Capítulo 26

143K 7.7K 670
                                    










Mi alarma marcaba las 5:30 de la mañana, una nueva semana comienza y sigo siendo el ser más feliz que puede existir, bueno, no sé si el ser más feliz del mundo pero sí, soy muy feliz.

El sábado me divertí tanto a lado de Hudson. Después de salir del torneo compramos comida y fuimos al parque a comer, platicamos de tantas cosas que el tiempo se pasó volando.

Descubrí una parte de Hudson que no conocía, la parte en donde sólo era un hombre de 30 años dispuesto a pasar una tarde agradable, platicar, sonreír, bromear y mirar el atardecer, como un simple mortal, y no como el maestro más guapo y exigente que conocí hace más dos meses, vaya el tiempo pasa tan rápido, que estábamos a prácticamente a mitad de semestre. En cada clase por dos horas me negaba a mirarlo a observarlo como algo más, me negaba a seguir alimentando mi platónico enamoramiento, tenia la idea presente de que nada sucedería entre él y yo, nada como decirle gracias y por favor o alguna otra frase que sólo se daría entre una alumna y su maestro.

Me negaba a creer que la manera en la que me miraba era diferente a como miraba a las demás personas, sentía que me miraba con ternura, con una profundidad inigualable, su voz al decir mi apellido sonaba mas suave en comparación a como llamaba a los demás, siempre creí que era parte de mi imaginación que me hacia una mala pasada por mi tonto enamoramiento, pero todo cambio aquella noche en que me dijo que quería salir conmigo, lo conocí un poco mas, conocí su lado normal y no estricto, y ahora podía decir que fue un sueño hecho realidad y nunca negaría que estar a su lado es el mejor momento de mi vida.





*






A pesar de que hoy tenía entrenamiento, decidí vestirme y arreglarme muy bien, quería verme muy linda para Hudson, era lunes, tampoco me pondría vestido y tacones; tome unos jeans negros y una blusa a cuadros azul y blanco y unos botines con tacón un poco alto, ya estábamos en otoño y esta era la combinación perfecta.

Justo iba saliendo de casa cuando mi celular sonó, era la alerta de mensaje.

Hola nena buenos días, espero que hayas descansado mucho el fin de semana, no sabes cuantas ganas tengo de verte, espero que sean las 11 para verte, ten un excelente día

¡¿En serio?! No puedo creer que este Hudson y él que conocí hace dos meses sean el mismo, creo que es de esos hombres que sabe separar las cosas personales de su vida profesional.

Salí más que feliz de casa, esperando por verlo ¡Qué miedo! ¿Podrían ver los demás lo feliz que era nada más de verlo? Tendría que disimular, siempre me habían dicho que soy muy eufórica con mis emociones y sentimientos, y si estaba triste se notaba y si estaba feliz, ni se diga, era como la felicidad personificada.

Paso el día y cada vez faltaba menos para la clase de Hudson, estaba tan feliz hasta que vi llegar a la coordinadora.

— ¡Hola chicos! ¿Cómo están? —todos contestamos bien, como siempre —vengo a darles un aviso el día de hoy y el miércoles, no tendrán clase con el maestro Hartley, ya que por algunas cuestiones se ausentará, aún no sabemos si también el viernes, pero estos dos días están confirmados, así que pueden retirarse.

¿No vendría Hudson? No me menciono nada, probablemente algo había surgido en estas horas, porque en la mañana su mensaje fue muy claro al decir que nos veríamos.

Deseaba mandarle un mensaje preguntándole si está bien o llamarle, pero siento que si lo hago me vería muy hostigosa, y es lo que menos quiero ser.

Y así pasó la semana, nos avisaron que no tendríamos tampoco clase con él el viernes, así que fue cuando decidí mandarle un mensaje, ya que desde el lunes no sabía nada de él.

Sólo él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora