Capítulo 46

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Ahora si podía estar tranquilo, sabiendo que Miranda no sería capaz de acercarse a Deniss y lastimarla de alguna y otra manera, ya bastante la había envenenado con mentiras como para seguir permitiendo que alimentara su odio hacia mí.

—A propósito de todo esto quiero que me expliques como supiste lo de la terraza y que ella estaba aquí esa noche.

La mire con una determinación que me hizo falta desde hace mucho tiempo, no puedo creer lo estúpido que fui al no ponerle un alto, estaba cegado por la lastima y remordimiento, la vi tantas veces tener ataques nerviosos y en ellos siempre me culpaba a mí de su condición, me chantajeaba para quedarme a su lado. Pero ya no más.

Mi mirada era tan severa que pude ver como se encogió en el sofá, adoptando una postura temerosa. Sus rasgos la hacían parecer una mujer inocente, a simple vista podría parecer dulce, pero no era así, era una mujer muy fría, usarla como juego en su momento resultó contraproducente, y claro que me arrepentía por eso estaba a su lado, pero al parecer se había vuelto más mezquina y con un corazón aún más frío. Desde entonces la procuraba al verla aparentemente destruida, pero ella estaba jugando conmigo, mejor dicho se estaba vengando de mí.

Al verla y analizar su comportamiento, pude darme cuenta que antes yo era así, vivíamos en el mismo mundo, un mundo en el que las personas eran tan importantes dependiendo de que tanto poseían, un mundo en el que tus padres no te procuran con amor, lo único que les importa es que tanto puedan crecer sus activos, el egoísmo reinaba en nuestras familias.

Volvieron a mí los recuerdos de cuando era joven y para llamar la atención de mi padre me dedicaba a hacer y deshacer a mi antojo. Lo único que él hacía era tapar mis desastres con dinero, ahora podía ver que si no hubiera salido de ese mundo y conocido a Deniss ahora sería mucho peor que Miranda.

— ¡Habla!

La vi temblar, era hora de que digiera como supo esas cosas.

—Yo... — en su voz podía notar un poco de temor, pero nunca dejo de sonar altanera —Sabemos perfectamente que el dinero mueve montañas y yo le pague al encargado de la recepción del edificio para que me informará de quien entraba y salía de tu departamento, por eso supe que ella estaba aquí, además de que me dijo que no salió como siempre. Lo-lo de la de la terraza fue más complicado pero me esmere en saber a dónde ibas todos los viernes por la noche y descubrí que acudías a ese horrible lugar, persuadí al encargado para que me dejará entrar, nuevamente el dinero hizo lo suyo. Y pude descubrir que hacías ahí, decírselo a esa mocosa... —a mire severa al escuchar cómo se refería a Deniss —a Deniss —escupió —fue sólo un comentario, pero con su reacción pude ver que en efecto la habías llevado ahí y tú no me desmentiste al momento así que fue fácil.

—Definitivamente estas enferma

—Estamos querido

—Exactamente, estamos, sin embargo yo pienso remediarlo, he terminado con todo esto.

No supo que más decir y yo ya no la quería cerca de mí, si quiere destruirse que lo haga, no me culpare más, ella ya no es una joven de 20 años ahora es una mujer de 30 y debe darse cuenta de que sus actos tendrán consecuencias, yo había visto la peor consecuencia que jamás imagine, tenía el odio de la mujer que amo.

—Ahora lo único que me importa es que te mantengas alejada de Deniss, si no atente a las consecuencias.

—Lo haré por mi padre, no por ti.

—Me importa una mierda por quien lo hagas simplemente aléjate

Salió indignada de mi departamento, azotando la puerta, una de las cosas que haré será cambiar la clave cuanto antes, quiero a Miranda fuera de mi vida.

Sólo él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora