El chico de la ventana [ 8cho Fanfic]

16 (Parte 2)

— Hola —decimos al mismo tiempo para luego reírnos por la situación.

— Estas muy bien, como siempre —comenta escaneado mi conjunto.

— Tu nunca te quedas atrás. Linda camiseta —señalo con el dedo la camisa que trae con un enorme 8 negro estampado a lo largo del pecho y abdomen.

— Gracias, es de mis favoritas —se mira la camiseta alisándola.

— Esta guay.

— Dejemos ya mi camiseta de lado, vamos tarde —da golpecitos a su reloj donde diviso que marca las 4:05pm. Son solo cinco minutos.

Me toma de la mano y caminamos por la calle en dirección al metro. Al estar dentro de éste nos sentamos en dos lugares vacíos que hayamos.

— ¿Ya me dirás a donde vamos? —pregunto girando levemente hacia él.

Se limita a sonreír y hacer como que cierra un zipper sobre sus labios. Joder, nunca nadie me dice nada

El tren empieza a moverse cuando las puertas están bien cerradas y observo la ventanilla del otro lado como pasa el paisaje de los edificios tan rápido que me cuesta detallarlo. Varias estaciones se anuncian pero 8cho ni en cuenta así que supongo que vamos a un lugar relativamente lejano.

— ¿Aún no me dirás a dónde vamos? —insisto haciendo un mohin.

Abre la boca para decir algo pero el pitido de la campanilla del metro lo interrumpe anunciando la siguiente estación.

— Llegamos —se levanta tirando de mi y nos situamos enfrente de las puertas, apenas se abren salimos —él mas bien— como flechas recorriendo la estación.

— Ésto podría clasificarse como secuestro, 8cho.

— Tómalo como pago por mi secuestro esa vez de la fiesta. Por ahí —cambia de dirección bruscamente y debo sujetar mi gorro para que no se salga de su lugar.

Empiezo a reconocer el camino mediante mas avanzamos, por aquí solía venir cuando pequeña, papá solía traerme el segundo sábado del mes para ver...

— ¡El aquarium! ¡Ahí es donde vamos! —chillo apretando la mano de Danny con tanta fuerza que creo le he cortado la circulación levemente.

— ¿Qué? Pfff...no —dice disimulando que he arruinado su sorpresa.

— ¡Amo ese lugar! —empiezo a recordar el sitio, las enormes peceras de vidrio repletas de hermosos peces de colores, las extravagantes especies marinas que se exhibían hace unos años como peces león, rayas y medusas. Al menos para mi Yo de diez años le parecían extravagantes.

— Bien, si iremos ahí pero es solo nuestra primera parada. Ahora vamos —vuelve a entrelazar su mano con la mía y seguimos lo poco que queda de camino esta vez yo tironeando de él para que se apresure.

Luego de insistir en pagar las entradas al lugar, 8cho me deja escoger que veremos primero. Le propongo ir primero por el pasillo donde podemos ver a los peces nadar sobre nosotros, como si estuviéramos bajo el agua. 8cho saca su móvil y me apretuja bajo su brazo para sacarnos una fotografía haciendo caras extrañas pero se me es imposible mantener mi risa a raya al ver la cara que él hace.

— ¡Eh! borra eso.

— ¿Por qué? Si te ves preciosa cuando te ríes, te lo he dicho antes —bloquea el aparato y se lo desliza en el bolsillo del pantalón

No puedo replicarle ya que mi cara estalla en rojo. Me limito a ver a otro lugar y halar de su mano para continuar con el recorrido.

Seguimos jugueteando como críos por todo el lugar mientras sacamos una que otra foto hasta que un lugar en especifico me llama la atención.