tan lejos y tan cerca

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—¿Qué? —pregunté sin espera.

No sabía si brincar de la felicidad o llorar por que le he fallado. Bueno me fallé a mi, no sé.

—Si, no seré papá de nuevo. Eso significa que todo puede ir bien entre nosotros.

Bien, aquí viene la parte triste. ¿No quería seguir siendo su amante o quería algo más? Es la parte en que me enojo y lloro a la vez porque no puedo tenerlo. Pero así lo conocí y así seguirá siendo.

—Si. Me alegra mucho, yo tambien quería decirte algo.

Escucho un silencio de su parte.

—Claro, dime.

—Iré en dos días a visitar a mi hermana, he pensado que podríamos vernos. ¿Puedes?

—Eh..., wao, me encantaría verte, pero ese día no podré, iremos a la casa de mis padres ya que nos tienen una cena familiar, y bueno, al día siguiente si podré, pero en la mañana, aunque estaré en mi consultorio.

Y todo se dañó. No sabía como describir lo que sentía. Duele saber que no lo veré y que lo que había planeado no se hará.

—Entiendo. Pues... será al día siguiente, creo que podré visitarte, aunque te espere afuera —menciono decepcionada.

—Claro, me alegra que vengas, yo quiero verte, te extraño. Aunque sea un momento será suficiente para que me hagas feliz.

—Me pasa lo mismo —susurro y me contengo para no llorar.

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El famoso día llegó. Tony entendió que debía irme y que regresaré al día siguiente. Solo tendré tiempo de ver unos minutos a Louis e irme. Aunque el piense que me quedaré hasta tarde, eso dependerá de que tanto pueda estar conmigo.

De camino el jodido chofer solo pone baladas para que yo me sienta peor.

Al llegar, Diana, mi hermana, me buscó y nos fuimos a su casa.

—¿Como va todo con Tony? Supongo que ha cambiado.

Ella sabe como era Tony, por eso me hace esa pregunta.

—Ha cambiado mucho, ya no es como antes — respondo desanimada y coloco una cortina, estamos decorando.

—Hmm, suena como que tu no estás convencida. ¿Lo quieres?

Bajo la mirada y suspiro.

—Si, no, bueno no sé, creo que si. Pero estoy confundida.

Me bajo de la silla y ella se acerca a mi.

—Quizás estás enamorada de otro. ¿Verdad?

No entiendo como lo sabe, ojalá mi sobrina no haya dicho nada. Pero tiene razón.

—Quizás si, pero ese amor no puede ser. Son labios prohibidos lo que mi boca no puedes tener. Él es prohibido.

Me siento y agacho la mirada.

—Nada es prohibido si los dos se lo proponen. Sé que debes estar confundida, pero tu corazón sabe a quien quiere de verdad.

Mi hermana me dio bastante consejos y se lo agradecí. Sin duda es la mejor.

Tenemos todo preparado, solo estamos ella, mis dos sobrino, unos amigos de mi cuñado, y yo.

—Ya viene. Todos a su lugares.

Nos escondimos y al momento de abrir la puerta gritamos:

—¡¡SORPRESA!!

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Labios ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora