¿Aunque...?

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Acaricio con extremo cuidado la mejilla de Alexia, casi temiendo a que se rompa, casi temiendo a perder a un ser que conozco tan poco pero que amo tanto. A los pies de la cama está mi mate aguantando a mi pequeño hijo, el cual aún lloriqueo un poco, al contrario de su hermana que está durmiendo tranquilamente.

- ¿Puedo? .- Pregunto con cariño a Ethan, el cual asiente y deja al niño en mis brazos con delicadeza

Tarareo una canción muy familiar para mi, la canción que mi madre solía cantarme en todo momento; cuando estaba triste, feliz, cansada, impaciente...
Miles de sentimientos fluyen en mi interior, pero la nostalgia sobresale entre todos ellos. Es triste saber que los que me criaron y me amaron incondicionalmente ya no están para ver a mis hijos crecer ni darles el amor que me dieron a mi.

- Gracias .- Dice Ethan de la nada, en un susurro tembloroso.
- Lo siento, no estaba escuchando ¿Por qué me agradeces?
- Por existir, por casarte conmigo, por traer al mundo a dos criaturas a las que amaré por toda mi vida, por ser tú.
- Ethan, también quiero casarme contigo, me llena de orgullo haber traído a estas criaturas al mundo, y, por supuesto, si hay una razón por la que siga existiendo, creeme, esa razón eres tú .- Contesto en un tono cariñoso, a la vez que dejó a Michael al lado de su hermana, ya que este se rindió ante el sueño.
- Princesa ¿Te das cuenta de lo que hemos hecho? No me puedo creer que tanta perfección pueda ser posible.
- ¿Sabes? Pensaba que las alas serían un problema, me equivoqué, sin ninguna duda .- Murmuro al ver a mi hijo envolver con sus negras alas a su hermana, inconscientemente.
- ¿Mami?
- Thiago, amor ¿Quieres ver a tus hermanitos?

El pequeño está asomado por la puerta pero, al oír mi proposición, sus ojitos se llenan de emoción y viene corriendo hacia la cuna, siendo perseguido por un torpe Keith.

- ¿De verdad? ¿Puedo en serio?
- Si, pero ten cuidado, están dormidos

Thiago asiente rápido y Keith balbucea cosas sin sentido estirando sus brazos hacia Eth, el cual lo coge con gusto. El mayor de mis hijos se acerca con cuidado a la cuna y abre los ojos aún más, si es eso posible.

- Se están abrazando con sus alitas... ¿Cuando crezcan también me abrazarán así?
- Claro que si .- Responde esta vez mi mate, mientras arrulla a Keith y le pone carantoñas.
- Entonces...

¿Ellos me querrán, aunque no sea como ellos?... ¿Aunque no tenga alas?

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OmegaWhere stories live. Discover now