Capitulo 7 "Al final grito"

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Decido faltar a la escuela y no debo pedírselo a mi padre ya que él no lo notará, seguramente estará con alguna mala compañía bebiendo o vaya quien a saber que. Sinceramente prefiero no saberlo.

Estoy en el hospital, sólo que ahora con ropa limpia y ya más descansada, pasé la noche junto con Liam y luego fui a mi casa para ducharme y cambiarme.

—Voy a comprar algo para desayunar—Le digo tomando mi bolso— ¿Quieres algo?—Él niega como respuesta y yo asiento.

—Riley—Habla antes de que pueda cerrar la puerta llamando mi atención—. Gracias.

—No soy yo la que te salvo la vida Dunbar—Respondo luego de soltar una risita—Traerte un pretzel es lo menos que puedo hacer—El suelta una risita y yo mantengo mi sonrisa— Es en serio, sin ti estaría muerta y te hirieron por mi culpa—Me torno algo seria—. No te haces una idea de todo lo que te debo.

—No es nada—Insiste—. Aunque... Si quieres pagarme... Un pretzel estaría bien—Vuelvo a sonreír mientras niego con la cabeza y cierro la puerta.

***

No puedo evitar pensar en aquel tiempo en primer año donde se decía que yo le gustaba a Liam... Yo siempre creí que no era cierto ya que lo veía como alguien demasiado bueno en todo como para fijarse en mí, ya saben, rubio, ojos azules, jugador de Lacroose, el tipo chico al que Abby se ligaría. Además, nunca me dio ningún tipo de señal de aquello. Ahora la idea de que tal vez no lo hizo por tener que enfrentarse a su vida como hombre lobo ronda por mi cabeza inquietándome, aunque en el fondo, el pensar que puedo gustarle a un chico como Liam me hace sentir más linda.

Que persona más egolatra que soy.

Niego divertida con la cabeza frente a aquel pensamiento ya que pocas veces he pensado en mí como alguien linda, en realidad, usualmente no me preocupa el como me veo, simplemente me visto con lo que encuentro intentando no parecer un lienzo manchado con distintos colores... Wow, apenas ahora pienso en pintar. Realmente necesito hacerlo, es una gran forma de descarga, o al menos a mi me ayuda.

Mientras espero en la cola para comprar el desayuno, saco mi celular y abro la aplicación de dibujo que me encontré, juego con los colores y dejo que mis dedos se muevan por la pantalla, decido dibujar los brillantes ojos amarillos que anoche pude apreciar en Liam y mi ceño se frunce cuando descubro que dibuje una flecha, una común, de color negra, y encima mal hecha. Sigo su dirección con la mirada y ahogo un grito de sorpresa al descubrir que estoy en la biblioteca de la escuela.

Al ser mediodía esta está completamente vacía y sólo escucho mi respiración que no para de ir en aumento. Escucho un llanto y doy pasos tímidos en esa dirección.

En la que apunta la flecha.

El llanto se vuelve más fuerte con cada paso, pero no se hacen una idea de cuanto, es como si por cada paso que diera se agregara un altavoz gigante más para reproducir aquel sonido. Aprieto mis dientes y llevo mis manos a mis oídos intentando callar aquel sonido. Pero apenas logro bajar su intensidad un poco, y con unos pocos pasos más recupera su intensidad.

Intento retenerlo pero no puedo y las ganas de gritar llenan mi cuerpo con rapidez, luchando por  encontrar alguna salida, y al final la consigue. 

Al final grito.

Avanzó con rapidez gritando y vuelvo a abrir los ojos al estar frente al espacio entra un estante y otro. 

—¡¿Puedes parar?!—Le grito a la chica que lloraba en el rincón de la librería, logrando que se sobresalte y me mire.

—¿Puedes verme?—Pregunta sorprendida.

Esto debe ser una broma ¡¿Qué si puedo verla?!

—¡No sólo puedo verte! ¡Puedo sentir lo que sientes! ¡Recordar a quien recuerdas! ¡Extrañar a quien extrañas!—Me llevo una mano a la cabeza y suspiro para tranquilizarme— Y si sé algo sobre Allison Argent es que no es la damisela en apuros que espera a que la rescaten.

—Ya no pueden rescatarme.

—¿Eso crees?—La desafío yo y ella levanta una ceja con curiosidad a lo que sonrío— Vamos, tus amigos deben extrañarte.

Miro a mi alrededor confundida, no estoy en la librería.

—¿Señorita se encuentra bien?—Me pregunta el chico del otro lado de la barra y yo lo miro confundida.

  —Eh... Sí—Logro recomponerme rápidamente y el muchacho me extiende un bolsa de papel y unos billetes—. Su compra y su cambio—Sonrío y murmuro un gracias para luego salir de la fila.

Salgo de la tienda abrumada ¿Eso fue real? ¿Lo soñé? ¿Lo recordé? No lo pude haber imaginado. Sinceramente, creo que aquí nada puede ser un simple producto de la imaginación.

Brave » Liam Dunbar「#1」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora