¿Lu Han?

-¡Yo!- Ante el grito las cabezas giraron hacia él, pudo sentir su rostro caliente. -S-soy yo.- Repitió por lo bajo como si no hubiera quedado claro.

La otra indicó que lo siguiera con un movimiento de la cabeza.

-Debe ser raro ver a un hombre por aquí.- Mencionó con torpeza.

-No del todo.- Le dio un vistazo. -Te reconozco.

-¿Mm?

-Estabas entre los perfiles que el presidente me dio para memorizar.

-¡Ah! ¿Eres la nueva secretaria de Baek? Que hayas podido conseguir un puesto tan cerca de él, ¡debes ser increíble!

Ella acomodó la montura de sus anteojos con expresión orgullosa. -Bueno, no cualquiera.- Tropezó y Luhan alcanzó a cogerla del brazo antes de que cayera.

-¿¡Estás bien!?- Chilló.

Carraspeó y alisó su ropa de manera torpe. -Di-disculpa...

-Ah, lo entiendo. Vivo a punto de caer también, mis pies se enredan a veces.

-S-será mejor que te apresures o nos quedaremos sin tiempo.

Su aura tan apabullante se vio un poco opacada por su torpeza, aunque debía admitir que eso la volvía más simpática. En la oficina, Baekhyun estaba sentado tras el escritorio. Cuando quiso pasar saliva sintió como si su garganta estuviera hecha de lija en lugar de carne. Baekhyun dejó su bolígrafo a un lado y frotó su entrecejo.

-Ju Mi, tráeme un café cargado. Y ya no te demores tanto, quiero acabar con esto rápido.

-¡Sí, señor!- Ella hizo una reverencia de noventa grados antes de cerrar la puerta.

El otro suspiró. -Tendrá que cambiar ese hábito suyo de gritar...

-Hum...- Luhan se removió titubeante.

Baek hizo un ademán. -Ven aquí.

Se acercó con más confianza. Más allá del ambiente nuevo, este seguía siendo uno de sus amigos. Se sentó en el sillón frente al escritorio.

-Te estaba esperando.

Se sintió iluminado. -¿En serio?

-Así es. Y la respuesta es no.

Arrebol (HunHan)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz