13

585 69 3
                                    

"Las heridas más grandes son provocadas por las personas que amamos."


Capítulo 13: Di tu nombre.

Matthew.

Ay, maldición.

¡Ay, maldición!

¿Qué rayos estás haciendo?

¡¿Qué rayos estoy haciendo?!

Cagando hasta la mierda las cosas, eso haces.

Respiro un par de veces, tratando de calmarme. No recuerdo cómo demonios llegamos a esto. Quizás fue la escena incomoda de besos en la película o el sexo salvaje que vino después. Eso definitivamente provocó que nuestras miradas establecieran un contacto incomodo lleno de curiosidad. O quizás fue ella... simplemente ella. No sé cómo siempre termino embobado mirando cada detalle de su rostro o cada movimiento que hace. Tampoco sé cómo llegamos al punto de estar jodidamente cerca y con sus palabras resonando en mi cabeza.

Te quiero. Te quiero. Te quiero.

Joder, me quiere.

Como hermano.

Intento alejarme de ella, de verdad lo intento. Le ordeno a cada parte de mí, cada célula, neurona, cada musculo, pero me quedo estático mirándola a los ojos. Y en vez de retroceder, avanzo un poco más, buscando su contacto.

Esto está mal, lo sé. Pero, ¿qué diablos voy a hacer?

—Samantha. —murmuro con pesadez. Mi voz se pone más grave, muerdo el interior de mi mejilla.

—Matthew. —susurra mirándome con esos hermosos ojos color misterio.

—Esto...

—Se lo que vas a decir, sólo no lo digas por favor. —suplica separándose un poco de mí.

—Esto no puede ser, Sam. No podemos hacer esto, joder. Somos hermanastros, somos familia. No me vuelvas a besar. —ordeno con seriedad.

Ella suelta una risa tan falsa como la nariz de su madre... nuestra madre. —Tú me besaste, imbécil.

—Porque tú me provocaste. —explico.

—¡Yo sólo estaba comiendo mi helado tranquila! —grita alterada. Está furiosa.

—No, no estabas tranquila. Estabas violando a esa cuchara, lo hacías lentamente y soy un chico, Sam, pensé en cosas sucias. ¡Fueron las hormonas! —explico sin vergüenza.

—¡Guarro! ¡Cochino! ¡Sucio!

—Sí, sí —nuevo mi mano restándole importancia— Si no te hubiera gustado, no me hubieses correspondido. Pero lo hiciste, Sam, me seguiste el beso —sonrío— Mi segundo beso. —susurro para mí.

—Vete.

—¿Disculpa? —pregunto confundido.

—Que te vayas de aquí, no tolero tu presencia. —explica.

—Hace cinco minutos, cuando casi me dejas sin labios, no pensabas lo mismo, hermanita. —una sonrisa burlona no tarda en aparecer.

—¡Eres increíble! —grita.

—Gracias, lo sé. Quisiera decir lo mismo de ti. —guiño sensualmente mi ojo derecho, ya que con el otro parezco tuerto.

—Mira, hermanito. Si no sales de mi habitación yo misma te echaré a patadas, le diré a Morgan que te prohíba la entrada a esta casa para siempre y contrataré dos guardaespaldas para que se aseguren de que no te me acerques. —su ceño fruncido le da ese aspecto de chica ruda pero sus cachetes rechonchos la hacen ver adorable. Sin poder evitarlo, llevo mis manos a sus cachetes y los aprieto suavemente.

Muy Lejos De La Perfección [MLDLP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora