Todos lo notan.

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Me miró serio y algo dolido. Molesto, arrepentido, enojado. Yo a éstas alturas ya no me reconozco. Me siento extrañamente bien. Me alejo y lo dejo con sus problemas. Poco después me acerco a la barra y pierdo el control. Lo que parecía una fiesta divertida, se está convirtiendo en una especie de escape.

Cuenta Nicola:
Todo lo que me dijo me lo tenía merecido... pero lo tomé por sorpresa. Yo quiero cuidarla, protegerla y no dejar que alguien, viendo su estado, la moleste. Traté de quedarme con ella, pero Francesca me jaló hacia afuera para que fuéramos a conocer a la persona que ansiaba presentarme. Creo que es el momento, ya no puedo seguir pensándolo más tiempo, así que tengo que hacerlo como se me venga a la mente en este momento.


-Francesca, espera.- me detuve y eso hizo que ella también lo hiciera- Tenemos que hablar.
-¿Sobre qué?- ella tenía su mirada esperanzada, pensando en todos los posibles temas de los que podíamos hablar, ignorando por completo lo que iba a decirle- ¿Es importante?
-Algo.- suspiré- Mira Fran, no se por que voy a hacer eso. O tal vez si, pero es que yo... nosotros...
-¿Quieres terminar?- dijo mirándome a los ojos seriamente.- Por mí está bien, no te preocupes.


Ahora sé que si existe la intuición femenina. Agaché la mirada, respiré hondo y la miré de nuevo a los ojos.


-Así es. Eres increíble, pero me di cuenta de que yo...
-Tu quieres a Angie- sonrió, segura de sí misma- Nicola, lo noto, todo el mundo lo nota, de hecho. Y no importa. Yo me impresioné cuando comenzamos a salir juntos. Pensé que ustedes eran algo más que amigos. En serio.
-¿Se nota tanto?- pregunté algo cohibido-
-Todos hablan de eso.- se rió- Ustedes tal vez no lo notan por el simple hecho de que es verdad. Bueno... yo te quiero muchísimo, pero no me gustaría tenerte conmigo a la fuerza. Con presiones. Terminamos bien ¿No? ¿Podemos ser amigos?
-Claro- tomé su hombro.- Gracias. En serio.
-Por nada. Ahora ve a buscar a tu chica antes de que se termine toda la bebida.


Me despedí de Francesca, y me dirigí de nuevo hacia dentro de la casa. Todos estaban peor que nunca. Un alboroto por todos lados. Los chicos que bailaban antes estaban en el piso, riendo por su anterior caída, y por no poder levantarse.
Me dirijo con rapidez a la barra y miro a Angie. Sentada en una banco, y recostada boca abajo hacia la barra. Riéndose. El chico la debió hacer beber más. Por eso la tiene así y está pensando en qué hacerle. Camino rápido hacia ellos y en efecto, ella se ríe. Como siempre lo hacía con mis chistes malos. Pero ahora bajo los efectos del alcohol. Nunca la había visto así.
Tomé su brazo para hacerla dirigirse hacia mí. Me encontré con sus ojos algo rojizos, llorosos tal vez de la risa, o por que el maldito le dio algo que no era precisamente droga legal.


-Angie.- tuve que sostenerle la barbilla para que me mirara a los ojos- ¿Qué hiciste? ¿Qué bebiste? ¿Qué te dieron?
-Ahh...- rió ahogadamente.- Miren nada más quien regresó. Nicola Porcella... tu debiste ser padre en tu vida anterior. Me cuidas como si fueras uno... pero para mí.


El chico, evidentemente confundido, dejó la barra para encontrar otra conquista.


-¿Viste? Dejaste que mi amigo se fuera, lo espantaste.- se quejó como niña pequeña a punto de llorar.- Dile que vuelva. Que vuelva y tú vete. ¡Ahora!
-No me voy a ir contigo así.- la tomé entre mis brazos y la cargué, buscando a Sheyla.- ¿Viste a Shey? Ah, claro... ¿para que te pregunto a ti viendo tu estado?
-Mi estado... pero si no estoy mal.- se movía salvajemente- ¡Déjame bajar! No soy ninguna niña.
-Te comportas como una- la regañé- Te dije que se aprovecharían de ti. Te lo dije.


Encontré a Rafael en un rincón, casi durmiendo. Siempre prefiere ver una película tranquila, que una fiesta fuera de control como ésta. Me acerco a él aún con Angie en mis brazos y pataleando para que la deje ir.


-¿Has visto a Shey?- pregunté- Mira a Angie como está.
-Dios, ella hablaba en serio- rió divertido por la escena que tenía en frente- Pues Shey está afuera, con Antonio. No creo que sea preciso molestarlos.
-Gracias.


No tenía otro remedio. Subí las escaleras evitando gente, preguntas y malos pensamientos cerca de a dónde llevaba a Angie, y qué haríamos después. Conozco la casa de Shey, su habitación es la última del pasillo. Me dirigí hacia allá y abrí la puerta con dificultades, pues ella seguía luchando contra mi agarre.


-¡Bájame extraño!- me daba golpes en la espalda.- ¡Esto no está bien, no, no, no...!
-Relájate, estás sola.- traté de calmarla-


La llevé hacia el baño, la senté en la taza, y tomé una pequeña toalla que estaba bien doblada a lado del lavabo. La mojé y saqué el agua extra. Limpié la cara de Angie con cuidado, para refrescarla. Para que se sintiera mejor.


-¿Qué hiciste?- le pregunté mientras seguía talando su car con la toalla- Te lo advertí, te lo advertí.
-Ya... no me regañes- se tranquilizó, aunque se veía cansada.- Tenia que hacer algo...
-¿Algo? ¿Pero por qué esto? –Acaricié su barbilla- Haz lo que quieras. Grítame, ignórame... pero no te hagas daño. Es lo único que te pido, aunque no soy quién para pedirte nada.
-Tengo sueño, mucho sueño.- bostezó después- ¿Podrías llamar a mi madre y le dirías que me quedaré aquí? Por favor.
-Solo si me haces un favor...- ella hizo un gesto gracioso, como desaprobando mi pedido.- Vamos, no es tan difícil.
-Está bien.- suspiró- Dime ya, que si no me quedo dormida en la taza.
-Ya, ya está bien.- su sentido del humor nunca termina- Después de esto, quiero un abrazo. ¿Vale? Mañana. Cuando estés mejor. Y se lo diré a Sheyla, para que si lo olvidas, tenga yo a quien acudir.
-Está bien- suspiró de nuevo.- Hecho.


Salió del baño sin mi ayuda, y yo me quedé un momento más para refrescar mi rostro. Lidiar con Angie es difícil. Aún peor, lidiar con Angie ebria es una pesadilla... una muy tierna pesadilla.


Continuará...  

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⏰ Última actualización: May 08, 2016 ⏰

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