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"No soy todo lo que ves, pero tampoco ves todo lo que soy"

  — Anonimo.


Capítulo 1: Conociendo al enemigo.

Samantha.

Respiro varias veces tratando de controlar los nervios, esta vez juro que no hice nada tan grave, al menos nadie salió herido. Miro a Kira pidiendo ayuda y ella, simplemente, se limita a levantar ambos pulgares dándome a entender que no se va a meter en esto.

Demonios, todo es su culpa. Cambiarme de escuela para estar con ella no fue una buena idea, es decir, podíamos ser amigas estando en escuelas diferentes. Yo bien lejos de todos estos salvajes en mi antigua escuela privada y ella ya se las apañaría sola. No debí seguirle el juego en esa broma, pero vamos, no debí hacer muchas cosas en esta vida. En nuestro segundo semestre de último año, este zoológico fue el único lugar donde nos aceptaron.

Y aquí estoy, frente a la oficina del director esperando que un poco de valentía inunde mi flácido cuerpo para poder tocar la puerta. Miro a Kira otra vez, esperando que se apiade de mí. Rueda los ojos y se acerca a la puerta, justo a mi lado.

—Cobarde. —susurra. Toca la puerta y se lanza a correr como si yo fuese a quitarle la última rebanada de pizza.

¡Maldita seas, Kira!

Me digo a mi misma que no debo confiar en asiáticos de nuevo.

—Pasa. —se escucha segundos después.

Cierro mis ojos, sacudo mis manos y hago los soniditos que hace Sharpey Evans la de High School Musical para dejar los nervios, al abrir los ojos hay dos pares de ojos mirándome con atención mientras tienen una mueca de "mejor ni pregunto" pegada en sus rostros. Suspiro y entro.

Repito. Maldita seas, Kira.

—Señorita... ¿Heavenly? —pregunta con curiosidad sobre mi apellido.

—Sí, señor. —desvío la mirada.

En mi campo de visión aparece una tercera persona, frunzo el ceño al notar como el chico se muerde el labio inferior para contener la carcajada. Vaya, el típico idiota.

—Iré al grano señorita Heavenly, le propongo un trato. —sonríe como Cheshire, el gato de Alicia en el país de las maravillas, y por tercera vez en el día maldigo a Kira.

El chico no aguanta más y suelta la carcajada que ha estado conteniendo desde que vio mi sensual cara entrar a esta oficina, lo fulmino con la mirada y miro al director en busca de ayuda. ¡Pero también se está riendo! Frunzo el ceño lo más posible y bufo.

—Deje de reírse, se supone que usted es la autoridad aquí, Marshall. —suelta el chico entre pequeñas carcajadas. De un momento a otro se atraganta y comienza a toser. La escena me da un poco de gracia pero contengo a toda costa mis ganas de reír.

—Sí, Marshall. Deje de reírse. —ordeno cargando mi voz con la mayor seriedad posible, causando que el director me mire apenado. Aún no entiendo el motivo de sus carcajadas.

—Quita esa cara de estar cagada de miedo, rubia. No es como que Marshall te fuese a pedir sexo a cambio de buenas calificaciones.

Abro la boca ofendida, estoy sin palabras y al parecer Marshall también. Lo noto en el instante que se atraganta con su propia saliva y sus ojos son la réplica de mis hermosos ceros en los exámenes de matemáticas.

—¡Russo! —grita el director— Esas no son formas de hablar, te lo he dicho antes. Por favor, señorita, discúlpenos.

—Hable por usted. —susurra Russo.

Muy Lejos De La Perfección [MLDLP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora