11. Promesas por la garrita.

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– Adiós, Yoongi.

El rubio entro al restaurant dejando al castaño y al ojinegro solos. Jungkook noto que Jimin lo miraba con cara de pocos amigos, no sabía que le había pasado durante el trayecto hacia su trabajo pero lo había notado demasiado callado.

– ¿Estas bien, Jimin? –le pregunta y el ojinegro ríe con ironía.

– Sí, yo estoy muy bien, supongo que tu estas de maravilla, digo, te conseguiste una cita en menos de una hora.

Y eso sonó mucho más despechado de lo que Park esperaba y se arrepintió en un instante. Parecía la típica novia celopata ¡y ellos apenas eran amigos!

– ¿Estas celoso? –Jungkook parecía divertido y eso hico que el coraje de Jimin solamente aumentara.

– Ya quisieras. Solo me di cuenta de que aprovechas cualquier oportunidad para tener un revolcón, no sé por qué pensé que había algo más que eso dentro de ti.

– ¿Acaso querías que fuera grosero con tu amigo?, no soy esa clase de persona.

– Se supone que estabas sumamente interesado en mí, ¿o me equivoco? –Lo increpa Jimin y Jeon solo le sostiene la mirada– Llega alguien más y te echas a volar igual que una paloma, Jugnkook. ¿Ves por qué no puedo confiar en gente como tú?

Jimin trato de entrar al Joly's pero el brazo del castaño lo atrajo hacia él. Sus miradas se mezclaron como la perfecta combinación, el corazón de ambos latía sumamente rápido y estaban peligrosamente cerca.

– Quiero que tengas claro que yo no soy como la gente que conoces, Park Jimin.

– Pero lo pareces...

– Solo fui amable. Quería agradarle a tu amigo, en verdad me gustaría agradarle a todos los que conoces.

– ¿Por qué? –pregunta el peli-naranja un tanto perdido en los ojos marrones del menor.

– Porque el día que seamos novios quiero llevarme bien con la gente que quieres...

La respiración de Jimin literalmente se cortó, su estómago se llenó de mariposas y solo pedía estar aún más cerca de Jeon Jungkook.

Aun así la vocecita en su cabeza que se asemejaba a su conciencia le estaba gritando que no cayera, que no podía estar con alguien como él, que quizá solo lo estaba engañando con palabras bonitas, tal como sus padres hacían con el resto del mundo. Pero, por primera vez en su vida, Jimin no quería hacerle caso a su cerebro.

Sintió como el castaño dejaba un sonoro beso en su mejilla.

– No quiero que pienses que me interesa alguien más, solo me gustas tú, aunque seas un grano en el culo cuando te lo propones –Jimin no pudo evitar reír sin tener idea cómo reaccionar ante tal aclaración.

– Debería entrar...

– Sí...

El ojinegro sin pensarlo dos veces trata de dejar un beso en la mejilla de Jungkook pero por culpa de su baja estatura termino dándoselo en el mentón.

– Te veo luego, Kookie.

– ¿Ahora es Kookie? –pregunta el castaño y Jimin asiente.

– Lo prefiero así.

-.-

Jimin había estado cuestionándose todo el día por cómo debía comportarse con Jungkook, lo que más se preguntaba a si mismo era si a él también le gustaba el castaño. Sin llegar a una conclusión clara prefirió concentrase en el trabajo aunque esto no surtió mucho efecto, Jeon aparecía en sus pensamientos a cada segundo y hacía que se confundiese mucho más. El tenía claro que sentía una atracción fisica por el cataño, ¿pero eso llegaba a más?

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora